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Bienvenido,
Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
¡Apertura! Sean bienvenidos
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Narración
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Narrador
Situación actual
Estrella Rota
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Estrella Rota estaba de muy mala gana aquella noche, como la Asamblea anterior, ¡Todo le ponía de mal humor últimamente! ¿Sería éste el mal genio que tenía el resto de líderes luego de lidiar todo el día con sus tareas también? ¿O solo le pasaba a él? Estrella de Hollín jamás le había advertido lo estresante que podía llegar a ser esto... casi todos los días. El ojiverde dejó salir un sonoro suspiro, si bien le gustaba el control y poder que obtenía liderando a su clan, sentía que era demasiada responsabilidad para él, y sus fantasías de alejarse de su familia lo invadieron fugazmente antes de parpadear por un par de latidos.
Familia. Su familia no era más que un chiste, una pareja que no sabía cazar, y una hija adoptada, que anteriormente había sido una minina casera. Estrella Rota pidió en silencio al Clan Estelar que aquella noche fuese pacífica, y no deseaba tener más altercados con los gatos del Clan del Río.
El líder escaló la Peña Alta de un brinco y llamó a todo su clan con un aullido gutural. Rápidamente y, sin mucha paciencia, escogió a los gatos que lo acompañarían aquella noche. Entre ellos se encontraba su hija adoptiva, Zarpa Quebrada, quien a parecer de Estrella Rota, se había ganado el derecho de compartir una noche de Asamblea con el resto de su Clan tras haber expulsado a un intruso de su territorio.
Sus zarpas tocaron el suelo en cuanto terminó de anunciar su partida, y juntos se abrieron paso hacia la entrada del campamento. El atigrado trotaba por el sotobosque, esquivando hojas secas y ramas caídas en el suelo, podían ser un dolor de zarpa luego de pisarlas repetidamente, y no quería terminar en la guarida de la curandera por unas almohadillas resquebrajadas.
Viajó en silencio, sin pronunciar una palabra a sus acompañantes, solo guiándolos hacia su destino. Llegando a los Cuatro Árboles, Estrella Rota le hizo una señal con la cola a Zarpa Quebrada para que se quedase en medio: quería vigilarla en todo momento, su comportamiento y con quiénes interactuaba, pues, ya le había advertido varias veces que no haber nacido en un Clan era causa de vergüenza. Esperaba que fuese lo suficientemente lista para guardarse la información para sí, ¿O quizá sería para no avergonzarle a él?
Estrella Rota se posicionó en su lugar correspondiente en la rama del árbol, siempre sintiéndose tan imponente con esa vista alta que tanto le gustaba, observando a todos en sus patas mientras le devolvían la mirada. Por esto es lo que valía la pena ser líder.
Familia. Su familia no era más que un chiste, una pareja que no sabía cazar, y una hija adoptada, que anteriormente había sido una minina casera. Estrella Rota pidió en silencio al Clan Estelar que aquella noche fuese pacífica, y no deseaba tener más altercados con los gatos del Clan del Río.
El líder escaló la Peña Alta de un brinco y llamó a todo su clan con un aullido gutural. Rápidamente y, sin mucha paciencia, escogió a los gatos que lo acompañarían aquella noche. Entre ellos se encontraba su hija adoptiva, Zarpa Quebrada, quien a parecer de Estrella Rota, se había ganado el derecho de compartir una noche de Asamblea con el resto de su Clan tras haber expulsado a un intruso de su territorio.
Sus zarpas tocaron el suelo en cuanto terminó de anunciar su partida, y juntos se abrieron paso hacia la entrada del campamento. El atigrado trotaba por el sotobosque, esquivando hojas secas y ramas caídas en el suelo, podían ser un dolor de zarpa luego de pisarlas repetidamente, y no quería terminar en la guarida de la curandera por unas almohadillas resquebrajadas.
Viajó en silencio, sin pronunciar una palabra a sus acompañantes, solo guiándolos hacia su destino. Llegando a los Cuatro Árboles, Estrella Rota le hizo una señal con la cola a Zarpa Quebrada para que se quedase en medio: quería vigilarla en todo momento, su comportamiento y con quiénes interactuaba, pues, ya le había advertido varias veces que no haber nacido en un Clan era causa de vergüenza. Esperaba que fuese lo suficientemente lista para guardarse la información para sí, ¿O quizá sería para no avergonzarle a él?
Estrella Rota se posicionó en su lugar correspondiente en la rama del árbol, siempre sintiéndose tan imponente con esa vista alta que tanto le gustaba, observando a todos en sus patas mientras le devolvían la mirada. Por esto es lo que valía la pena ser líder.
But do you feel
like a young god?
I'm the king of everything and oh, my tongue is a weapon
Ronroneo Raudo
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RAÍCES HELADAS
Asamblea
Cuatro Árboles
Asamblea
Cuatro Árboles
Da un mordisco al pequeño campañol entre sus zarpas, la comida casi inexistente. Se toma su tiempo para saborear al pequeño roedor, deleitándose en su sabor. Puede que no vuelva a probar bocado en las lunas que se avecinan. Quiere memorizar a la perfección el sabor, el pedazo de carne entre sus dientes y su estómago lleno. Los pensamientos empiezan a volar rápidamente en su cabeza. Mira hacia el cielo. Una enorme luna llena se alza por encima de sus cabezas, su brillo plateado iluminando el pelaje de los gatos que caminan perezosamente de un lado a otro.
Observa con atención a sus compañeros de clan. No falta mucho para que partan hacia la asamblea. Otra noche más para reunirse y mantener la paz vigente en el bosque. Ojalá que vuelvan a tener problemas con el Clan del Río. Le encantaría mantener una buena relación con el clan vecino, pero está dispuesta a defender su territorio con garras y dientes.
—Apúrate en terminar con ese campañol. La lugarteniente debe dar ejemplo al resto —Castaño Aullador se despereza a su lado, poniéndose en pie. La mira de soslayo al tiempo que se da un lametazo en el pecho.
—Ya he terminado con el campañol, bola de pelo gruñona. No hace falta que te pongas así. Estrella Rota aún no ha aparecido para anunciar la marcha hacia los Cuatro Árboles —responde la blanca al tiempo que mira hacia la guarida de su líder.
Castaño Aullador se limita a gruñir por lo bajo. Empieza a darse lametazos en su pata trasera izquierda. Ronroneo Raudo imita la acción del veterano, lamiendo la parte de su pecho. No pasa mucho tiempo para que un movimiento atraiga la atención de ambos gatos. El líder del clan emite el llamado que todos han estado esperando.
—Vamos allá. Castaño Aullador, adelántate. Yo me quedaré en la retaguardia a que todos los seleccionados para la asamblea salgan del campamento —la gata se postra al lado del túnel de espinos, inspeccionando con su ambarina mirada a los gatos que salen con tranquilidad hacia el bosque.
Observa a los últimos rezagados avanzar por el túnel. Echa una última ojeada al campamento. Varios de sus compañeros continúan compartiendo lenguas entre sí, mientras que otros se limitan a adentrarse en sus respectivas guaridas. Las madres empiezan a llevarse a sus cachorros hacia la maternidad, temerosas de que algún depredador nocturno les arrebaten a sus retoños.
—Estad ojo avizor por si ocurre algo extraño. Todavía no sabemos en qué términos estamos con los gatos del Clan del Río —esboza hacia cuatro guerreros a su diestra. Estos asienten con la cabeza.
