Últimos temas
Inscripción a Santa SecretoAyer a las 1:14 am por Cardeña
Blooming new — Abierto al Clan del Trueno [Ceremonia de Aprendiz]Jue Dic 05, 2024 11:21 pm por Corazón de Arena
En son de paz - Rol frontera Clan del Trueno - AbiertoJue Dic 05, 2024 5:40 am por Plateado
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅ Busqueda dE INTERES AMOROSO ⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ CEFERINAJue Dic 05, 2024 1:52 am por Ceferina
Registro de multicuentasMiér Dic 04, 2024 11:42 pm por Pantanoso
estan en los clanes - RelatoMar Dic 03, 2024 4:08 am por Plateado
Solicitud de cierre de temasMar Dic 03, 2024 12:09 am por Zarpa de Jazmín
Raíces Heladas [ASAMBLEA]Lun Dic 02, 2024 1:00 am por Estrella Rota
— setout — pantanoso & lluvia escarchada (publico)Sáb Nov 30, 2024 5:21 pm por Pantanoso
Bienvenido,
Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
¡Apertura! Sean bienvenidos
No hay nada nuevo por aquí
Desmochado
Icon :
Mensajes : 14
Estrellas : 451
HP :
Género : Masculino
Rango : Excavador
Usuario
Sin saber, la noche habia caido sobre el campamento del Clan del Viento y Desmochado se vio tentado a salir de los tuneles por algo de comida fresca, asqueado de la comida sucia, polvorosa o vieja que muchas veces le llegaba a los tuneles por algun que otro tunelero o algun guerrero destinado a esa tarea, y siempre eran ellos: los tuneleros, quienes comian las sobras o la comida vieja de los corredores de praderas.
Gruño por el pensamiento.
Cual oso saliendo de la hivernacion, Desmochado hizo a un lado a sus propios compañeros tuneleros con gruñidos y siseos, marcando quien iba a ser el primero en comer algo, agradecido que Petalo Polvoroso no estaba cerca para castigarlo por su comportamiento feroz.
Su deseo de comida fresca fue tal que termino por arrebatarle de las garras un conejo a un jovensicimo guerrero, no recordaba su nombre pero recordaba que su nombramiento de guerrero habia sido no hacia poco. Giro su cabeza lentamente hacia el guerrero delgado, sus fauces abiertas y manchadas por la presa recien tomada, su rostro deformado siendo oscurecido por la poca luz de la noche, era una imagen impropia de un tunelero, gatos pequeños y asustadisos.
— ¿Que miras, lebrato? —. Amenazo al guerrero, esperando ninguna respuesta mas que un "nada" o un silencio de parte del menor.
Gruño por el pensamiento.
Cual oso saliendo de la hivernacion, Desmochado hizo a un lado a sus propios compañeros tuneleros con gruñidos y siseos, marcando quien iba a ser el primero en comer algo, agradecido que Petalo Polvoroso no estaba cerca para castigarlo por su comportamiento feroz.
Su deseo de comida fresca fue tal que termino por arrebatarle de las garras un conejo a un jovensicimo guerrero, no recordaba su nombre pero recordaba que su nombramiento de guerrero habia sido no hacia poco. Giro su cabeza lentamente hacia el guerrero delgado, sus fauces abiertas y manchadas por la presa recien tomada, su rostro deformado siendo oscurecido por la poca luz de la noche, era una imagen impropia de un tunelero, gatos pequeños y asustadisos.
— ¿Que miras, lebrato? —. Amenazo al guerrero, esperando ninguna respuesta mas que un "nada" o un silencio de parte del menor.
Salpicadura de Trucha
Icon :
Mensajes : 49
Estrellas : 733
HP :
Género : Macho
Rango : Guerrero
Usuario
Salpicadura de Trucha llegó al campamento con las patas pesadas y el corazón latiendo con fuerza, una mezcla de orgullo y cansancio después de una larga patrulla. Desde su reciente nombramiento como guerrero, había sentido la presión constante de demostrar su valía, de borrar la mancha de haber fallado su primer examen. Había sido una jornada dura, corriendo sin descanso para marcar los límites del territorio y vigilando el horizonte en busca de cualquier signo de intrusión. Lo único que quería ahora era comer, descansar y prepararse para lo que fuera que el Clan le pidiera al día siguiente. Caminó directo hacia la pila de presas, sus patas todavía cubiertas del polvo de las llanuras, y eligió un conejo. No era grande, pero parecía fresco. Su estómago rugió al imaginar el sabor, y con la boca hecha agua, buscó un lugar tranquilo para sentarse y devorarlo. Apenas había dado un par de pasos cuando una sombra grande y desgarbada emergió de la entrada al campamento.
Desmochado.
Salpicadura de Trucha siempre había sentido una mezcla de incomodidad y curiosidad hacia el túnelero. Sabía que muchos evitaban su mirada, especialmente desde el incidente que lo había desfigurado, pero a Salpicadura le molestaba más su actitud que su rostro. Era difícil encontrar algo más intimidante que la figura demacrada y musculosa del gato pálido, con su rostro deformado a la sombra y su presencia que parecía devorar el aire a su alrededor. Antes de que pudiera reaccionar, Desmochado se abalanzó sobre él como un depredador nocturno, arrebatándole el conejo con un movimiento brusco. El joven guerrero quedó paralizado por un instante, mirando incrédulo cómo el túnelero se apartaba con la presa, sus fauces manchadas de sangre fresca mientras lo devoraba sin pudor.
El silencio se rompió con la voz ronca y amenazante de Desmochado: "¿Qué miras, lebrato?"
Por un momento, Salpicadura de Trucha sintió la chispa del miedo. Desmochado no era cualquier túnelero. Era un gato con una reputación que mezclaba respeto y terror, alguien que había enfrentado una vida tan dura que la oscuridad parecía haberlo consumido por completo. Pero el miedo no tardó en transformarse en enojo. Desde que se había convertido en guerrero, Salpicadura había trabajado más duro que nunca para recuperar su honor, para demostrar que no era débil ni incapaz. Había soportado los susurros, las miradas de juicio y la sensación constante de que no era suficiente. Y ahora, después de un día agotador, ¿tenía que soportar que alguien como Desmochado lo tratara como un aprendiz sin valor?
Con un movimiento rápido, se irguió, sus orejas se movieron hacia atrás, y su cola se hinchó como una bandera de desafío.
—Lo que veo, Desmochado —dijo, su voz clara pero cargada de emoción contenida—, es a un gato que no entiende el Código Guerrero. Esa era mi presa, y no pienso dejar que alguien como tú me la arrebate sin más.
Se adelantó un paso, los ojos brillando con furia. El corazón le latía con fuerza, pero su postura no cedía. Sabía que muchos lo llamarían imprudente por enfrentarse a un gato como Desmochado. Sabía que el túnelero podía aplastarlo si se lo proponía, pero Salpicadura de Trucha estaba harto. Harto de ceder. Harto de callar. No hoy.
—Si tienes hambre, caza tu propia comida o pide permiso como cualquier otro. Pero si crees que puedes intimidarme porque soy joven, estás muy equivocado.
Desmochado.
Salpicadura de Trucha siempre había sentido una mezcla de incomodidad y curiosidad hacia el túnelero. Sabía que muchos evitaban su mirada, especialmente desde el incidente que lo había desfigurado, pero a Salpicadura le molestaba más su actitud que su rostro. Era difícil encontrar algo más intimidante que la figura demacrada y musculosa del gato pálido, con su rostro deformado a la sombra y su presencia que parecía devorar el aire a su alrededor. Antes de que pudiera reaccionar, Desmochado se abalanzó sobre él como un depredador nocturno, arrebatándole el conejo con un movimiento brusco. El joven guerrero quedó paralizado por un instante, mirando incrédulo cómo el túnelero se apartaba con la presa, sus fauces manchadas de sangre fresca mientras lo devoraba sin pudor.
El silencio se rompió con la voz ronca y amenazante de Desmochado: "¿Qué miras, lebrato?"
