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Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
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Pantanoso
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Género : Masculino
Rango : Lugarteniente
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El atardecer estaba cayendo, la luz anaranjada que amenazaba con la oscuridad barría todo el campamento con una atmosfera cálida, incluso dulce si podríamos decir. De alguna forma el atardecer era el momento casi que favorito de Pantanoso, muchas veces porque eso significaba que había, o estaba, terminado con sus tareas diarias y podría descansar sus almohadillas. Hoy era algo parecido, solo que sus almohadillas seguían caminando por el suelo herbolario del campamento húmedo.
Caminaba a paso tranquilo hacia la guarida de la curandera, en sus fauces traiga un pescado casi fresco, era de la patrulla de la tarde, habían logrado pescar algunos peces rezagados, pero no eran suficientes para alimentar a todo el campamento. Es por eso que Pantanoso tomo la decisión, casi sin preguntarle a Estrella de Serpiente, de alimentar a los gatos que más lo necesitaban y a los más importantes. Eso significaba: reinas, veteranos, cachorros y la curandera del clan. Luego podrían comer ellos.
Se acercó a la entrada de la curandería, pero sin entrar a ella. Sus ojos apagados buscaron por la oscuridad de la guarida sin encontrar rastros de la gata rojiza, es por eso que dio unos pequeños golpecitos con su gran zarpa en el suelo, levantando tierra, antes de hablar.
— ¿Melodía de Brasas, te encuentras aquí? —. Pregunto, elevando levemente su voz ronca, tuvo que carraspear levemente para quitar ese ronquido de su voz.
Caminaba a paso tranquilo hacia la guarida de la curandera, en sus fauces traiga un pescado casi fresco, era de la patrulla de la tarde, habían logrado pescar algunos peces rezagados, pero no eran suficientes para alimentar a todo el campamento. Es por eso que Pantanoso tomo la decisión, casi sin preguntarle a Estrella de Serpiente, de alimentar a los gatos que más lo necesitaban y a los más importantes. Eso significaba: reinas, veteranos, cachorros y la curandera del clan. Luego podrían comer ellos.
Se acercó a la entrada de la curandería, pero sin entrar a ella. Sus ojos apagados buscaron por la oscuridad de la guarida sin encontrar rastros de la gata rojiza, es por eso que dio unos pequeños golpecitos con su gran zarpa en el suelo, levantando tierra, antes de hablar.
— ¿Melodía de Brasas, te encuentras aquí? —. Pregunto, elevando levemente su voz ronca, tuvo que carraspear levemente para quitar ese ronquido de su voz.
Melodía de Brasas
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Género : Femenino
Rango : Curandero
NPC (Usuario Inactivo)
La luz natural aún lograba iluminar parte de su guarida mientras el sol caía, pero gran parte de ella se mantenía a oscuras. Melodía de Brasas se removía inquieta allí adentro, ansiosa en una esquina, agradecía que el clan estuviera abastecido de hierbas pero no podía evitar su instinto de ofrecer su ayuda para la caza y, en esos casos, le era frustrante tener que morder su lengua y ver como la pila de carne fresca se empequeñecía visiblemente. Oyó pasos por el campamento y entreabrió sus fauces cuando notó el olor a pescado que se asomaba hacia la guarida. Supuso que entonces habría arribado exitosamente la patrulla de caza.
Entonces, pudo reconocer la voz del lugarteniente tras un golpeteo que supuso que cometió para no sobresaltarla al hablar repentinamente. Melodía de Brasas emitió un sonido gutural afirmativo en respuesta. Fue casi inaudible, por lo que se estiró y sacudió levemente antes de acercarse donde se encontraba el gato.
— Pantanoso — saludó —. Sí, aquí estoy — su cola se ondeó y, señalando con ella la guarida, lo invitó a pasar. A pesar de que le resultara placentero una compañía, más cuando había estado tan sumergida en sus pensamientos que había olvidado lo que era interactuar con otro gato, la curiosidad -y la falta de paciencia- la invadió —. ¿Qué te trae por aquí? ¿Hubo algún herido en la patrulla? — Y entonces habló, intentando obviar el hecho del pescado que traía el macho, pues no quería asumir que era para ella, y olfateando el aire en busca de olor a sangre.
Entonces, pudo reconocer la voz del lugarteniente tras un golpeteo que supuso que cometió para no sobresaltarla al hablar repentinamente. Melodía de Brasas emitió un sonido gutural afirmativo en respuesta. Fue casi inaudible, por lo que se estiró y sacudió levemente antes de acercarse donde se encontraba el gato.
— Pantanoso — saludó —. Sí, aquí estoy — su cola se ondeó y, señalando con ella la guarida, lo invitó a pasar. A pesar de que le resultara placentero una compañía, más cuando había estado tan sumergida en sus pensamientos que había olvidado lo que era interactuar con otro gato, la curiosidad -y la falta de paciencia- la invadió —. ¿Qué te trae por aquí? ¿Hubo algún herido en la patrulla? — Y entonces habló, intentando obviar el hecho del pescado que traía el macho, pues no quería asumir que era para ella, y olfateando el aire en busca de olor a sangre.