Ronroneo Raudo se apresura a salir por el túnel de espinos, avanzando a grandes zancadas para llegar hasta el grupo. Se sitúa en la retaguardia, escrutando hacia su espalda de vez en cuando para advertir cualquier alteración en el entorno. Estrella Rota es quien los guía hasta la asamblea. Su labor consiste en que todos lleguen sanos y salvos hasta dicho lugar. No puede permitirse bajar la guardia en ningún momento.
—Adelante, queridos. Continuad avanzando con diligencia y tranquilidad. Pronto llegaremos a los Cuatro Árboles —ronronea con suavidad a un reducido grupo de aprendices y dos veteranos. Esboza una cálida sonrisa hacia los veteranos. —No se queden muy atrás y no teman en pedir ayuda. Estaré encantada de ayudaros a llegar hasta nuestro destino.
Pasa delicadamente su blanca cola por los aprendices, su sonrisa aún vigente en su hocico. Pasa la cola con cariño por el lomo de una de las aprendices novicias en una asamblea, Zarpa Quebrada.
—Lo están haciendo muy bien. Ojalá puedan pasar un buen rato en la asamblea, pero no deben olvidar que cualquier información de cuenten puede ser una ventaja para el resto de clanes —explica, dejando claro con melosa voz que podrían meterse en un lío si le complican la existencia al Clan del Trueno. —Por lo demás pueden aprovechar la ocasión para memorizar olores y caras. No todos los días el líder nos selecciona para ir a una asamblea —ronronea risueña, sus bigotes moviéndose al son de su risa.
Observa con el rabillo del ojo a uno de los veteranos quedarse rezagado. Ella detiene su paso y se acerca hasta el susodicho. Bosque Espeso.
—Vamos querido, casi hemos llegado a los Cuatro Árboles. Sé que puedes conseguirlo —anima al gato anaranjado, dejando que este se apoye sobre su costado derecho.
El gato la mira de soslayo y deja escapar un pequeño suspiro.
—Gracias, Ronroneo Raudo. Mis huesos ya no son lo que eran antes... —agradece el macho a la lugarteniente.
—No hay nada que agradecer, Bosque Espeso. Solo nos queda bajar la pendiente y ya estaremos en los Cuatro Árboles —responde, viendo cómo sus compañeros ya están en la hondonada y Estrella Rota en la rama del gran roble.
La lugarteniente y el veterano se apresuran a bajar la pendiente, uniéndose a sus compañeros de clan en la hondonada a la espera de que aparezcan el resto de clanes. Varias veces deben detener su avance para que Bosque Espeso pueda bajar, pero eso no le molesta a Ronroneo Raudo. Ella solo desea que todos lleguen bien hasta su destino. Si eso implica quedarse rezagada y ayudar a uno de sus compañeros a continuar, lo hará sin dudarlo. Deja al macho junto a los demás veteranos. Sacude una de sus orejas hacia Castaño Aullador. Una señal de que mantenga un ojo encima de Bosque Espeso por si le ocurre algo. El mayor entiende y se coloca al lado del susodicho, empezando una conversación entre ambos. La blanca se sitúa entre los demás compañeros de su clan, esperando pacientemente a que llegue el resto de clanes y sin prisa de ocupar su puesto. Ojalá sea una asamblea tranquila y sin altercados, piensa para sí misma.
emmeObserva con atención a sus compañeros de clan. No falta mucho para que partan hacia la asamblea. Otra noche más para reunirse y mantener la paz vigente en el bosque. Ojalá que vuelvan a tener problemas con el Clan del Río. Le encantaría mantener una buena relación con el clan vecino, pero está dispuesta a defender su territorio con garras y dientes.
—Apúrate en terminar con ese campañol. La lugarteniente debe dar ejemplo al resto —Castaño Aullador se despereza a su lado, poniéndose en pie. La mira de soslayo al tiempo que se da un lametazo en el pecho.
—Ya he terminado con el campañol, bola de pelo gruñona. No hace falta que te pongas así. Estrella Rota aún no ha aparecido para anunciar la marcha hacia los Cuatro Árboles —responde la blanca al tiempo que mira hacia la guarida de su líder.
Castaño Aullador se limita a gruñir por lo bajo. Empieza a darse lametazos en su pata trasera izquierda. Ronroneo Raudo imita la acción del veterano, lamiendo la parte de su pecho. No pasa mucho tiempo para que un movimiento atraiga la atención de ambos gatos. El líder del clan emite el llamado que todos han estado esperando.
—Vamos allá. Castaño Aullador, adelántate. Yo me quedaré en la retaguardia a que todos los seleccionados para la asamblea salgan del campamento —la gata se postra al lado del túnel de espinos, inspeccionando con su ambarina mirada a los gatos que salen con tranquilidad hacia el bosque.
Observa a los últimos rezagados avanzar por el túnel. Echa una última ojeada al campamento. Varios de sus compañeros continúan compartiendo lenguas entre sí, mientras que otros se limitan a adentrarse en sus respectivas guaridas. Las madres empiezan a llevarse a sus cachorros hacia la maternidad, temerosas de que algún depredador nocturno les arrebaten a sus retoños.
—Estad ojo avizor por si ocurre algo extraño. Todavía no sabemos en qué términos estamos con los gatos del Clan del Río —esboza hacia cuatro guerreros a su diestra. Estos asienten con la cabeza.
Ronroneo Raudo se apresura a salir por el túnel de espinos, avanzando a grandes zancadas para llegar hasta el grupo. Se sitúa en la retaguardia, escrutando hacia su espalda de vez en cuando para advertir cualquier alteración en el entorno. Estrella Rota es quien los guía hasta la asamblea. Su labor consiste en que todos lleguen sanos y salvos hasta dicho lugar. No puede permitirse bajar la guardia en ningún momento.
—Adelante, queridos. Continuad avanzando con diligencia y tranquilidad. Pronto llegaremos a los Cuatro Árboles —ronronea con suavidad a un reducido grupo de aprendices y dos veteranos. Esboza una cálida sonrisa hacia los veteranos. —No se queden muy atrás y no teman en pedir ayuda. Estaré encantada de ayudaros a llegar hasta nuestro destino.
Pasa delicadamente su blanca cola por los aprendices, su sonrisa aún vigente en su hocico. Pasa la cola con cariño por el lomo de una de las aprendices novicias en una asamblea, Zarpa Quebrada.
—Lo están haciendo muy bien. Ojalá puedan pasar un buen rato en la asamblea, pero no deben olvidar que cualquier información de cuenten puede ser una ventaja para el resto de clanes —explica, dejando claro con melosa voz que podrían meterse en un lío si le complican la existencia al Clan del Trueno. —Por lo demás pueden aprovechar la ocasión para memorizar olores y caras. No todos los días el líder nos selecciona para ir a una asamblea —ronronea risueña, sus bigotes moviéndose al son de su risa.
Observa con el rabillo del ojo a uno de los veteranos quedarse rezagado. Ella detiene su paso y se acerca hasta el susodicho. Bosque Espeso.
—Vamos querido, casi hemos llegado a los Cuatro Árboles. Sé que puedes conseguirlo —anima al gato anaranjado, dejando que este se apoye sobre su costado derecho.
El gato la mira de soslayo y deja escapar un pequeño suspiro.