Por un momento, Salpicadura de Trucha sintió la chispa del miedo. Desmochado no era cualquier túnelero. Era un gato con una reputación que mezclaba respeto y terror, alguien que había enfrentado una vida tan dura que la oscuridad parecía haberlo consumido por completo. Pero el miedo no tardó en transformarse en enojo. Desde que se había convertido en guerrero, Salpicadura había trabajado más duro que nunca para recuperar su honor, para demostrar que no era débil ni incapaz. Había soportado los susurros, las miradas de juicio y la sensación constante de que no era suficiente. Y ahora, después de un día agotador, ¿tenía que soportar que alguien como Desmochado lo tratara como un aprendiz sin valor?
Con un movimiento rápido, se irguió, sus orejas se movieron hacia atrás, y su cola se hinchó como una bandera de desafío.
—Lo que veo, Desmochado —dijo, su voz clara pero cargada de emoción contenida—, es a un gato que no entiende el Código Guerrero. Esa era mi presa, y no pienso dejar que alguien como tú me la arrebate sin más.
Se adelantó un paso, los ojos brillando con furia. El corazón le latía con fuerza, pero su postura no cedía. Sabía que muchos lo llamarían imprudente por enfrentarse a un gato como Desmochado. Sabía que el túnelero podía aplastarlo si se lo proponía, pero Salpicadura de Trucha estaba harto. Harto de ceder. Harto de callar. No hoy.
—Si tienes hambre, caza tu propia comida o pide permiso como cualquier otro. Pero si crees que puedes intimidarme porque soy joven, estás muy equivocado.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
───── ୨୧ ─────
Desmochado
Icon :
Mensajes : 14
Estrellas : 451
HP :
Género : Masculino
Rango : Excavador
Usuario
Pronto el tunelero se vio respondido por el guerrero joven, las fosas nazales de Desmochado se abrieron en par, captando un conjunto de olores, miedo, enojo, incomodidad, nerviosismo. Estaba claro que el guerrero a pesar de querer dar un paso atras se mostraba firme en su postura. Postura que no iba a hacer ceder al tunelero nocturno, pero si le daba una estrella por su valentia.
El gato desfigurado escupio la liebre a sus pies de forma brusca, como aquel que escupe una espina de su boca, una presa rancia de sus fauces. Gotas e hilos de saliva se pegaron a las fauces abiertas del tunelero.
— Tu me recuerdas a alguien —. Comenzo, casi suave, como una especie de elogio por parte del tunelero. — Esta muerto ahora —. Acabo por decir con sarna y aburrimiento.
Al ver como el pecho del guerrero subia y bajaba, su garra desenvainada se poso sobre el conejo babeado y manoseado por el tunelero. Acerco su cabeza como una hiena oliendo su carroña, al aire alrededor estaba tenso de guerreros y tuneleros que miraban lo que ocurrian, quizas intrigados, quizas divertidos o quizas lo bastante asustados del tunelero inestable como para interferir. Desmochado era una cuerda floja, contradecirlo podria ir desde una molestia hasta un intento de mordida o arañazo de su parte.
¿Intimidarlo solo por ser joven? — Cachorro, ni siquiera se quien eres —. Admitio, alargando sus palabras acidas en la cara del guerrero. — Pero cuando trabajes dia y noche metido en un tunel, alejados de todos en la oscuridad; cuando tus ojos se derritan por la incapacidad de aguantar la luz sabras lo que es el verdadero trabajo duro —.
Cada palabra que salia de su boca, mordazmente susurrante como si se calara en los huesos del otro individuo, eran respaldados por una dentellada de colmillos amarillentos. Desmochado jamas tendria que haber sido tunelero, su altura y su corpulencia denotaban que debia haber sido un corredor de prados y un guerrero; pero los destinos de la vida no siempre eran justos.
Piso el conejo manoseado con su polvorosa y embarrada pata tracera mientras acercaba su cabeza hacia la del joven, regalandole un poco de su aliento aspetoso y su calida respiracion.
— Se un buen corredor de prados y caza otro conejo para ti —.
Muy lento. Ese guerrero era muy lento, para Desmochado no importa quien lo habria cazado sino quien era el primero en llevarselo. No respetaba ningun codigo porque al final del dia no habia Codigo Guerrero que rija en los tuneles. Era un vacio legal que Desmochado habia descubierto, alli podrias gritar todo lo que quieras pero jamas serias escuchado, o si lo fueras jamas serias encontrado sin la ayuda de otro tunelero. Es entonces que Desmochado se rige por la ley mas primitiva de todas: el mas fuerte y rapido sobrevive, el mas debil y lento muere.
El gato desfigurado escupio la liebre a sus pies de forma brusca, como aquel que escupe una espina de su boca, una presa rancia de sus fauces. Gotas e hilos de saliva se pegaron a las fauces abiertas del tunelero.
— Tu me recuerdas a alguien —. Comenzo, casi suave, como una especie de elogio por parte del tunelero. — Esta muerto ahora —. Acabo por decir con sarna y aburrimiento.
Al ver como el pecho del guerrero subia y bajaba, su garra desenvainada se poso sobre el conejo babeado y manoseado por el tunelero. Acerco su cabeza como una hiena oliendo su carroña, al aire alrededor estaba tenso de guerreros y tuneleros que miraban lo que ocurrian, quizas intrigados, quizas divertidos o quizas lo bastante asustados del tunelero inestable como para interferir. Desmochado era una cuerda floja, contradecirlo podria ir desde una molestia hasta un intento de mordida o arañazo de su parte.
¿Intimidarlo solo por ser joven? — Cachorro, ni siquiera se quien eres —. Admitio, alargando sus palabras acidas en la cara del guerrero. — Pero cuando trabajes dia y noche metido en un tunel, alejados de todos en la oscuridad; cuando tus ojos se derritan por la incapacidad de aguantar la luz sabras lo que es el verdadero trabajo duro —.
Cada palabra que salia de su boca, mordazmente susurrante como si se calara en los huesos del otro individuo, eran respaldados por una dentellada de colmillos amarillentos. Desmochado jamas tendria que haber sido tunelero, su altura y su corpulencia denotaban que debia haber sido un corredor de prados y un guerrero; pero los destinos de la vida no siempre eran justos.
Piso el conejo manoseado con su polvorosa y embarrada pata tracera mientras acercaba su cabeza hacia la del joven, regalandole un poco de su aliento aspetoso y su calida respiracion.
— Se un buen corredor de prados y caza otro conejo para ti —.
Muy lento. Ese guerrero era muy lento, para Desmochado no importa quien lo habria cazado sino quien era el primero en llevarselo. No respetaba ningun codigo porque al final del dia no habia Codigo Guerrero que rija en los tuneles. Era un vacio legal que Desmochado habia descubierto, alli podrias gritar todo lo que quieras pero jamas serias escuchado, o si lo fueras jamas serias encontrado sin la ayuda de otro tunelero. Es entonces que Desmochado se rige por la ley mas primitiva de todas: el mas fuerte y rapido sobrevive, el mas debil y lento muere.
Salpicadura de Trucha
Icon :
Mensajes : 49
Estrellas : 733
HP :
Género : Macho
Rango : Guerrero
Usuario
Salpicadura de Trucha permaneció inmóvil por un instante, el peso de la tensión a su alrededor apretando su pecho como si la misma noche se cerrara sobre él. El aire cargado de polvo y saliva lo hizo fruncir la nariz, y sus garras se clavaron ligeramente en el suelo arenoso. Aunque su mente le gritaba que mantuviera la calma, la voz burlesca de Desmochado seguía retumbando en sus oídos, un eco venenoso que desgarraba su paciencia.
—¿Dices que no sabes quién soy? —su voz salió ronca, como un gruñido contenido—. Soy alguien que no se dejará pisotear por un matón como tú.
Sus palabras estaban cargadas de furia, y mientras hablaba, su mirada se clavó en los ojos hundidos de Desmochado. Con un movimiento rápido, Salpicadura extendió sus garras, sintiendo cómo el aire nocturno rozaba la punta de sus almohadillas. El guerrero dio un paso al frente, sus músculos tensos, listos para la confrontación. La imagen del conejo, aplastado y babeado bajo la pata trasera de Desmochado, se grabó en su mente. Era más que una presa; era un símbolo de la injusticia que el túnelero representaba, de la burla que hacía de los esfuerzos de los demás.
—Tal vez necesites otra cicatriz en tu rostro para recordarte que no eres intocable.
