Zarpa Quebrada se encontraba en una partida de caza en el territorio norte del campamento del Clan del Trueno. Se habían decidido separar para cazar mejor... Aunque la joven gata presentía que simplemente no querían pasar más tiempo del necesario cerca de ella, pero bueno, no es que no estuviera acostumbrada ya a ese trato... Y podía ser peor honestamente. (Algún día me aceptarán de lleno) se dijo a sí misma reconfortandose; dejó sus pensamientos a un lado, de momento tenía una tarea más importante delante, cazar presas para el Clan. Si quería demostrarle a todos que podía cazar igual o incluso mejor que cualquier gato de Clan, o siquiera impresionarlos con su abundante captura para incluso un aprendiz, entonces tal vez subsidirían las miradas desdeñosas y las burlas, las interminables comparaciones a los cachorros de Llamado Glacial, que aún ni podían correr en línea recta o sin tropezar, o las conversaciones a sus espaldas de las que ella sabía era el tema principal... No era nada fácil la verdad ser ella, pero no sé rendiría tan fácilmente.

Con su nariz y orejas alertas no tardó en captar el olor a conejo?! Era perfecto, si se aparecía en el campamento con un jugoso conejo, nadie podría quejarse, sería una hazaña cazarlos ella sola, más ahora que pronto escasearian las presas, no podía esperar a ver el rostro de Llamado Glacial al ver como lo traía de vuelta, un conejo casi tan grande como ella. El rastro era fresco, y caminando con cautela logró encontrarlo más adelante, mordisqueando unas bayas con sus dientecillos, no tenía idea aún de su presencia.

La gata de pelaje mitad y mitad se acercó con suma cautela y adoptando la posición de caza, tal como le habían enseñado, aún no había cazado un conejo por su cuenta, pero según lo que le había comentado su mentora, era algo parecido a las ardillas, sus sentidos eran muy agudos y por tanto eran difíciles de capturar... el más mínimo error y los perderías de vista. Intentando poner el menor peso posible en sus patas y no hacer ruido, sosteniendo incluso su respiración. Estaba ya muy cerca cuando un chillido en las ramas... Un tordo entrometido alertó a su presa, quien salió disparada. Zarpa Quebrada no tardó ni un segundo en seguirlo, maldiciendo mentalmente por su mala suerte, pero ella era joven, ágil y veloz, no como un gato más adulto y grande, y las últimas lunas de entrenamiento la habían vuelto más fuerte y resistente, más familiarizada con el territorio.

La presa se estaba dirigiendo hacia el sendero atronador entre su pánico. (Cagarrutas de zorro) Si llegaba a cruzarlo básicamente le estaría regalando la presa al clan de la sombra... Con lo regordete que estaba ese conejo, no podía permitírselo! Eso sí que no! No escucharía el final de los insultos y la decepción si regresará con las Zapas vacías y con tal historia para contar. Agarró más impulso en su persecución, acercándose cada vez más a su presa.

Se abalanzó sobre ella cuando estuvo en la distancia perfecta, y... Para su sorpresa o suerte, lo atrapó entre sus fauces, matandolo instantáneamente con una mordida al cuello, el conejo primero se retorció un poco, y luego quedó inerte... La gata no tuvo tiempo de alegrarse por su captura, ya que en ese preciso momento se dió cuenta de dónde estaba, y del terrible error que había cometido. Así es, se encontraba justo en el medio del enorme sendero atronador, y cada instante más cerca, podía sentir el retumbar de un monstruo de los dos patas acercarse. Estaba tan concentrada en su presa que no se dió cuenta del cambio del terreno bajo sus patas, el olor a conejo disfrazó el acre y nauseabundo olor del sendero... Ya era muy tarde. Su mente quedó momentáneamente paralizada, procesando la situación, una mezcla de terror y duda, sobre si salir corriendo, hacia dónde, y si debía arrastrar a la presa que aún sostenía fuertemente entre sus fauces y que tanto trabajo le había costado capturar.