—Gracias, Ronroneo Raudo. Mis huesos ya no son lo que eran antes... —agradece el macho a la lugarteniente.
—No hay nada que agradecer, Bosque Espeso. Solo nos queda bajar la pendiente y ya estaremos en los Cuatro Árboles —responde, viendo cómo sus compañeros ya están en la hondonada y Estrella Rota en la rama del gran roble.
La lugarteniente y el veterano se apresuran a bajar la pendiente, uniéndose a sus compañeros de clan en la hondonada a la espera de que aparezcan el resto de clanes. Varias veces deben detener su avance para que Bosque Espeso pueda bajar, pero eso no le molesta a Ronroneo Raudo. Ella solo desea que todos lleguen bien hasta su destino. Si eso implica quedarse rezagada y ayudar a uno de sus compañeros a continuar, lo hará sin dudarlo. Deja al macho junto a los demás veteranos. Sacude una de sus orejas hacia Castaño Aullador. Una señal de que mantenga un ojo encima de Bosque Espeso por si le ocurre algo. El mayor entiende y se coloca al lado del susodicho, empezando una conversación entre ambos. La blanca se sitúa entre los demás compañeros de su clan, esperando pacientemente a que llegue el resto de clanes y sin prisa de ocupar su puesto. Ojalá sea una asamblea tranquila y sin altercados, piensa para sí misma.
- Acciones:
- • Ronroneo Raudo se sitúa en la retaguardia del grupo para que nadie se quede atrás.
• Da ánimos a los aprendices y veteranos a llegar a los Cuatro Árboles.
• Acaricia cariñosamente al lomo de Zarpa Quebrada para animarla a llegar hasta su destino.
• Avisa, muy cordialmente, a los aprendices que deben cuidar su lengua en la asamblea.
• Ayuda a un veterano a llegar a la asamblea y se sienta junto a sus compañeros, esperando al resto de clanes y compartiendo lenguas cordialmente con quien desee hablar con ella.
Estrella de Serpiente
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En su camino a los Cuatro Árboles intentaba mantener un paso apresurado, el frío que llevaba el aire de las noches de la Asamblea se estaba volviendo un tanto insoportable y sabía que era cuestión de tiempo para que la estación sin hojas hiciera su presencia, cojeaba rítmicamente a la par de su Clan mientras repasaba mentalmente qué es lo que él mismo tenía para anunciar, si bien gustaba de escuchar las noticias de los demás líderes también necesitaba pensar qué noticias tenía el Clan del Río para ofrecer. Giraba su cabeza hacia atrás observando a sus compañeros que lo acompañarían esta noche, en especial a Pantanoso, su primo todavía era una razón para preocuparse, había estado cabizbajo en los últimos días, más retraído de lo usual a los ojos de Estrella de Serpiente, si bien el lugarteniente había estado evadiendo el tema no podía evitar sentir que podría hacer algo más por él.
Una vez se encontraron más cercanos a su destino, bajó el paso para recuperar aliento anticipando lo que le esperaba al estar en el claro: un árbol gigante que por más que parecía practicar sus saltos simplemente era imposible que lo trepara con facilidad. Al llegar a los Cuatro Árboles lo primero que pudo divisar fue al Clan del Trueno, habían sido los primeros en llegar y parecían tan imponentes como siempre, para su desgracia eso significaba una cosa: Estrella Rota ya había tomado asiento en lo alto del árbol y seguramente podía verlo a él intentar treparlo, no quería parecer débil ante los otros clanes, especialmente con el que siempre parecía tener problemas; inspeccionó con la mirada al líder del trueno mientras sus propios acompañantes tomaban lugar, había tomado un pequeño empujón de cola por parte de Pantanoso para indicarle que debía tomar su lugar en aquellas ramas altas, aún si había un gran inconveniente mirándolo.
Desenvainó las garras, preparándose para saltar, cualquiera que fuera el resultado de aquel salto haría lo que fuera para no caer enfrente de Estrella Rota incluso si eso significaba hacerse arder las patas delanteras. Con un suspiro pesado finalmente dió un salto torpe y decidido, sujetándose a la corteza con el resto de sus patas buenas, para su suerte la estación de la hoja caída le permitía ver más ramas disponibles en las que podía posar su pata trasera derecha y darse un pequeño impulso hasta llegar a una rama en la que pudiera sentarse el resto de la Asamblea sin preocupaciones, le tomó unos avergonzantes largos minutos para llegar a una rama ancha justo por debajo de Estrella Rota, obligándose a respirar de manera calma para que el macho no viera que había hecho un esfuerzo mayor trató de saludarlo con un amable movimiento de cola. El amarronado no se veía de buenas, quizá tenía noticias preocupantes o quizá simplemente ver al tricolor trepar ya lo había puesto de malas, era difícil ver su expresión desde allá abajo y ambos ciertamente no tenían la mejor de las amistades… o no tenían una para empezar, verlo irritado de tan cerca le hizo darse cuenta que era mejor no intentar hacer una charla casual antes del evento, el gesto amable que le había hecho era más que suficiente tensión para el tricolor, no quería arriesgarse a que el contrario le cortara la lengua de paso.
Una vez se encontraron más cercanos a su destino, bajó el paso para recuperar aliento anticipando lo que le esperaba al estar en el claro: un árbol gigante que por más que parecía practicar sus saltos simplemente era imposible que lo trepara con facilidad. Al llegar a los Cuatro Árboles lo primero que pudo divisar fue al Clan del Trueno, habían sido los primeros en llegar y parecían tan imponentes como siempre, para su desgracia eso significaba una cosa: Estrella Rota ya había tomado asiento en lo alto del árbol y seguramente podía verlo a él intentar treparlo, no quería parecer débil ante los otros clanes, especialmente con el que siempre parecía tener problemas; inspeccionó con la mirada al líder del trueno mientras sus propios acompañantes tomaban lugar, había tomado un pequeño empujón de cola por parte de Pantanoso para indicarle que debía tomar su lugar en aquellas ramas altas, aún si había un gran inconveniente mirándolo.
Desenvainó las garras, preparándose para saltar, cualquiera que fuera el resultado de aquel salto haría lo que fuera para no caer enfrente de Estrella Rota incluso si eso significaba hacerse arder las patas delanteras. Con un suspiro pesado finalmente dió un salto torpe y decidido, sujetándose a la corteza con el resto de sus patas buenas, para su suerte la estación de la hoja caída le permitía ver más ramas disponibles en las que podía posar su pata trasera derecha y darse un pequeño impulso hasta llegar a una rama en la que pudiera sentarse el resto de la Asamblea sin preocupaciones, le tomó unos avergonzantes largos minutos para llegar a una rama ancha justo por debajo de Estrella Rota, obligándose a respirar de manera calma para que el macho no viera que había hecho un esfuerzo mayor trató de saludarlo con un amable movimiento de cola. El amarronado no se veía de buenas, quizá tenía noticias preocupantes o quizá simplemente ver al tricolor trepar ya lo había puesto de malas, era difícil ver su expresión desde allá abajo y ambos ciertamente no tenían la mejor de las amistades… o no tenían una para empezar, verlo irritado de tan cerca le hizo darse cuenta que era mejor no intentar hacer una charla casual antes del evento, el gesto amable que le había hecho era más que suficiente tensión para el tricolor, no quería arriesgarse a que el contrario le cortara la lengua de paso.