Con un rugido bajo que resonó en su garganta, Salpicadura se impulsó hacia adelante. Sus patas delanteras se alzaron, y sus garras se extendieron con precisión, buscando el rostro ya deformado de Desmochado. El mundo parecía detenerse mientras la figura del guerrero joven cortaba la distancia entre ellos. No era un ataque torpe; aunque estaba impulsado por la emoción, cada movimiento estaba cargado de la fuerza de un gato que se negaba a ser intimidado. Su objetivo era claro: dejar su marca en el túnelero. Salpicadura de Trucha sabía que su acto tendría consecuencias, pero en ese momento, nada importaba más que defender su dignidad y demostrar que el respeto se gana, no se roba. La tensión en el aire se rompió con su ataque, dejando espacio para la respuesta inevitable de Desmochado.
—¿Dices que no sabes quién soy? —su voz salió ronca, como un gruñido contenido—. Soy alguien que no se dejará pisotear por un matón como tú.
Sus palabras estaban cargadas de furia, y mientras hablaba, su mirada se clavó en los ojos hundidos de Desmochado. Con un movimiento rápido, Salpicadura extendió sus garras, sintiendo cómo el aire nocturno rozaba la punta de sus almohadillas. El guerrero dio un paso al frente, sus músculos tensos, listos para la confrontación. La imagen del conejo, aplastado y babeado bajo la pata trasera de Desmochado, se grabó en su mente. Era más que una presa; era un símbolo de la injusticia que el túnelero representaba, de la burla que hacía de los esfuerzos de los demás.
—Tal vez necesites otra cicatriz en tu rostro para recordarte que no eres intocable.
Con un rugido bajo que resonó en su garganta, Salpicadura se impulsó hacia adelante. Sus patas delanteras se alzaron, y sus garras se extendieron con precisión, buscando el rostro ya deformado de Desmochado. El mundo parecía detenerse mientras la figura del guerrero joven cortaba la distancia entre ellos. No era un ataque torpe; aunque estaba impulsado por la emoción, cada movimiento estaba cargado de la fuerza de un gato que se negaba a ser intimidado. Su objetivo era claro: dejar su marca en el túnelero. Salpicadura de Trucha sabía que su acto tendría consecuencias, pero en ese momento, nada importaba más que defender su dignidad y demostrar que el respeto se gana, no se roba. La tensión en el aire se rompió con su ataque, dejando espacio para la respuesta inevitable de Desmochado.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
───── ୨୧ ─────
Desmochado
Icon :
Mensajes : 14
Estrellas : 451
HP :
Género : Masculino
Rango : Excavador
Usuario
Y asi de inesperado, tenia al joven gato agarrado a su piel. El simple hecho del dolor, de la sensacion de tener a alguien agarrado ferozmente a él solo le trajo tragicos recuerdos del lugarteniente del Clan del Rio masacrando su cara, golpeando su cuerpo como un tejon contra las rocas, deformando sus musculos.
Y como una chispa a punto de suceder, Desmochado exploto. El tunelero comenzo a dejar salir gruñidos, siseos y hasta gritos gruturales capaces de calar los huesos de los vistosos. No era sonidos agradables para nada.
La respuesta del tunelero fue rapida, se elevo levemente en su lugar, abrazando con sus largas patas el cuerpo delgado del joven guerrero y mientras este buscaba dejar una marca, la boca sucia de Desmochado consumio la oreja del gato de una panzada. Aferro la oreja en su totalidad en su boca, desde su base, tironeando de ella como una advertencia de que no le costaba mas que un solo movimiento para arracanle la oreja entera y desfigurar la apariencia del gato.
No tuvo miedo en desenvainar sus garras y clavar las uñas en la carne del corredor imprudente, la sensacion no era diferente a clavar las garras en un pedazo de carne de conejo muerto. Con sus garras y su boca cosumiendo su oreja en su totalidad no era mas que una advertencia de que era mejor quedarse quieto, como cuando tenias una serpiente mordiendo tu carne y necesitabas de alguien que la agarre y deje ir tu carne apretando su boca.
Mientras mordia la oreja del joven gato, cada vez mas fuerte mas prudente de sus acciones, sus garras bajaban lentamente por los costados del gato que intentaba atacarlo.
Sus ojos se barrian por su alrededor, miradas desorientadas y preocupadas se clavaban en ellos dos. En el tunelero que estaba a punto de amputarle una oreja entera a un joven gato por un simple pedazo de carne fresca. Escuchaba el crujir de la oreja del gato y el gusto metalico de la sangre comenzaba a aparecer, pequeño pero podia volverse una catarata de sangre si alguien no los separaba.
Y como una chispa a punto de suceder, Desmochado exploto. El tunelero comenzo a dejar salir gruñidos, siseos y hasta gritos gruturales capaces de calar los huesos de los vistosos. No era sonidos agradables para nada.
La respuesta del tunelero fue rapida, se elevo levemente en su lugar, abrazando con sus largas patas el cuerpo delgado del joven guerrero y mientras este buscaba dejar una marca, la boca sucia de Desmochado consumio la oreja del gato de una panzada. Aferro la oreja en su totalidad en su boca, desde su base, tironeando de ella como una advertencia de que no le costaba mas que un solo movimiento para arracanle la oreja entera y desfigurar la apariencia del gato.
No tuvo miedo en desenvainar sus garras y clavar las uñas en la carne del corredor imprudente, la sensacion no era diferente a clavar las garras en un pedazo de carne de conejo muerto. Con sus garras y su boca cosumiendo su oreja en su totalidad no era mas que una advertencia de que era mejor quedarse quieto, como cuando tenias una serpiente mordiendo tu carne y necesitabas de alguien que la agarre y deje ir tu carne apretando su boca.
Mientras mordia la oreja del joven gato, cada vez mas fuerte mas prudente de sus acciones, sus garras bajaban lentamente por los costados del gato que intentaba atacarlo.
Sus ojos se barrian por su alrededor, miradas desorientadas y preocupadas se clavaban en ellos dos. En el tunelero que estaba a punto de amputarle una oreja entera a un joven gato por un simple pedazo de carne fresca. Escuchaba el crujir de la oreja del gato y el gusto metalico de la sangre comenzaba a aparecer, pequeño pero podia volverse una catarata de sangre si alguien no los separaba.
Salpicadura de Trucha
Icon :
Mensajes : 49
Estrellas : 733
HP :
Género : Macho
Rango : Guerrero
Usuario
El cuerpo de Salpicadura de Trucha temblaba por el esfuerzo y el dolor, pero no estaba dispuesto a ceder. Sentía las garras de Desmochado hundiéndose en su costado, y el tirón de su oreja atrapada entre los colmillos del tunelero era una agonía punzante. Cada sacudida, cada gruñido gutural del gato mayor parecía una burla cruel, una declaración de poder que él no podía aceptar.
No aquí. No frente a todos. Ya he aguantado suficiente.
El joven guerrero cerró los ojos por un breve instante, su mente regresando a las lecciones que había aprendido bajo la tutela de Lágrima Ambarina y Cola Blanca. "Cuando no puedes enfrentarte a la fuerza, usa tu agilidad. Sé un río, no una roca." Las palabras de sus mentores resonaron en su interior, y, con un grito gutural, Salpicadura decidió arriesgarlo todo.
Con un movimiento rápido y desesperado, giró su cuerpo, utilizando toda la fuerza de sus patas traseras para impulsarse hacia atrás. El tirón fue brutal, una sensación desgarradora que envió una ola de dolor por todo su cráneo. Su oreja se desgarró parcialmente, y un chorro cálido y pegajoso de sangre manchó su rostro y el suelo arenoso bajo ellos. Un siseo agudo salió de su garganta, pero no se detuvo. Apenas sintió la liberación de la presión en su oreja, giró sobre sí mismo, utilizando su delgado y ágil cuerpo para esquivar las patas delanteras de Desmochado. Antes de que el tunelero pudiera reaccionar completamente, Salpicadura de Trucha saltó con precisión, aterrizando sobre el lomo ancho y polvoriento de su oponente. Desde esa posición elevada, Salpicadura se aferró con fuerza, ignorando el ardor punzante de su oreja mutilada. Sus patas traseras buscaron apoyo mientras sus delanteras se cerraban alrededor del cuello de Desmochado.
