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Bienvenido,
Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
¡Apertura! Sean bienvenidos
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Desmochado
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Oscuridad.
Por lunas Desmochado se ha sumido en la oscuridad absoluta debido a su trabajo, a su posicion, a su marca de vida. A su castigo. A su escodite. El macho de cabeza roja y cara desfigurada salio de uno de los tuneles del campamento, haciendo su presencia ser vista por los gatos del clan, quienes no tardaron en girar sus cabezas y clavar sus ojos en él, el desfigurado, el loco, el violento. El recibimiento de su propio clan no era calido y él tampoco lo haria serlo, mostrando sus colmillos y caminando con dificultad hacia la guarida del curandero.
Como era común, Desmochado fue enviado al aguarida del curandero por orden de Petalo Polvoroso para hacerse ver sus ojos, luego del incidente su fotofobia habia empeorado por la cantidad de horas y dias hasta semana que pasaba en los tuneles, escondiendose de las vistas, saliendo solo de noche a comer y entrenar por su propia cuenta como deberia haberlo hecho cuando era aprendiz.
Como una plaga, los gatos se abrian paso a su alrededor y si no lo hacian, Desmochado los intimidaria con su cara desfigurada de pocos amigos, no queria ni necesitaba a nadie a su lado.
— Hemos llegado —. Anuncio.
Como era "comun" algunas veces hablaba en tercera persona, anunciando la presencia de él y sus voces en la guarida del curandero, Enebro. Estaba viendo muy mal, pues lo habrian sacado de los tuneles en el dia, con el sol pegado a flor de tope, haciendole incapaz de ver por el dolor en sus ojos y el brillo cegandole los mismos. Sus pupilas dilatadas al maximo esplendor, con una pequeño brillo blanquecino en ellos, impacientes de volver a la paz de la oscuridad de nuevo.
Por lunas Desmochado se ha sumido en la oscuridad absoluta debido a su trabajo, a su posicion, a su marca de vida. A su castigo. A su escodite. El macho de cabeza roja y cara desfigurada salio de uno de los tuneles del campamento, haciendo su presencia ser vista por los gatos del clan, quienes no tardaron en girar sus cabezas y clavar sus ojos en él, el desfigurado, el loco, el violento. El recibimiento de su propio clan no era calido y él tampoco lo haria serlo, mostrando sus colmillos y caminando con dificultad hacia la guarida del curandero.
Como era común, Desmochado fue enviado al aguarida del curandero por orden de Petalo Polvoroso para hacerse ver sus ojos, luego del incidente su fotofobia habia empeorado por la cantidad de horas y dias hasta semana que pasaba en los tuneles, escondiendose de las vistas, saliendo solo de noche a comer y entrenar por su propia cuenta como deberia haberlo hecho cuando era aprendiz.
Como una plaga, los gatos se abrian paso a su alrededor y si no lo hacian, Desmochado los intimidaria con su cara desfigurada de pocos amigos, no queria ni necesitaba a nadie a su lado.
— Hemos llegado —. Anuncio.
Como era "comun" algunas veces hablaba en tercera persona, anunciando la presencia de él y sus voces en la guarida del curandero, Enebro. Estaba viendo muy mal, pues lo habrian sacado de los tuneles en el dia, con el sol pegado a flor de tope, haciendole incapaz de ver por el dolor en sus ojos y el brillo cegandole los mismos. Sus pupilas dilatadas al maximo esplendor, con una pequeño brillo blanquecino en ellos, impacientes de volver a la paz de la oscuridad de nuevo.
Enebro
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Género : MASCULINO
Rango : Curandero
Narrador
El curandero pensaba en sus usuales labores a completar mientras disfrutaba de la sombra proporcionada por su guarida, un tanto inclinada sobre la superficie del terreno, cuando oyó la característica voz de Desmochado anunciarse ante él. Se paró para recibirlo, indixándole con amabilidad que pasara. Sabía lo mucho que el gato detestaba los rayos de sol, su sensibilidad ocular le hacía casi imposible caminar por el campamento durante el día.
---Buenos días, Desmochado--- respondió con cordalidad. ---Pasa, aquí hay un poco más de sombra.---
Mientras su paciente se ponía un poco más cómodo, el curandero inspeccionaba las hierbas necesarias en caso de que su compañero tunelero necesitara alivio. Su apariencia -aunque era causa de malas miradas en el Clan del Viento- no le resultaba motivo de desprecio ni amargura, después de todo, no era su lugar juzgarlo ni cuestionarlo. La imparcialidad era algo que Enebro se tomaba evidentemente muy a pecho, independientemente de las razones que lo habían conducido a ser como era hoy en día, su labor era nada más y nada menos que asistirlo. Pasó su pata en el aire, enfrente del rostro de Desmochado para revisar sus reacciones en base a la vista.