Pantanoso
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Caminaba con la cabeza en alto en la retaguardia de la patrulla que se dirigia a la Asamblea, vigilando a cada uno de los gatos que la conformaban mientras pegaba ojo al entorno a su alrededor. Varias veces habia cruzado miradas con Estrella de Serpiente y el resultado era el mismo, su primo desviaba la mirada cuando creia que era suficiente, pero entendia que hacia esto para asegurarse del bienestar del grupo y de él.
La luna actual habia sido terriblemente larga y arduosa, o eso creia él, que cada vez mas se sumia en mas trabajo y trabajo. Cuando vio que estaban proximos a entrar en la hondonara de los Cuatro Arboles, el lugarteniente se adelanto en su lugar, caminando rapidamente hacia la delantera.
Al entrar vio que eran los segundos en llegar, siendo el Clan del Trueno los primeros, no necesitaba levantar su vista para saber que los ojos de Estrella Rota se posaban en su cuerpo masgullado, el ardor en su lomo lo delataba. Al dar un par de pasos mas, Pantanoso hizo un gesto con su cola y fue suficiente para que la patrulla se rompa y cada uno vaya a donde quisiera, mezclandose con los atleticos gatos del Clan del Trueno o esperando a otros conocidos de otros clanes arribaran.
Con esto hecho, camino a la par del lider, dandole un suave pero algo brusco toque con su cola cuando lo vio dubitar sobre subir al arbol. Su mirada azulada era asesina, desafiando a cualquiera que comentara algo acerca de la pata o incapacidad de su primo para subir al arbol. Sabia del pacto de paz de esta noche pero no permitiria que nadie cuestione las habilidades de su familiar.
Cuando este comenzo a subir, Pantanoso se dispuso a tomar su lugar en el arbol con los demas lugartenientes, observando que quien ocupaba el cargo de lugarteniente del Clan del Trueno no era el esbelto gato negruzco llamado Crepusculo Nocturno. Sino una gata blanca y mas rechoncha que su anterior.
— Eres nueva aqui arriba —. Se dirigio hacia la lugarteniente del Clan del Trueno. — Espero que aprendas las dinamicas de forma rapida, de lo contrario seras la carne de cañon aqui —.
Su tono no fue amable, sino mas bien uno de molestia. Pantanoso siempre fue el mas grande de los lugartenientes, tanto en edad como en altura, por lo que ha tratado a Lagrima Ambarina y a Susurro de Cuervo con desconfianza y frivolidad hasta que se acostumbro a sus presencias y se ganaron sus respetos, o al menos se ganaro su paciencia. Evito preguntar que sucedio con Crepusculo Nocturno, no era su incunbencia y tampoco tuvo una buena relacion con este.
La luna actual habia sido terriblemente larga y arduosa, o eso creia él, que cada vez mas se sumia en mas trabajo y trabajo. Cuando vio que estaban proximos a entrar en la hondonara de los Cuatro Arboles, el lugarteniente se adelanto en su lugar, caminando rapidamente hacia la delantera.
Al entrar vio que eran los segundos en llegar, siendo el Clan del Trueno los primeros, no necesitaba levantar su vista para saber que los ojos de Estrella Rota se posaban en su cuerpo masgullado, el ardor en su lomo lo delataba. Al dar un par de pasos mas, Pantanoso hizo un gesto con su cola y fue suficiente para que la patrulla se rompa y cada uno vaya a donde quisiera, mezclandose con los atleticos gatos del Clan del Trueno o esperando a otros conocidos de otros clanes arribaran.
Con esto hecho, camino a la par del lider, dandole un suave pero algo brusco toque con su cola cuando lo vio dubitar sobre subir al arbol. Su mirada azulada era asesina, desafiando a cualquiera que comentara algo acerca de la pata o incapacidad de su primo para subir al arbol. Sabia del pacto de paz de esta noche pero no permitiria que nadie cuestione las habilidades de su familiar.
Cuando este comenzo a subir, Pantanoso se dispuso a tomar su lugar en el arbol con los demas lugartenientes, observando que quien ocupaba el cargo de lugarteniente del Clan del Trueno no era el esbelto gato negruzco llamado Crepusculo Nocturno. Sino una gata blanca y mas rechoncha que su anterior.
— Eres nueva aqui arriba —. Se dirigio hacia la lugarteniente del Clan del Trueno. — Espero que aprendas las dinamicas de forma rapida, de lo contrario seras la carne de cañon aqui —.
Su tono no fue amable, sino mas bien uno de molestia. Pantanoso siempre fue el mas grande de los lugartenientes, tanto en edad como en altura, por lo que ha tratado a Lagrima Ambarina y a Susurro de Cuervo con desconfianza y frivolidad hasta que se acostumbro a sus presencias y se ganaron sus respetos, o al menos se ganaro su paciencia. Evito preguntar que sucedio con Crepusculo Nocturno, no era su incunbencia y tampoco tuvo una buena relacion con este.
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Estrella Helada observaba a su campamento con orgullo. Luego de la estación pasada, cada que alguien nombraba la hambruna a la que su clan se había sometido, la altivez propia de los guerreros desaparecía con rapidez; su clan había pasado hambre, y ahora estaban completamente recuperados. Eso destacaba al Clan del Viento del resto, su fuerza interior era mucho más poderosa que la de cualquier otro clan, y se podía notar a leguas, según los pensamientos de la líder.
La hondada de reunión se encontraba bajo sus patas mientras la ojiazul avanzaba hacia la Roca Alta, escalándola de un solo brinco.
Era una noche preciosa, desde allí podía ver las estrellas mejor que cualquier gato, y casi podía sentirlos sobre ella; la luz lunar bañaba el claro y los pelajes de los gatos casi los volvían invisibles durante esas horas donde la oscuridad reinaba, ¿Acaso podrían estar más bendecidos por el Clan Estelar? Su pelaje se camuflaba a la perfección con su entorno, volviéndolos guerreros ágiles e increíbles. La gata llamó a su clan a que se reúna debajo de ella, la luna llena anticipaba cualquier misterio sobre el evento.
La felina ojiazul escogió meticulosamente quiénes la acompañarían aquella noche, especialmente teniendo en cuenta que sería una noche de malas noticias para el Clan del Viento. Le hizo un gesto con la cola a Lágrima Ambarina para que escoltara al resto de los gatos desde atrás y partieron del campamento, no sin antes hacer una pausa para observar el brezo de la entrada del campamento: se encontraba algo seco, clásico de aquella estación pero no por eso menos alarmante.
La líder guió al grupo, volteando ocasionalmente para asegurarse de que nadie se perdiera en el camino. Si bien era una líder estricta, era sumamente protectora con su clan.
Al llegar a los Cuatro Árboles, Estrella Helada vio a su clan dispersarse rápidamente tras ella, ya todos conocían las reglas, no era necesario reiterárselas: por su parte, ella conocía su deber y fue entonces cuando vio al líder del Clan del Río subir el tronco torpemente, aclarando su garganta con prisa, anunciando su llegada. Al saltar al árbol, la rama debajo de ella se movió y se quedó algo tensa, utilizando su cola para equilibrarse como los demás.
"Quizá jamás me acostumbre a esto de subir a un árbol, el páramo es mi hogar" pensó la gata antes de saludar a ambos líderes con un gesto con la cabeza, muestra de respeto.