No aquí. No frente a todos. Ya he aguantado suficiente.
El joven guerrero cerró los ojos por un breve instante, su mente regresando a las lecciones que había aprendido bajo la tutela de Lágrima Ambarina y Cola Blanca. "Cuando no puedes enfrentarte a la fuerza, usa tu agilidad. Sé un río, no una roca." Las palabras de sus mentores resonaron en su interior, y, con un grito gutural, Salpicadura decidió arriesgarlo todo.
Con un movimiento rápido y desesperado, giró su cuerpo, utilizando toda la fuerza de sus patas traseras para impulsarse hacia atrás. El tirón fue brutal, una sensación desgarradora que envió una ola de dolor por todo su cráneo. Su oreja se desgarró parcialmente, y un chorro cálido y pegajoso de sangre manchó su rostro y el suelo arenoso bajo ellos. Un siseo agudo salió de su garganta, pero no se detuvo. Apenas sintió la liberación de la presión en su oreja, giró sobre sí mismo, utilizando su delgado y ágil cuerpo para esquivar las patas delanteras de Desmochado. Antes de que el tunelero pudiera reaccionar completamente, Salpicadura de Trucha saltó con precisión, aterrizando sobre el lomo ancho y polvoriento de su oponente. Desde esa posición elevada, Salpicadura se aferró con fuerza, ignorando el ardor punzante de su oreja mutilada. Sus patas traseras buscaron apoyo mientras sus delanteras se cerraban alrededor del cuello de Desmochado.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
───── ୨୧ ─────
Brezo Matinal
Icon :
Mensajes : 4
Estrellas : 290
HP :
Género : Femenino
Rango : Guerrero
Usuario
Brezo Matinal dormitaba en su lecho tras un largo día de tareas, aún no alcanzaba a quedarse dormida profundamente ya que una brizna de hierba cosquilleaba en su nariz debido al viento; pero se sentía demasiado somnolienta como para voltearse.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando unos sonoros bramidos se esparcieron en el campamento, provocando que la guerrera levantase la cabeza inmediatamente y el pelo de su cuello se erizara.
"¡Están atacando el campamento!" fue lo primero que pensó, levantándose de su lecho de un brinco, sintiendo cómo el corazón le daba un vuelco en su pecho y corrió con pánico hacia la hondada, lista para alertar a sus compañeros y defender su territorio, y fue entonces cuando presenció una escena insólita: un excavador y un guerrero, peleándose y lastimándose entre sí, como si se trataran de enemigos mortales, o un cazador y su presa.
—¡Deténganse ya! —exclamó ahogada la guerrera— ¡¿Qué creen que están haciendo?!— la gata de color tostado miraba incrédula el suceso frente a sus ojos, pero más irritada, envainó sus garras y recogió del pescuezo a Desmochado, el excavador, para comenzar a alejarlo de el recientemente nombrado Salpicadura de Trucha. Sus fauces capturaron el aroma a miedo y el metálico olor de la sangre que la gata tanto repudiaba, era desagradable. Forcejeó con el macho unos instantes, lo suficiente como para ponerse entre medio de ambos gatos, intentando desesperadamente que no se volvieran a atacar... o quizá la lastimarían a ella en el proceso si alguno decidía saltar.
—¡¿Qué les sucede?! —reiteró la ojiazul, agitada tras el forcejeo. Su tono cambió a uno más suave, pero su ceño se encontraba fruncido y su cola seguía esponjada y agitándose— ¿Se encuentran ambos bien? ¿Qué es lo que hicieron?— su mirada se fijó en Salpicadura de Trucha, quien sangraba profusamente y podía ver su pelaje teñido de rojo en varias partes de su rostro. "Debería ir a ver a Enebro en cuanto sepamos qué sucede aquí" pensó, y luego sus ojos se desviaron hacia el tunelero: un destello recorrió sus ojos, pues aquél gato era casi un desconocido para ella. A Salpicadura de Trucha le había visto crecer, lo había visitado en la maternidad cuando nació, lo vio entrenar y le dio órdenes como a cualquier aprendiz, pero, ¿El tunelero? Jamás habían tenido contacto alguno, los tuneleros se sentían lúgubres para ella, como si no quisieran formar amigos porque no tienen tiempo para eso, siempre con sus cabezas bajo tierra.
Su mirada se quedó fija en el excavador meintras la luz lunar bañaba su pelaje, y una fresca brisa ondeaba su erizada cola que comenzaba a relajarse.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando unos sonoros bramidos se esparcieron en el campamento, provocando que la guerrera levantase la cabeza inmediatamente y el pelo de su cuello se erizara.
"¡Están atacando el campamento!" fue lo primero que pensó, levantándose de su lecho de un brinco, sintiendo cómo el corazón le daba un vuelco en su pecho y corrió con pánico hacia la hondada, lista para alertar a sus compañeros y defender su territorio, y fue entonces cuando presenció una escena insólita: un excavador y un guerrero, peleándose y lastimándose entre sí, como si se trataran de enemigos mortales, o un cazador y su presa.
—¡Deténganse ya! —exclamó ahogada la guerrera— ¡¿Qué creen que están haciendo?!— la gata de color tostado miraba incrédula el suceso frente a sus ojos, pero más irritada, envainó sus garras y recogió del pescuezo a Desmochado, el excavador, para comenzar a alejarlo de el recientemente nombrado Salpicadura de Trucha. Sus fauces capturaron el aroma a miedo y el metálico olor de la sangre que la gata tanto repudiaba, era desagradable. Forcejeó con el macho unos instantes, lo suficiente como para ponerse entre medio de ambos gatos, intentando desesperadamente que no se volvieran a atacar... o quizá la lastimarían a ella en el proceso si alguno decidía saltar.
—¡¿Qué les sucede?! —reiteró la ojiazul, agitada tras el forcejeo. Su tono cambió a uno más suave, pero su ceño se encontraba fruncido y su cola seguía esponjada y agitándose— ¿Se encuentran ambos bien? ¿Qué es lo que hicieron?— su mirada se fijó en Salpicadura de Trucha, quien sangraba profusamente y podía ver su pelaje teñido de rojo en varias partes de su rostro. "Debería ir a ver a Enebro en cuanto sepamos qué sucede aquí" pensó, y luego sus ojos se desviaron hacia el tunelero: un destello recorrió sus ojos, pues aquél gato era casi un desconocido para ella. A Salpicadura de Trucha le había visto crecer, lo había visitado en la maternidad cuando nació, lo vio entrenar y le dio órdenes como a cualquier aprendiz, pero, ¿El tunelero? Jamás habían tenido contacto alguno, los tuneleros se sentían lúgubres para ella, como si no quisieran formar amigos porque no tienen tiempo para eso, siempre con sus cabezas bajo tierra.
Su mirada se quedó fija en el excavador meintras la luz lunar bañaba su pelaje, y una fresca brisa ondeaba su erizada cola que comenzaba a relajarse.
Guepardiña
Icon :
Mensajes : 16
Estrellas : 405
HP :
Género : Femenino
Rango : Aprendiz
Usuario
Guepardiña se estaba tomando un muy merecido descanso luego de tener un largo día de entrenamiento, estaba pasando el rato acicalándose cuando de pronto su nariz sintió el olor de una asquerosa criatura haciendo acto de presencia en el campamento.
Levanto sus orejas cuando de pronto vio a Desmochado quitándole la comida a Salpicadura de Trucha.
¿Cómo se atrevía a salir de su horrible y casi tan asquerosa como el madriguera?
Oh si, odiaba a Desmochado y a todos los excavadores en general, pero esto era una escena digna de ver, definitivamente lo era, la pelea estaba bastante interesante hasta que Brezo Matinal se metió y los obligo a separarse.
Guepardiña rodo los ojos, se levanto de su lugar y camino hasta donde Salpicadura de Trucha, haciendo más distancia de el ahora guerrero y la asquerosa rata excavadora, de reojo miro a Brezo Matinal ¿Cómo se atrevía a darle oportunidad de explicarse a Desmochado?
— ¿A caso eres ciega Brezo Matinal?.- Le gruño a la guerrera.- Ese excavador ataco a Salpicadura de Trucha, se atreve a atacar a uno de sus compañeros de clan como si su posición no fuera lo único malo con lo que tiene que lidiar todos los días.
