Zarpa de Ortiga tenía muchos nervios, hoy, de todos los días, era su exámen que determinaría si obtendría su nombre de guerrera o se atrasaría unas lunas más. El hecho de sentirse más adulta que el resto de aprendices no era motivo de orgullo, al contrario: le apenaba sentir que pisaba los talones de sus compañeros.

Sin embargo, confiaba aunque sea un poco en su mentora Rabo de Salmón, cuya sabiduría la había guiado las últimas lunas, además de Pantanoso y su líder Estrella de Serpiente. No esperaba que el tricolor le tuviera demasiada consideración especial, aunque eran cercanos no le correspondía algo así. Respirando para intentar calmarse, se dispuso a buscar a su mentora en la guarida de los guerreros, procurando que la ansiedad no se apoderara de ella.

—Rabo de Salmón —llamó, para no molestarla trató de que fuera un tono calmado, aunque su pelaje erizado daba la pauta de que estaba todo menos relajada, con sus ojos amarillentos algo dispersos. “Por favor, el Clan Estelar o quién sea” tragó saliva, no quería resignarse a otra luna más de las mismas actividades, de las mismas expectativas, era muy sofocante .