La hondada de reunión se encontraba bajo sus patas mientras la ojiazul avanzaba hacia la Roca Alta, escalándola de un solo brinco.
Era una noche preciosa, desde allí podía ver las estrellas mejor que cualquier gato, y casi podía sentirlos sobre ella; la luz lunar bañaba el claro y los pelajes de los gatos casi los volvían invisibles durante esas horas donde la oscuridad reinaba, ¿Acaso podrían estar más bendecidos por el Clan Estelar? Su pelaje se camuflaba a la perfección con su entorno, volviéndolos guerreros ágiles e increíbles. La gata llamó a su clan a que se reúna debajo de ella, la luna llena anticipaba cualquier misterio sobre el evento.
La felina ojiazul escogió meticulosamente quiénes la acompañarían aquella noche, especialmente teniendo en cuenta que sería una noche de malas noticias para el Clan del Viento. Le hizo un gesto con la cola a Lágrima Ambarina para que escoltara al resto de los gatos desde atrás y partieron del campamento, no sin antes hacer una pausa para observar el brezo de la entrada del campamento: se encontraba algo seco, clásico de aquella estación pero no por eso menos alarmante.
La líder guió al grupo, volteando ocasionalmente para asegurarse de que nadie se perdiera en el camino. Si bien era una líder estricta, era sumamente protectora con su clan.
Al llegar a los Cuatro Árboles, Estrella Helada vio a su clan dispersarse rápidamente tras ella, ya todos conocían las reglas, no era necesario reiterárselas: por su parte, ella conocía su deber y fue entonces cuando vio al líder del Clan del Río subir el tronco torpemente, aclarando su garganta con prisa, anunciando su llegada. Al saltar al árbol, la rama debajo de ella se movió y se quedó algo tensa, utilizando su cola para equilibrarse como los demás.
"Quizá jamás me acostumbre a esto de subir a un árbol, el páramo es mi hogar" pensó la gata antes de saludar a ambos líderes con un gesto con la cabeza, muestra de respeto.
Brezo Matinal
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Brezo Matinal asintió con la cabeza cuando su líder la escogió para asistir a la asamblea aquella noche, para ella, siempre sería un honor poder asistir y escuchar las novedades de los demás clanes por cuenta propia. Se puso en fila en cuanto partieron y saludó con la cola al resto de gatos antes de salir, dejando el campamento atrás.
El viaje hacia el sur del campamento siempre traería un sentimiento de nostalgia a la felina, especialmente de su primera vez en una asamblea, haciéndola recordar lo fascinada que se sentía por todo y lo abrumador que era ver por primera vez a tantos gatos reunidos en un solo mismo lugar; desearía ver crecer a sus cachorros y acompañarlos a sus primeras asambleas, ver sus expresiones de asombro... si tuviera cachorros.
La gata pareció inerte en sus propios pensamientos por un segundo mientras avanzaba ciegamente siguiendo al grupo, seguramente muchos de aquellos guerreros ya habrían tenido camadas y tendrían a sus familias esperándoles en casa pero ella no. Suspiró, algo apenada por esos pensamientos; sabía que en algún momento sentiría algo especial por alguno de sus compañeros, pero sentía un fuerte deseo de poder proveer a una familia lo más pronto posible, habían pasado demasiadas estaciones ya desde que se había vuelto guerrera, su tiempo en ese lugar no sería eterno y lo sabía.
Sus patas comenzaron a trotar más despacio cuando el grupo comenzó a frenarse, y la gata alzó su vista hacia los imponentes árboles sobre ella.
—Llegamos —murmuró para sí misma, rápidamente mezclándose con los gatos de otros clanes. Los distintos aromas hacían de sus fosas nasales dos agujeros inquietos, que notaron que el Clan de la Sombra aún no había llegado.
El viaje hacia el sur del campamento siempre traería un sentimiento de nostalgia a la felina, especialmente de su primera vez en una asamblea, haciéndola recordar lo fascinada que se sentía por todo y lo abrumador que era ver por primera vez a tantos gatos reunidos en un solo mismo lugar; desearía ver crecer a sus cachorros y acompañarlos a sus primeras asambleas, ver sus expresiones de asombro... si tuviera cachorros.
La gata pareció inerte en sus propios pensamientos por un segundo mientras avanzaba ciegamente siguiendo al grupo, seguramente muchos de aquellos guerreros ya habrían tenido camadas y tendrían a sus familias esperándoles en casa pero ella no. Suspiró, algo apenada por esos pensamientos; sabía que en algún momento sentiría algo especial por alguno de sus compañeros, pero sentía un fuerte deseo de poder proveer a una familia lo más pronto posible, habían pasado demasiadas estaciones ya desde que se había vuelto guerrera, su tiempo en ese lugar no sería eterno y lo sabía.
Sus patas comenzaron a trotar más despacio cuando el grupo comenzó a frenarse, y la gata alzó su vista hacia los imponentes árboles sobre ella.
—Llegamos —murmuró para sí misma, rápidamente mezclándose con los gatos de otros clanes. Los distintos aromas hacían de sus fosas nasales dos agujeros inquietos, que notaron que el Clan de la Sombra aún no había llegado.
Salpicadura de Trucha
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El joven guerrero dejó escapar un suspiro apenas audible cuando Estrella Helada lo nombró para asistir a la asamblea. En otras circunstancias, habría sentido orgullo, tal vez emoción, pero en esta ocasión solo sintió un vacío incómodo. Entre el eco de su pelea con Desmochado, el reciente fallo en su examen y el recuerdo persistente de su mentor fallecido, su ánimo no estaba para celebraciones. Sin embargo, sabía que negarse no era una opción, y se unió al grupo sin protestar.
Mientras avanzaban por el páramo iluminado por la luna, sus patas se movían automáticamente, pero su mente vagaba. Recordaba los relatos de los aprendices más jóvenes sobre las asambleas: la emoción de ver tantos gatos reunidos, las historias y noticias que se compartían... Pero para él, esa noche solo era una tarea más, un deber que cumplir. El susurro del viento entre el brezo y el canto distante de los grillos no lograban calmar la tormenta interna que lo acompañaba. A medida que se acercaban a los Cuatro Árboles, el bosque comenzó a cerrarse alrededor del grupo. Salpicadura de Trucha sintió una punzada de incomodidad; no le agradaba la sensación de estar rodeado por árboles. Extrañaba el cielo abierto del páramo, donde podía correr libremente sin obstáculos.
Cuando finalmente llegaron al claro, el bullicio de los otros clanes lo recibió como una ola. Gatos de diferentes colores y tamaños se movían entre sí, compartiendo noticias y saludos. Salpicadura de Trucha, en lugar de unirse a las conversaciones, buscó un lugar al borde del claro y se sentó. Desde ahí, observó a su líder ascender a la Roca Alta con su habitual gracia, proyectando la fortaleza del Clan del Viento frente a los demás.
"Ojalá pudiera sentirme tan orgulloso como ella." pensó Salpicadura de Trucha, bajando la mirada hacia sus propias patas. A pesar de todo, no podía evitar sentirse como un fracaso. Sus orejas captaron fragmentos de conversaciones cercanas, pero ninguna lograba captar su atención. Los demás gatos de su clan parecían integrarse con facilidad entre las multitudes, pero él no tenía ánimos de socializar.