La felina dorada agito la cola con desprecio en dirección a Desmochado, luego puso su atención de regreso a Salpicadura de Trucha.
— Mira cómo te ha dejado esa rata.- Le maulló al joven guerrero.
Levanto sus orejas cuando de pronto vio a Desmochado quitándole la comida a Salpicadura de Trucha.
¿Cómo se atrevía a salir de su horrible y casi tan asquerosa como el madriguera?
Oh si, odiaba a Desmochado y a todos los excavadores en general, pero esto era una escena digna de ver, definitivamente lo era, la pelea estaba bastante interesante hasta que Brezo Matinal se metió y los obligo a separarse.
Guepardiña rodo los ojos, se levanto de su lugar y camino hasta donde Salpicadura de Trucha, haciendo más distancia de el ahora guerrero y la asquerosa rata excavadora, de reojo miro a Brezo Matinal ¿Cómo se atrevía a darle oportunidad de explicarse a Desmochado?
— ¿A caso eres ciega Brezo Matinal?.- Le gruño a la guerrera.- Ese excavador ataco a Salpicadura de Trucha, se atreve a atacar a uno de sus compañeros de clan como si su posición no fuera lo único malo con lo que tiene que lidiar todos los días.
La felina dorada agito la cola con desprecio en dirección a Desmochado, luego puso su atención de regreso a Salpicadura de Trucha.
— Mira cómo te ha dejado esa rata.- Le maulló al joven guerrero.
Salpicadura de Trucha
Icon :
Mensajes : 49
Estrellas : 733
HP :
Género : Macho
Rango : Guerrero
Usuario
Salpicadura de Trucha se tambaleó cuando finalmente estuvo libre de Desmochado. Su oreja palpitaba con un dolor agudo, y la sangre caliente corría por el costado de su rostro, tiñendo su pelaje gris plateado de rojo. Pero el guerrero no parecía dispuesto a permitir que el túnelero se saliera con la suya, no después de lo que acababa de suceder.
Jadeando, y con el pelaje erizado, dio un paso hacia adelante, ignorando los zumbidos en sus oídos y el mareo que amenazaba con derribarlo. Su mirada ardía de furia, y su voz salió ronca, llena de indignación y orgullo herido.
—¡Ese miserable debería estar bajo tierra, no aquí! —gruñó, sus palabras resonando en el campamento como una acusación cargada de rabia—. ¡Se atreve a atacarme como si fuera un enemigo, como si no fuéramos del mismo clan!
Su cola azotaba el aire detrás de él, reflejando la tormenta que se gestaba en su interior. Sus ojos amarillos brillaron mientras miraba a Brezo Matinal, y luego se clavaron en Desmochado con desprecio.
—¡Tú no eres nadie para venir a quitarme mi presa! —gritó, señalando con un movimiento de su hocico hacia el túnelero—. ¡Debes aprender tu lugar, Desmochado! ¡No eres más que un gato que vive en las sombras!
A pesar del dolor, Salpicadura de Trucha alzó la cabeza, su postura reflejaba más orgullo que nunca, aunque su cuerpo temblara por el esfuerzo. La presencia de Guepardiña junto a él le daba fuerzas, aunque su atención seguía centrada en el túnelero, como si esperara una respuesta o un intento de justificar lo que había hecho.
Finalmente, su mirada se desvió hacia Brezo Matinal, una mezcla de rabia y decepción en sus ojos.
—¿Cómo puedes siquiera dudar de lo que ha pasado? —le reclamó, aunque su tono era menos agresivo—. ¿Acaso parece que yo lo ataqué? Mira lo que hizo. ¡Este tunelero no merece nuestra confianza!
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, mientras Salpicadura jadeaba, su pecho subiendo y bajando con esfuerzo. Pero incluso en medio del caos, su mirada permaneció firme, como si nada en el mundo pudiera quebrar su voluntad en ese momento. Salpicadura de Trucha sentía cómo el aire frío del campamento se colaba entre las heridas abiertas de su rostro. Su oreja lacerada dolía intensamente, pero la ira era un anestésico lo suficientemente fuerte como para eclipsar cualquier sensación física. Entre jadeos, se obligó a mantener la cabeza en alto, mientras sus ojos ardían con una mezcla de furia y algo más oscuro: la sombra de la mentira.
Sabía que había sido él quien había atacado primero. Recordaba con claridad el momento en que, impulsado por el desprecio y su orgullo herido, había saltado sobre Desmochado para dejarle una marca. Pero, ¿Cómo iba a admitirlo ahora? No, no frente a todos. No frente a Guepardiña, que lo miraba como si fuera un héroe maltratado. No frente a Brezo Matinal, que buscaba la verdad en el caos de la pelea.
Apretó las mandíbulas, dejando que la sangre que corría por su mejilla pintara aún más la escena de tragedia.
Jadeando, y con el pelaje erizado, dio un paso hacia adelante, ignorando los zumbidos en sus oídos y el mareo que amenazaba con derribarlo. Su mirada ardía de furia, y su voz salió ronca, llena de indignación y orgullo herido.
—¡Ese miserable debería estar bajo tierra, no aquí! —gruñó, sus palabras resonando en el campamento como una acusación cargada de rabia—. ¡Se atreve a atacarme como si fuera un enemigo, como si no fuéramos del mismo clan!
Su cola azotaba el aire detrás de él, reflejando la tormenta que se gestaba en su interior. Sus ojos amarillos brillaron mientras miraba a Brezo Matinal, y luego se clavaron en Desmochado con desprecio.
—¡Tú no eres nadie para venir a quitarme mi presa! —gritó, señalando con un movimiento de su hocico hacia el túnelero—. ¡Debes aprender tu lugar, Desmochado! ¡No eres más que un gato que vive en las sombras!
A pesar del dolor, Salpicadura de Trucha alzó la cabeza, su postura reflejaba más orgullo que nunca, aunque su cuerpo temblara por el esfuerzo. La presencia de Guepardiña junto a él le daba fuerzas, aunque su atención seguía centrada en el túnelero, como si esperara una respuesta o un intento de justificar lo que había hecho.
Finalmente, su mirada se desvió hacia Brezo Matinal, una mezcla de rabia y decepción en sus ojos.
—¿Cómo puedes siquiera dudar de lo que ha pasado? —le reclamó, aunque su tono era menos agresivo—. ¿Acaso parece que yo lo ataqué? Mira lo que hizo. ¡Este tunelero no merece nuestra confianza!
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, mientras Salpicadura jadeaba, su pecho subiendo y bajando con esfuerzo. Pero incluso en medio del caos, su mirada permaneció firme, como si nada en el mundo pudiera quebrar su voluntad en ese momento. Salpicadura de Trucha sentía cómo el aire frío del campamento se colaba entre las heridas abiertas de su rostro. Su oreja lacerada dolía intensamente, pero la ira era un anestésico lo suficientemente fuerte como para eclipsar cualquier sensación física. Entre jadeos, se obligó a mantener la cabeza en alto, mientras sus ojos ardían con una mezcla de furia y algo más oscuro: la sombra de la mentira.
Sabía que había sido él quien había atacado primero. Recordaba con claridad el momento en que, impulsado por el desprecio y su orgullo herido, había saltado sobre Desmochado para dejarle una marca. Pero, ¿Cómo iba a admitirlo ahora? No, no frente a todos. No frente a Guepardiña, que lo miraba como si fuera un héroe maltratado. No frente a Brezo Matinal, que buscaba la verdad en el caos de la pelea.
Apretó las mandíbulas, dejando que la sangre que corría por su mejilla pintara aún más la escena de tragedia.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
───── ୨୧ ─────
Lágrima Ambarina
Icon :
Mensajes : 41
Estrellas : 1903
HP :
Género : Femenino
Rango : Lugarteniente
Usuario
Vaya temporada de la hoja caída han estado llevando. La constante disminución notoria de presas que no iban más que en declive constante en clara señal de la venida de una nueva y dura época para sus guerreros.
Lo único que agradecía era el aún poder contar con las hierbas suficientes para poder combatir cualquier enfermedad que viniera por delante con la prevista llegada de la hoja caída que traía detrás de sí una de las temporadas más difíciles para todos los clanes.