---Pétalo Polvoroso te ha dicho que vengas, me imagino. ¿Sientes dolor en la vista? ¿O incomodidad?--- preguntó primeramente. ---Si es así, puedo suministrarte algunas hierbas---
---Buenos días, Desmochado--- respondió con cordalidad. ---Pasa, aquí hay un poco más de sombra.---
Mientras su paciente se ponía un poco más cómodo, el curandero inspeccionaba las hierbas necesarias en caso de que su compañero tunelero necesitara alivio. Su apariencia -aunque era causa de malas miradas en el Clan del Viento- no le resultaba motivo de desprecio ni amargura, después de todo, no era su lugar juzgarlo ni cuestionarlo. La imparcialidad era algo que Enebro se tomaba evidentemente muy a pecho, independientemente de las razones que lo habían conducido a ser como era hoy en día, su labor era nada más y nada menos que asistirlo. Pasó su pata en el aire, enfrente del rostro de Desmochado para revisar sus reacciones en base a la vista.
---Pétalo Polvoroso te ha dicho que vengas, me imagino. ¿Sientes dolor en la vista? ¿O incomodidad?--- preguntó primeramente. ---Si es así, puedo suministrarte algunas hierbas---
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- ⋆。°✩⸙✩⋆。°arte og por Leonid Nasyrov
Desmochado
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La cordialidad del curandero hizo que Desmochado bajara, un poco, su altimetro de agresividad con él. Desde siempre, el curandero Enebro se habia mostrado cordial con él, incluso cuando todo el clan supo su error de cruzar la frontera. Enebro le habia curado y proporcionado alivio, por lo que apesar de todo sabia que debia ser mas... amable con él por su trato desprejuicioso.
Asintio con su cabeza al saludo del curandero mientras pasaba en busqueda de mas sombra.
Se sento en uno de los lechos, esperando que Enebro termine su revision con él para volver a su trabajo en los tuneles, lejos de todos y sus miradas, de sus burlas y sus molestias. A la oscuridad donde podria ser él sin ser juzgado mientras peleaba con sus voces.
No tardo demasiado en que una pata del curandero se eleve frente a su cara, provocando que Desmochado arrugue la nariz y corra levemente la vista debido a la sensibilidad que el viento provocaba, llenandole los ojos con odiosas lagrimas que no saldrian de ellos.
— Quiere que hagamos la revision de rutina —. Comento, gruñendo.
Le molestaba, en cierto aspecto, que Petalo Polvoroso lo obligue a él a tener revisiones con Enebro, estaba de lo mas perfecto y no lo necesitaba, lo que necesitaba es que dejen de cargarlo de trabajo y molestarlo con corredores inutiles que no sabian tener orientacion bajo tierra. Cuando el curandero ofrecio la posibilidad de darle hierbas para calmar su malestar, Desmochano no lo nego, de hecho asintio casi emocionado de tener hierbas para calmar su molestia.
— Eso estaria bien —. Comento, mas ameno, viendo al curandero elegir un par de hierbas.
Si podria darle semillas para dormir seria algo mas que espectacular, las noches eran insufribles, peor eran las noches de lluvia, donde los tuneles tenian, a veces, la maldita costumbre de inundarse de vuelta. Petalo Polvoroso siempre menciona la gran inundacion de los tuneles varias lunas atras.
Asintio con su cabeza al saludo del curandero mientras pasaba en busqueda de mas sombra.
Se sento en uno de los lechos, esperando que Enebro termine su revision con él para volver a su trabajo en los tuneles, lejos de todos y sus miradas, de sus burlas y sus molestias. A la oscuridad donde podria ser él sin ser juzgado mientras peleaba con sus voces.
No tardo demasiado en que una pata del curandero se eleve frente a su cara, provocando que Desmochado arrugue la nariz y corra levemente la vista debido a la sensibilidad que el viento provocaba, llenandole los ojos con odiosas lagrimas que no saldrian de ellos.
— Quiere que hagamos la revision de rutina —. Comento, gruñendo.
Le molestaba, en cierto aspecto, que Petalo Polvoroso lo obligue a él a tener revisiones con Enebro, estaba de lo mas perfecto y no lo necesitaba, lo que necesitaba es que dejen de cargarlo de trabajo y molestarlo con corredores inutiles que no sabian tener orientacion bajo tierra. Cuando el curandero ofrecio la posibilidad de darle hierbas para calmar su malestar, Desmochano no lo nego, de hecho asintio casi emocionado de tener hierbas para calmar su molestia.
— Eso estaria bien —. Comento, mas ameno, viendo al curandero elegir un par de hierbas.
Si podria darle semillas para dormir seria algo mas que espectacular, las noches eran insufribles, peor eran las noches de lluvia, donde los tuneles tenian, a veces, la maldita costumbre de inundarse de vuelta. Petalo Polvoroso siempre menciona la gran inundacion de los tuneles varias lunas atras.