Por ahora, se limitaría a escuchar las noticias y a intentar no llamar demasiado la atención.
Mientras avanzaban por el páramo iluminado por la luna, sus patas se movían automáticamente, pero su mente vagaba. Recordaba los relatos de los aprendices más jóvenes sobre las asambleas: la emoción de ver tantos gatos reunidos, las historias y noticias que se compartían... Pero para él, esa noche solo era una tarea más, un deber que cumplir. El susurro del viento entre el brezo y el canto distante de los grillos no lograban calmar la tormenta interna que lo acompañaba. A medida que se acercaban a los Cuatro Árboles, el bosque comenzó a cerrarse alrededor del grupo. Salpicadura de Trucha sintió una punzada de incomodidad; no le agradaba la sensación de estar rodeado por árboles. Extrañaba el cielo abierto del páramo, donde podía correr libremente sin obstáculos.
Cuando finalmente llegaron al claro, el bullicio de los otros clanes lo recibió como una ola. Gatos de diferentes colores y tamaños se movían entre sí, compartiendo noticias y saludos. Salpicadura de Trucha, en lugar de unirse a las conversaciones, buscó un lugar al borde del claro y se sentó. Desde ahí, observó a su líder ascender a la Roca Alta con su habitual gracia, proyectando la fortaleza del Clan del Viento frente a los demás.
"Ojalá pudiera sentirme tan orgulloso como ella." pensó Salpicadura de Trucha, bajando la mirada hacia sus propias patas. A pesar de todo, no podía evitar sentirse como un fracaso. Sus orejas captaron fragmentos de conversaciones cercanas, pero ninguna lograba captar su atención. Los demás gatos de su clan parecían integrarse con facilidad entre las multitudes, pero él no tenía ánimos de socializar.
Por ahora, se limitaría a escuchar las noticias y a intentar no llamar demasiado la atención.
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Ceferina
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No habían tardado en llegar a los cuatro árboles, la idea de convivir con el resto de los clanes nunca había sido de su agrado, podías conocer a muchos gatos amables ahí, pero no era algo que la emocionara mucho, de un salto llego a tierra firme y apenas su grupo se disperso ella también lo había hecho.
En medio del camino se estiro un poco y siguió sin un camino fijo hasta que llego a una zona no tan apartada de sus compañeros de clan, podía ver que el Clan del Río ya estaba ahí, con sus orejas bien en alto, Ceferina se termino sentando en aquel lugar que había encontrado.
— Que noche tan fría.- Maullo a la extraña que estaba cerca de ella.- Buenas noches.- Le termino saludando.
Ceferina se lamio repetidamente el omoplato, por el Clan Estelar, si que odiaba las interacciones con el resto de los clanes, pero aquella gata parecía ser un poco menos horrible que el resto de los presentes.
— Soy Ceferina, Clan del Trueno.- Se presento.
En medio del camino se estiro un poco y siguió sin un camino fijo hasta que llego a una zona no tan apartada de sus compañeros de clan, podía ver que el Clan del Río ya estaba ahí, con sus orejas bien en alto, Ceferina se termino sentando en aquel lugar que había encontrado.
— Que noche tan fría.- Maullo a la extraña que estaba cerca de ella.- Buenas noches.- Le termino saludando.
Ceferina se lamio repetidamente el omoplato, por el Clan Estelar, si que odiaba las interacciones con el resto de los clanes, pero aquella gata parecía ser un poco menos horrible que el resto de los presentes.
— Soy Ceferina, Clan del Trueno.- Se presento.
Zarpa Quebrada
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Zarpa Quebrada se sentía especialmente emocionada esa noche, ya medio se lo esperaba, pero cuando Estrella Rota la seleccionó para acompañarlo a la asamblea, fue como si todas esa incertidumbre y ansiedad se hubieran disipado,dando paso a un subidón de adrenalina y emoción. ¡Por fin iría a su primera asamblea! Hacía lunas que quería ir, pero lo habían pospuesto, solo hasta hace poco, cuando echó a aquel joven solitario del territorio, superando la prueba que le impuso su líder, fue que todos sus esfuerzos hasta ahora comenzaron a ser reconocidos y dar fruto. La joven aprendiz se sentía plena y satisfecha, trotando con orgullo, cabeza y cola... o lo que quedaba de ella en alto, detrás de Estrella Rota mientras la patrulla se dirigía hacia los cuatro árboles.
Cuando hubieron llegado, como si no bastara con todas las advertencias que había recibido previamente, recibió un gesto de la cola de su... Padre adoptivo, le costaba un poco verlo así, para ella era su líder... Pero para los otros clanes, que desconocían su origen, ella era hija de Estrella Rota, eso habían acordado decir, y de ser posible debía evitar el tema, y por supuesto, tener cuidado de no dar ninguna información que pudiera perjudicar al Clan del Trueno... Después de todo, los cuatro clanes tenían una rivalidad tan profunda que ya era costumbre, remontada a incontables lunas atrás, muchísimo más viejas que todos los gatos del bosque juntos. La nueva lugarteniente, Ronroneo Raudo, le recordó dulcemente esas mismas advertencias en las que pensaba ahora mismo, asintiendo y dejando salir un leve maullido de aprobación. La nueva lugarteniente era más amable... bueno, ya lo era cuando era solo una guerrera,pero ahora más, cuidaba del clan como una madre a sus cachorros, y la ternura e igualdad con que la trataba con respecto a los demás, habían apaciguado un poco el recelo del clan hacia ella... Y por supuesto, Estrella Rota la había aprobado, así que eso también jugó un rol muy importante; la situación pintaba bien para la aprendiza, y pronto ya no tardaría en convertirse en guerrera, ya había cumplido sus doce lunas recientemente.
Mientras miraba asombrada y con curiosidad a su alrededor, admirando los cuatro árboles,que ya antes había visto de lejos pero nunca había pisado el claro, eran enormes... También podía sentir la mirada de su líder fulminandola... Probablemente estaba ansioso, pero ya ella sabía muy bien que decir y qué no. El clan del río no tardó en llegar, podía reconocer su olor a pescado y agua desde incluso antes que bajaran al claro, y cuando llegó el clan del viento... El centro del claro se sentía asfixiante, había demasiados gatos por todos lados, nunca había visto tantos juntos, y eso que una faltaba el clan de la sombra... Y no todos los gatos de los clanes estaban presentes.
Sintiéndose algo abrumada se escabulló hacia el borde del claro, asegurándose que estuviera en un ángulo en el que Estrella Rota la pudiera vigilar sin problemas, al menos ahí cerca estaba todo más vacío. Sin darse cuenta tropezó con un gato no mucho más mayor que ella, delgado y de un color peculiar, un plateado brillante con dejos de naranja en las partes inferiores de su cuerpo... Nunca había visto un gato así,pero ella no era quien para hablar,portando tan peculiar apariencia, él se veía muy normal comparado a ella.
Lo lamento!... No estaba viendo bien por donde iba. se apresuró a disculparse mientras se sentaba frente a este. Volteando un poco hacía atrás para ver si Estrella Rota había visto su penoso accidente, al parecer no lo había notado. Volvió la mirada hacia la víctima de su torpeza y se presentó.