Últimamente se había percatado de una actitud distante y poco conversadora por parte de Estrella Helada.
Una clara ausencia de comunicación, falta de información y sin ninguna respuesta respecto al... Tratado de alianza que se había propuesto con el clan vecino para obtención mejor de presas para los suyos respectivamente.
Hoy no era la excepción, un intento inútil por intentar descifrar los pensamientos y planes de su líder y guía, obteniendo más que simple gratificación de vacío y preocupación.
Divagando entre sus superposiciones y propios pensamientos, no se había percatado del desorden y caos que se estaba produciendo en el páramo del campamento, estando en una conversación con Enebro hasta que los siseos y bramidos fueron lo suficientemente altos como para alertarla.
Enseguida no tardó mucho en salir a ver el causante de aquel caos que estaba armándose en el medio del campamento.
Fue una total mezcla de sentimientos los que se encontraron, los culpables de aquel alboroto no eran nada más que Desmochado, un excavador lo suficiente reconocido por sus habilidades, que estaba haciendo pelea con Salpicadura de Trucha, su ex aprendiz y ahora guerrero al que se suponía había dado suficientes conocimientos como para que se metiera en esa clase de conflictos.
Habría alcanzando a presenciar como Salpicadura de Trucha se abalanzó contra el felino oscuro, y el mismo no tardó en responder al ataque provocando que pronto las cosas intensificaran de no ser porque Brezo Matinal se interpuso.
No podía permitir esa clase de escenas en el clan, menos permitir que fueran dos gatos lo suficiente mayores como para comprender lo que estaban haciendo.
Rápidamente se abrió paso entre sus compañeros de clan, con las orejas alzadas y la cola erizada de la irritación contenida, agitándose detrás de ella cual víbora arrastrándose conforme de acercaba a su objetivo.
—¡Basta!— Bramó, su voz en alto resonando por el campamento mientras su cuerpo en un ágil movimiento y con un solo salto intervino entre los dos felinos, apartando suavemente con un empujón a Brezo Matinal para evitar que hubiera un tercero lastimado, sus ojos fijándose brevemente en Guepardiña, callando sus comentarios con un siseo.
— Guepardiña, agradecería infinitamente que por esta ocasión, controles firmemente a tus fauces, no es momento de escucharte con tus comentarios despectivos a tus compañeros. Comenzó, claramente no estando de humor para que la aprendiza agravará e intensifique aún más el problema más de lo que ya era.
Sus ojos limas regresaron a los culpables, vagando bruscamente entre Desmochado y su aprendiz, con la mirada llameante de cólera y frustración, su cola esponjada de la ira continuando moviéndose detrás de ella de manera fugaz y serpenteante
—¿Se puede saber la razón del porqué están armando está disputa?— Cuestionó con un tono claramente descontenta por la actitud tan inmadura de dos gatos adultos decididos a resolver su disputa con garras y mordidas. — No se cual es la razón de su actitud tan reprochable, pero definitivamente no amerita el que se atrevan a atacarse mutuamente.
Sus orbes lima flamantes de la irritación y decepción hacia sus guerreros fueron enseguida a clavarse sobre su ex aprendiz. A comparación de las miradas endulzadas y comprensivas que lunas atrás tanto había estado mostrando al más joven, su expresión era de decepción y reproche.
— Salpicadura de Trucha, has estado bajo mi cuidado y aprendizaje durante las lunas restantes de tu aprendizaje, pensé que te había enseñado correctamente cada una de las normas establecidas en el código guerrero. — Replicó, su voz regreso a su estado de serenidad pero la dureza en su mirada mostraba la frustración que mantenía en sus adentros. — Había creído que tenías lo necesario para poder cargar correctamente con tu nuevo rango y nombre para brindar el honor a tu clan.
Vaya que lo había creído, tomo suficiente valor de confianza para haber tomado las habilidades del joven felino como suficientemente dignas para poder aportar a los suyos, pero el sentimiento de decepción floreció al notar su forma de interactuar con sus propios compañeros.
—Sin embargo tal parece que no estás preparado para cargar con tu nombre. De ahora en adelante hasta las siguientes dos lunas, Salpicadura de Trucha, volverás temporalmente a tus labores de aprendiz hasta que demuestres que está riña no se repetirá en un futuro.
Después, sus ojos desviaron su atención hacia Desmochado, mientras sus bigotes se movían con el ceño fruncido en sus fauces, sin mostrar pizca alguna de temor apesar de la apariencia amenazante y aterradora del gato frente a ella.
— Desmochado, tu actitud a sido más que indignante, tu reacción demuestra claramente tu falta de madurez y respeto al resto de tus compañeros, decir que es absurdo tu actitud de hostilidad con tus propios compañeros no se compara en lo absoluto a lo preocupante que es lo que eres capaz de hacer en un desacuerdo.— Masculló, su voz manteniendo la calma anterior, pero con esa misma autoridad y firmeza empleada que en ningún momento tambaleó.
—Al igual que Salpicadura de Trucha, tu cargo de excavador queda destituido temporalmente hasta las próximas dos lunas, claramente tu falta de respeto a tus compañeros de clan da a comprender que te falta mucho que entender del código guerrero.
Seguido de ello, apartó un paso atrás, su pelaje lentamente se alisó, volviendo a su posición anterior con una expresión más tranquila que momentos antes, pese a la furia que aún mantenía emergiendo dentro de su capa de serenidad.
— Salpicadura de Trucha, de aquí a dos lunas quedarás bajo la vigilancia de Ala de Halcón, y Desmochado quedará al cargo total de Pétalo Polvoriento. Tienen prohibido absolutamente salir del campamento sin no es con sus respectivos vigilantes.— Por útlimo, se acercó al par de felinos, deteniéndose frente a ambos observándolos con reprimenda — Ustedes dos, vayan a atenderse con Enebro. Y que sea la última vez que ocurre algo así, no podemos estar desperdiciando hierbas valiosas ahora que se avecina la época sin hojas y también enfermedades graves, solo porque un par de gatos deciden resolver sus disputas con heridas innecesarias.
Finalmente con una sacudida de cola dio por finalizada la disputa, manteniendo su postura autoritaria y esperando con impaciencia a que los guerreros se dispersarán y dieran por ignorado la disputa.
Lo único que agradecía era el aún poder contar con las hierbas suficientes para poder combatir cualquier enfermedad que viniera por delante con la prevista llegada de la hoja caída que traía detrás de sí una de las temporadas más difíciles para todos los clanes.
Últimamente se había percatado de una actitud distante y poco conversadora por parte de Estrella Helada.
Una clara ausencia de comunicación, falta de información y sin ninguna respuesta respecto al... Tratado de alianza que se había propuesto con el clan vecino para obtención mejor de presas para los suyos respectivamente.
Hoy no era la excepción, un intento inútil por intentar descifrar los pensamientos y planes de su líder y guía, obteniendo más que simple gratificación de vacío y preocupación.
Divagando entre sus superposiciones y propios pensamientos, no se había percatado del desorden y caos que se estaba produciendo en el páramo del campamento, estando en una conversación con Enebro hasta que los siseos y bramidos fueron lo suficientemente altos como para alertarla.
Enseguida no tardó mucho en salir a ver el causante de aquel caos que estaba armándose en el medio del campamento.
Fue una total mezcla de sentimientos los que se encontraron, los culpables de aquel alboroto no eran nada más que Desmochado, un excavador lo suficiente reconocido por sus habilidades, que estaba haciendo pelea con Salpicadura de Trucha, su ex aprendiz y ahora guerrero al que se suponía había dado suficientes conocimientos como para que se metiera en esa clase de conflictos.
Habría alcanzando a presenciar como Salpicadura de Trucha se abalanzó contra el felino oscuro, y el mismo no tardó en responder al ataque provocando que pronto las cosas intensificaran de no ser porque Brezo Matinal se interpuso.
No podía permitir esa clase de escenas en el clan, menos permitir que fueran dos gatos lo suficiente mayores como para comprender lo que estaban haciendo.
Rápidamente se abrió paso entre sus compañeros de clan, con las orejas alzadas y la cola erizada de la irritación contenida, agitándose detrás de ella cual víbora arrastrándose conforme de acercaba a su objetivo.
—¡Basta!— Bramó, su voz en alto resonando por el campamento mientras su cuerpo en un ágil movimiento y con un solo salto intervino entre los dos felinos, apartando suavemente con un empujón a Brezo Matinal para evitar que hubiera un tercero lastimado, sus ojos fijándose brevemente en Guepardiña, callando sus comentarios con un siseo.
— Guepardiña, agradecería infinitamente que por esta ocasión, controles firmemente a tus fauces, no es momento de escucharte con tus comentarios despectivos a tus compañeros. Comenzó, claramente no estando de humor para que la aprendiza agravará e intensifique aún más el problema más de lo que ya era.
Sus ojos limas regresaron a los culpables, vagando bruscamente entre Desmochado y su aprendiz, con la mirada llameante de cólera y frustración, su cola esponjada de la ira continuando moviéndose detrás de ella de manera fugaz y serpenteante
—¿Se puede saber la razón del porqué están armando está disputa?— Cuestionó con un tono claramente descontenta por la actitud tan inmadura de dos gatos adultos decididos a resolver su disputa con garras y mordidas. — No se cual es la razón de su actitud tan reprochable, pero definitivamente no amerita el que se atrevan a atacarse mutuamente.
Sus orbes lima flamantes de la irritación y decepción hacia sus guerreros fueron enseguida a clavarse sobre su ex aprendiz. A comparación de las miradas endulzadas y comprensivas que lunas atrás tanto había estado mostrando al más joven, su expresión era de decepción y reproche.
— Salpicadura de Trucha, has estado bajo mi cuidado y aprendizaje durante las lunas restantes de tu aprendizaje, pensé que te había enseñado correctamente cada una de las normas establecidas en el código guerrero. — Replicó, su voz regreso a su estado de serenidad pero la dureza en su mirada mostraba la frustración que mantenía en sus adentros. — Había creído que tenías lo necesario para poder cargar correctamente con tu nuevo rango y nombre para brindar el honor a tu clan.
Vaya que lo había creído, tomo suficiente valor de confianza para haber tomado las habilidades del joven felino como suficientemente dignas para poder aportar a los suyos, pero el sentimiento de decepción floreció al notar su forma de interactuar con sus propios compañeros.
—Sin embargo tal parece que no estás preparado para cargar con tu nombre. De ahora en adelante hasta las siguientes dos lunas, Salpicadura de Trucha, volverás temporalmente a tus labores de aprendiz hasta que demuestres que está riña no se repetirá en un futuro.
Después, sus ojos desviaron su atención hacia Desmochado, mientras sus bigotes se movían con el ceño fruncido en sus fauces, sin mostrar pizca alguna de temor apesar de la apariencia amenazante y aterradora del gato frente a ella.
— Desmochado, tu actitud a sido más que indignante, tu reacción demuestra claramente tu falta de madurez y respeto al resto de tus compañeros, decir que es absurdo tu actitud de hostilidad con tus propios compañeros no se compara en lo absoluto a lo preocupante que es lo que eres capaz de hacer en un desacuerdo.— Masculló, su voz manteniendo la calma anterior, pero con esa misma autoridad y firmeza empleada que en ningún momento tambaleó.
—Al igual que Salpicadura de Trucha, tu cargo de excavador queda destituido temporalmente hasta las próximas dos lunas, claramente tu falta de respeto a tus compañeros de clan da a comprender que te falta mucho que entender del código guerrero.
Seguido de ello, apartó un paso atrás, su pelaje lentamente se alisó, volviendo a su posición anterior con una expresión más tranquila que momentos antes, pese a la furia que aún mantenía emergiendo dentro de su capa de serenidad.
— Salpicadura de Trucha, de aquí a dos lunas quedarás bajo la vigilancia de Ala de Halcón, y Desmochado quedará al cargo total de Pétalo Polvoriento. Tienen prohibido absolutamente salir del campamento sin no es con sus respectivos vigilantes.— Por útlimo, se acercó al par de felinos, deteniéndose frente a ambos observándolos con reprimenda — Ustedes dos, vayan a atenderse con Enebro. Y que sea la última vez que ocurre algo así, no podemos estar desperdiciando hierbas valiosas ahora que se avecina la época sin hojas y también enfermedades graves, solo porque un par de gatos deciden resolver sus disputas con heridas innecesarias.
Finalmente con una sacudida de cola dio por finalizada la disputa, manteniendo su postura autoritaria y esperando con impaciencia a que los guerreros se dispersarán y dieran por ignorado la disputa.
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
Can take my mind, I can take my mind.
Desmochado
Icon :
Mensajes : 14
Estrellas : 451
HP :
Género : Masculino
Rango : Excavador
Usuario
Poco antes que el tunelero pueda defenderse aparecio Brezo Matinal para detener la pelea, separando ambos gatos. Desmochado tuvo que ser contenido por otros dos gatos pues este estaba a punto de saltar no solo encima de Salpicadura de Trucha sino tambien de Brezo Matinal en su estado de colera.
Aun cuando se tambaleaba en su lugar, podia escuchar las asquerosas palabras del gato mentiroso, ademas que atacaba primero tambien era un cobarde.
— ¡Cobarde! ¡Me has atacado primero! —. Vocifero en alto con voz rasposa.
Escucho las palabras de Guepardiña, pero francamente poco le importaron lo que una aprendiza que no podia ganarle en batalla decia. Esa gata no podia estar sin mancharse las zarpas y pretendia decirle a él que hacer.
Tunelero, tunelero, tunelero. Todo lo que escuchaba era la discriminacion hacia su rango, toda su vida se baso en eso: discriminaciones. Ahora tantas discriminaciones, y un suceso traumatico, habian creado a un gato loco, un animal que atacaba sin compacion.
Empujo a los gatos que lo sostenian y cuando se preparaba para volver a la batalla, Lagrima Ambarina aparecio en la zona de conflicto.
— ¡JA! —. Se rio en alto, burlandose de los comentarios de la lugarteniente. — Tu, no me dices que hacer, Lagrima Ambarina. ¡Nadie puede decirme que hacer! —. Grito en alto.
Tantas lunas de trabajar constantemente en situaciones de salud deplorables, comiendo carroña e insectos, quemandose los musculos y viviendo coo murcielagos habian creado que un gato poco cuerdo e inestable termine por romper su salud mental. Era sabido que Desmochado habia quedado jodido luego de su... accidente, pero la falta de compacion de un clan que trataba a los tuneleros como miembros inferiores cuando eran los mas importantes harian que cualquiera se volviera loco.
— ¿Quien hara su sucio trabajo mas que yo? Ninguno de ustedes sabe lo que es vivir como un tunelero, comiendo insectos, viviendo a oscuras, aspirando tierra, solo para que un par de gatos privilegiados con la luz del sol y la buena suerte de nacimiento me venga a decir que hacer —.
Gruño, acercandose a paso rapido hacia Lagrima Ambarina, la lugarteniente que intentaba poner orden o controlar a un perro sin bozal ni collar. Se detuvo frente a ella, regalandole mas de su asqueroso olor en la boca, podrido y sucio, como un tunelero. Pobre criaturita, hermosa y bella, pero jamas podria controlar a un gato que no seguia mas que su simple instinto. ¿Por qué hacerlo? ¿Acaso el clan le habia dado algo? ¿Asilo? Ni hasta comida podia darle. Gruño mostrando sus colmillos.
— Cuando vivas como lo hacemos nosotros, los tuneleros, Lagrima Ambarina, tendras el poder de decidir sobre mi. Pero mientras te poses aca con tu pelaje bien cuidado, alimentada y viendo la luz del sol todos los dias, no puedes decirme que hacer —. ¿Ir con el curandero? Apenas sangraba, habia tenido heridas peores y sin cuidado. — No necesito del cuidado de Enebro, mejor que use esas hierbas para arreglar la oreja del lebrato este y sientete orgullosa de que seguire haciendo mi trabajo aunque me digas que no. ¿Pues si no lo hago yo, quien lo hara? —.
Observo con la mirada la cara bella de la lugarteniente, algo mas baja que él, mientras la analizaba. Al cabo de unos segundos, abrio su boca apestosa antes de darse media vuelta y comenzar a caminar no hacia la guarida de Enebro, sino hacia la entrada de los tuneles de vuelta, donde podia ver a Petalo Polvoroso sentada en la entrada de uno de dichos tuneles, negando con la cabeza decepcionada.