Mi nombre es Zarpa Quebrada,del clan del trueno, es... Mi primera asamblea... Debo estar muy nerviosa, en serio pido disculpas por haberte empujado. se lamió una pata y la pasó por su cara, acicalando los pelos que se le habían desacomodado. El joven gato, probablemente un aprendiz a punto de graduarse tal vez? No olía o parecía del clan del río, su contextura delgada le decía que era del clan del viento, igualmente se sentía en más confianza al ser alguien joven como ella, y no un guerrero experimentado, lo que eran la mayoría que asistían a la asamblea esta noche. Aún así no debía bajar la guardia... Su misión era sacar información útil! O al menos, eso sentía ella... Y claro, no deshonrar al clan del trueno.
Cuando hubieron llegado, como si no bastara con todas las advertencias que había recibido previamente, recibió un gesto de la cola de su... Padre adoptivo, le costaba un poco verlo así, para ella era su líder... Pero para los otros clanes, que desconocían su origen, ella era hija de Estrella Rota, eso habían acordado decir, y de ser posible debía evitar el tema, y por supuesto, tener cuidado de no dar ninguna información que pudiera perjudicar al Clan del Trueno... Después de todo, los cuatro clanes tenían una rivalidad tan profunda que ya era costumbre, remontada a incontables lunas atrás, muchísimo más viejas que todos los gatos del bosque juntos. La nueva lugarteniente, Ronroneo Raudo, le recordó dulcemente esas mismas advertencias en las que pensaba ahora mismo, asintiendo y dejando salir un leve maullido de aprobación. La nueva lugarteniente era más amable... bueno, ya lo era cuando era solo una guerrera,pero ahora más, cuidaba del clan como una madre a sus cachorros, y la ternura e igualdad con que la trataba con respecto a los demás, habían apaciguado un poco el recelo del clan hacia ella... Y por supuesto, Estrella Rota la había aprobado, así que eso también jugó un rol muy importante; la situación pintaba bien para la aprendiza, y pronto ya no tardaría en convertirse en guerrera, ya había cumplido sus doce lunas recientemente.
Mientras miraba asombrada y con curiosidad a su alrededor, admirando los cuatro árboles,que ya antes había visto de lejos pero nunca había pisado el claro, eran enormes... También podía sentir la mirada de su líder fulminandola... Probablemente estaba ansioso, pero ya ella sabía muy bien que decir y qué no. El clan del río no tardó en llegar, podía reconocer su olor a pescado y agua desde incluso antes que bajaran al claro, y cuando llegó el clan del viento... El centro del claro se sentía asfixiante, había demasiados gatos por todos lados, nunca había visto tantos juntos, y eso que una faltaba el clan de la sombra... Y no todos los gatos de los clanes estaban presentes.
Sintiéndose algo abrumada se escabulló hacia el borde del claro, asegurándose que estuviera en un ángulo en el que Estrella Rota la pudiera vigilar sin problemas, al menos ahí cerca estaba todo más vacío. Sin darse cuenta tropezó con un gato no mucho más mayor que ella, delgado y de un color peculiar, un plateado brillante con dejos de naranja en las partes inferiores de su cuerpo... Nunca había visto un gato así,pero ella no era quien para hablar,portando tan peculiar apariencia, él se veía muy normal comparado a ella.
Lo lamento!... No estaba viendo bien por donde iba. se apresuró a disculparse mientras se sentaba frente a este. Volteando un poco hacía atrás para ver si Estrella Rota había visto su penoso accidente, al parecer no lo había notado. Volvió la mirada hacia la víctima de su torpeza y se presentó.
Mi nombre es Zarpa Quebrada,del clan del trueno, es... Mi primera asamblea... Debo estar muy nerviosa, en serio pido disculpas por haberte empujado. se lamió una pata y la pasó por su cara, acicalando los pelos que se le habían desacomodado. El joven gato, probablemente un aprendiz a punto de graduarse tal vez? No olía o parecía del clan del río, su contextura delgada le decía que era del clan del viento, igualmente se sentía en más confianza al ser alguien joven como ella, y no un guerrero experimentado, lo que eran la mayoría que asistían a la asamblea esta noche. Aún así no debía bajar la guardia... Su misión era sacar información útil! O al menos, eso sentía ella... Y claro, no deshonrar al clan del trueno.
Lluvia Escarchada
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La joven gata atigrada caminaba al fondo de la partida que acudiría a la asamblea, ella había Sido elegida para asistir... Aunque normalmente le tocaba quedarse a cuidar el campamento, esta vez era inevitable que viniera... Ya que asistía con ella su aprendiza, Zarpa de Bosque... Así es... Le había tocado venir de niñera. De cerca la seguía la susodicha bola de pelos naranja, tan tímida como siempre, pero Lluvia Escarchada se imaginaba que algo de emoción debía ocasionarle el venir a la asamblea... A que clase de aprendiz no le gustaría? La guerrera se aseguraba que su aprendiz la siguiera, dándole toques ocasionales con la cola para que apurara el paso si veía que se empezaba a rezagar. Justo detrás de ellas, cuidando la retaguardia iba Pantanoso, cuidando a la patrulla y vigilante de que todo estuviera bien... Cómo de costumbre. El lugarteniente la había estado evitando, más que antes incluso... Después de su torpe intento por conversar con él, y ella ya no sabía cómo acercarse a él... De igual forma, no era el momento ni el lugar, por ahora lo más importante era la asamblea, y asegurarse que Zarpa de Bosque no hiciera alguna tontería y no dejara en mal al clan, no es que no le tuviera fé a su aprendiza... Pero aún tenía un largo camino por recorrer....
Al llegar a los cuatro árboles el clan rápidamente se dispersó, mezclándose algunos con los gatos del clan del trueno, otros permaneciendo cerca de sus compañeros de clan. Observó en silencio con una mirada anhelante como Pantanoso ocupaba su lugar enseguida junto a los otros lugartenientes, había una nueva... Del clan del trueno, si no recordaba mal... No es que le importara mucho, pero algo de curiosidad le despertaba saber que había ocurrido con el previo lugarteniente... No parecía ser muy viejo como para morir de alguna enfermedad o algo así.
Volvió a mirar a su aprendiz con un suspiro, si fuera cualquier otro aprendiz ya se le habría perdido entre la multitud y andaría por ahí hablando con otros aprendices, presumiendo de sus logros y progreso... Mientras tanto que Zarpa de Bosque, siendo tan peculiar como lo era, estaba junto a ella aún... Escondida... Cómo si los gatos de los clanes la fueran a decorar. Ya estaban tres de los cuatro clanes presentes, y cuando llegara el de la sombra empezarían pronto la asamblea... Era mejor que aprovechara ahora para hacer algunos amigos.
Hey... Zarpa de Bosque, por qué no vas a hablar con algunos aprendices? Esta es una oportunidad que no tendrás a menudo, puedes estar tranquila, no te van a tratar mal, yo me aseguraré de eso, estaré cerca viéndote... Está bien? Miró alrededor para ver si veía algún lugar donde pudiera integrarse la pequeña... Una gata con pelaje muy peculiar captó su atención... Parecía que hubieran dos gatos en un solo cuerpo, pegados por la mitad... Algo macabro y extraño pero... Se veía amigable? Además su aprendiza tampoco era normal, su intuición le decía que se podrían llevar bien. La gata extraña hablaba con un gato del clan del viento, que también se veía joven ... Y algo magullado, pero no parecían malas compañías para su pequeña... Y tímida aprendiz.