Aun cuando se tambaleaba en su lugar, podia escuchar las asquerosas palabras del gato mentiroso, ademas que atacaba primero tambien era un cobarde.
— ¡Cobarde! ¡Me has atacado primero! —. Vocifero en alto con voz rasposa.
Escucho las palabras de Guepardiña, pero francamente poco le importaron lo que una aprendiza que no podia ganarle en batalla decia. Esa gata no podia estar sin mancharse las zarpas y pretendia decirle a él que hacer.
Tunelero, tunelero, tunelero. Todo lo que escuchaba era la discriminacion hacia su rango, toda su vida se baso en eso: discriminaciones. Ahora tantas discriminaciones, y un suceso traumatico, habian creado a un gato loco, un animal que atacaba sin compacion.
Empujo a los gatos que lo sostenian y cuando se preparaba para volver a la batalla, Lagrima Ambarina aparecio en la zona de conflicto.
— ¡JA! —. Se rio en alto, burlandose de los comentarios de la lugarteniente. — Tu, no me dices que hacer, Lagrima Ambarina. ¡Nadie puede decirme que hacer! —. Grito en alto.
Tantas lunas de trabajar constantemente en situaciones de salud deplorables, comiendo carroña e insectos, quemandose los musculos y viviendo coo murcielagos habian creado que un gato poco cuerdo e inestable termine por romper su salud mental. Era sabido que Desmochado habia quedado jodido luego de su... accidente, pero la falta de compacion de un clan que trataba a los tuneleros como miembros inferiores cuando eran los mas importantes harian que cualquiera se volviera loco.
— ¿Quien hara su sucio trabajo mas que yo? Ninguno de ustedes sabe lo que es vivir como un tunelero, comiendo insectos, viviendo a oscuras, aspirando tierra, solo para que un par de gatos privilegiados con la luz del sol y la buena suerte de nacimiento me venga a decir que hacer —.
Gruño, acercandose a paso rapido hacia Lagrima Ambarina, la lugarteniente que intentaba poner orden o controlar a un perro sin bozal ni collar. Se detuvo frente a ella, regalandole mas de su asqueroso olor en la boca, podrido y sucio, como un tunelero. Pobre criaturita, hermosa y bella, pero jamas podria controlar a un gato que no seguia mas que su simple instinto. ¿Por qué hacerlo? ¿Acaso el clan le habia dado algo? ¿Asilo? Ni hasta comida podia darle. Gruño mostrando sus colmillos.
— Cuando vivas como lo hacemos nosotros, los tuneleros, Lagrima Ambarina, tendras el poder de decidir sobre mi. Pero mientras te poses aca con tu pelaje bien cuidado, alimentada y viendo la luz del sol todos los dias, no puedes decirme que hacer —. ¿Ir con el curandero? Apenas sangraba, habia tenido heridas peores y sin cuidado. — No necesito del cuidado de Enebro, mejor que use esas hierbas para arreglar la oreja del lebrato este y sientete orgullosa de que seguire haciendo mi trabajo aunque me digas que no. ¿Pues si no lo hago yo, quien lo hara? —.
Observo con la mirada la cara bella de la lugarteniente, algo mas baja que él, mientras la analizaba. Al cabo de unos segundos, abrio su boca apestosa antes de darse media vuelta y comenzar a caminar no hacia la guarida de Enebro, sino hacia la entrada de los tuneles de vuelta, donde podia ver a Petalo Polvoroso sentada en la entrada de uno de dichos tuneles, negando con la cabeza decepcionada.
Salpicadura de Trucha
Icon :
Mensajes : 49
Estrellas : 733
HP :
Género : Macho
Rango : Guerrero
Usuario
Con la cola golpeando el suelo en un gesto claro de irritación, Salpicadura de Trucha apenas contenía el bufido que amenazaba con salir de su garganta. Cada palabra de Lágrima Ambarina había sido como una garra que se hundía en su orgullo. No podía creer que lo relegaran a tareas de aprendiz, como si aún fuera un cachorro. Aunque sabía que había atacado primero, el descaro de Desmochado al burlarse y armar ese espectáculo lo hervía por dentro. Observó cómo el tunelero se alejaba hacia los túneles con aquella actitud desafiante. Cobarde... ni siquiera acepta su castigo, pensó, frunciendo el ceño con disgusto.
Fue justo entonces, cuando la adrenalina de la confrontación comenzó a disiparse, que el verdadero dolor se hizo presente. Cada pulsación en su oreja parecía latir con una fuerza propia, una punzada constante que le dificultaba ignorarlo. La sangre aún manchaba los pelos cercanos a la herida, endureciendo su pelaje y recordándole el precio de su impulsividad. Por más que quisiera mantener una postura desafiante, sus patas se tambalearon ligeramente, como si su cuerpo finalmente admitiera el cansancio. Emitió un último suspiro antes de girarse, sus patas llevándolo directamente a la guarida de Enebro. Mientras avanzaba, los murmullos de sus compañeros de clan lo seguían como un eco irritante, clavándose en sus oídos como espinas. No iba a chistar ni a argumentar más.
Fue justo entonces, cuando la adrenalina de la confrontación comenzó a disiparse, que el verdadero dolor se hizo presente. Cada pulsación en su oreja parecía latir con una fuerza propia, una punzada constante que le dificultaba ignorarlo. La sangre aún manchaba los pelos cercanos a la herida, endureciendo su pelaje y recordándole el precio de su impulsividad. Por más que quisiera mantener una postura desafiante, sus patas se tambalearon ligeramente, como si su cuerpo finalmente admitiera el cansancio. Emitió un último suspiro antes de girarse, sus patas llevándolo directamente a la guarida de Enebro. Mientras avanzaba, los murmullos de sus compañeros de clan lo seguían como un eco irritante, clavándose en sus oídos como espinas. No iba a chistar ni a argumentar más.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
───── ୨୧ ─────
Guepardiña
Icon :
Mensajes : 16
Estrellas : 405
HP :
Género : Femenino
Rango : Aprendiz
Usuario
Guepardiña pego las orejas al cráneo cuando escucho a la lugarteniente referirse a ella ¿Cómo podía ponerse a defender a tan insignificante gato? Todavía parecía que lo estuviera defendiendo por haber hecho algo de lo más deshonroso.
Sin decir algo más la aprendiza se levanto y empezó a caminar directamente a la guarida de los aprendices, no necesitaba interactuar más con la asquerosa bola de pelos de Desmochado, Lagrima Ambarina podía mancharse las patas de barro si quería pero ella no tenía ni el más mínimo interés en hacerlo.
Antes de entrar a la guarida de los aprendices, Guepardiña se sentó y miro en dirección a la escena que aún se seguía desarrollando en medio del campamento, irónico fue el hecho que Desmochado de manera muy amenazante se enfrentara a la Lugarteniente que había intentado mantener la paz en aquel lugar, y de la misma manera en la que el era, un bruto, se fue de regreso a su encierro.
Guepardiña levanto una ceja en dirección a Lagrima Ambarina, eso es lo que se ganaba por interactuar con bestias como los excavadores, una vez apreciada la escena, ella camino en dirección a su lecho y termino por seguir limpiando su pelaje en la comodidad de la guarida de los aprendices.
Sin decir algo más la aprendiza se levanto y empezó a caminar directamente a la guarida de los aprendices, no necesitaba interactuar más con la asquerosa bola de pelos de Desmochado, Lagrima Ambarina podía mancharse las patas de barro si quería pero ella no tenía ni el más mínimo interés en hacerlo.
Antes de entrar a la guarida de los aprendices, Guepardiña se sentó y miro en dirección a la escena que aún se seguía desarrollando en medio del campamento, irónico fue el hecho que Desmochado de manera muy amenazante se enfrentara a la Lugarteniente que había intentado mantener la paz en aquel lugar, y de la misma manera en la que el era, un bruto, se fue de regreso a su encierro.
Guepardiña levanto una ceja en dirección a Lagrima Ambarina, eso es lo que se ganaba por interactuar con bestias como los excavadores, una vez apreciada la escena, ella camino en dirección a su lecho y termino por seguir limpiando su pelaje en la comodidad de la guarida de los aprendices.