Vamos... Por qué no hablas con ellos? Se ven amigables... Apúrate antes que empiece la asamblea si? Yo estaré a unos zorros de distancia. le dió un empujoncito con la pata hacia el grupo, animandola y viendo que se fuera a interactuar con ellos. Mientras ella se quedaba sentada en el lugar donde estaba, enroscando su cola sobre sus patas, tapandolas del frío de la noche. Su mirada gélida se alternaba entre su aprendiza y Pantanoso, los dos gatos que más le importaba está noche, de vez en cuando sus ojos captaban alguna cara conocida... como aquella gata naranja del clan del trueno... tan maleducada, que acusó a su clan de débil y propenso a enfermedades... aún le hervía la sangre de solo pensarlo.... mientras sus orejas se movían en ángulos, captando trazos de conversaciones ajenas, con la esperanza de escuchar algo útil. Se sentía algo sola, pero así era su vida normalmente, tampoco tenía la intención de socializar, o al menos... No tomaría la iniciativa en hacerlo, su tarea era cuidar a su aprendiz... Se imaginaba que estaría haciendo su madre ahora... Probablemente roncando en la guarida de los veteranos, quejándose en sueños de su dolor de huesos, el frío de la estación la tenía muy quejosa... Y se pondría peor.
Al llegar a los cuatro árboles el clan rápidamente se dispersó, mezclándose algunos con los gatos del clan del trueno, otros permaneciendo cerca de sus compañeros de clan. Observó en silencio con una mirada anhelante como Pantanoso ocupaba su lugar enseguida junto a los otros lugartenientes, había una nueva... Del clan del trueno, si no recordaba mal... No es que le importara mucho, pero algo de curiosidad le despertaba saber que había ocurrido con el previo lugarteniente... No parecía ser muy viejo como para morir de alguna enfermedad o algo así.
Volvió a mirar a su aprendiz con un suspiro, si fuera cualquier otro aprendiz ya se le habría perdido entre la multitud y andaría por ahí hablando con otros aprendices, presumiendo de sus logros y progreso... Mientras tanto que Zarpa de Bosque, siendo tan peculiar como lo era, estaba junto a ella aún... Escondida... Cómo si los gatos de los clanes la fueran a decorar. Ya estaban tres de los cuatro clanes presentes, y cuando llegara el de la sombra empezarían pronto la asamblea... Era mejor que aprovechara ahora para hacer algunos amigos.
Hey... Zarpa de Bosque, por qué no vas a hablar con algunos aprendices? Esta es una oportunidad que no tendrás a menudo, puedes estar tranquila, no te van a tratar mal, yo me aseguraré de eso, estaré cerca viéndote... Está bien? Miró alrededor para ver si veía algún lugar donde pudiera integrarse la pequeña... Una gata con pelaje muy peculiar captó su atención... Parecía que hubieran dos gatos en un solo cuerpo, pegados por la mitad... Algo macabro y extraño pero... Se veía amigable? Además su aprendiza tampoco era normal, su intuición le decía que se podrían llevar bien. La gata extraña hablaba con un gato del clan del viento, que también se veía joven ... Y algo magullado, pero no parecían malas compañías para su pequeña... Y tímida aprendiz.
Vamos... Por qué no hablas con ellos? Se ven amigables... Apúrate antes que empiece la asamblea si? Yo estaré a unos zorros de distancia. le dió un empujoncito con la pata hacia el grupo, animandola y viendo que se fuera a interactuar con ellos. Mientras ella se quedaba sentada en el lugar donde estaba, enroscando su cola sobre sus patas, tapandolas del frío de la noche. Su mirada gélida se alternaba entre su aprendiza y Pantanoso, los dos gatos que más le importaba está noche, de vez en cuando sus ojos captaban alguna cara conocida... como aquella gata naranja del clan del trueno... tan maleducada, que acusó a su clan de débil y propenso a enfermedades... aún le hervía la sangre de solo pensarlo.... mientras sus orejas se movían en ángulos, captando trazos de conversaciones ajenas, con la esperanza de escuchar algo útil. Se sentía algo sola, pero así era su vida normalmente, tampoco tenía la intención de socializar, o al menos... No tomaría la iniciativa en hacerlo, su tarea era cuidar a su aprendiz... Se imaginaba que estaría haciendo su madre ahora... Probablemente roncando en la guarida de los veteranos, quejándose en sueños de su dolor de huesos, el frío de la estación la tenía muy quejosa... Y se pondría peor.
Salpicadura de Trucha
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Salpicadura de Trucha levantó la cabeza, sacudiéndose de sus pensamientos mientras una joven aprendiz chocaba torpemente contra él. Sus orejas se agitaron, pero no hizo ningún movimiento brusco. Había esperado que la asamblea fuera un evento monótono y cargado de tensiones, así que la interrupción resultó una distracción inesperada. Observó a la gata frente a él con curiosidad: su pelaje dividido entre negro y naranja era inusual, pero en el bosque nunca faltaban gatos con marcas únicas.
—No pasa nada —respondió con un tono neutro, aunque la sorpresa estaba escrita en su rostro—. Yo soy Salpicadura de Trucha, del Clan del Viento. Y, sí, soy un guerrero. Aunque parece que todavía no me lo creo del todo. —Soltó una risa ligera y sacudió la cola, tratando de aliviar la tensión.
El comentario de Zarpa Quebrada sobre los nervios llamó su atención. "Así que es su primera asamblea..." pensó, sintiendo una punzada de envidia mezclada con melancolía. Él no había sentido esa emoción en su propia primera vez; el peso de sus problemas personales lo había opacado todo.
—Es normal estar nerviosa. Las asambleas pueden ser abrumadoras al principio, con tantos gatos juntos, pero se vuelven algo rutinarias con el tiempo... supongo. —le aseguró con amabilidad, aunque sus palabras llevaban un toque de amargura oculta. Miró de reojo hacia la Roca Alta, donde los líderes comenzaban a ocupar sus lugares.
Notó que Zarpa Quebrada lo observaba con algo de curiosidad, y por un momento se preguntó qué pasaba por su mente. Era extraño hablar con alguien de otro clan sin preocuparse de patrullas fronterizas o conflictos territoriales. Por lo general, las interacciones entre clanes estaban cargadas de rivalidad, pero aquella aprendiz no parecía hostil.
—¿Tu líder te dio algún consejo para la asamblea? —preguntó, ladeando la cabeza con un aire despreocupado. Aunque en el fondo tenía curiosidad, sabía que cualquier información importante no sería revelada tan fácilmente. Era más bien una forma de mantener la conversación ligera.
Al mirarla más de cerca, pudo ver la intensidad en sus ojos. Había algo en ella, una energía contenida que lo hacía pensar en los gatos del Trueno: decididos, siempre con algo que probar. Tal vez era joven, pero claramente tenía una chispa. Decidió relajarse un poco más; después de todo, no parecía que ella fuera a causarle problemas... al menos no esa noche.
—No pasa nada —respondió con un tono neutro, aunque la sorpresa estaba escrita en su rostro—. Yo soy Salpicadura de Trucha, del Clan del Viento. Y, sí, soy un guerrero. Aunque parece que todavía no me lo creo del todo. —Soltó una risa ligera y sacudió la cola, tratando de aliviar la tensión.
El comentario de Zarpa Quebrada sobre los nervios llamó su atención. "Así que es su primera asamblea..." pensó, sintiendo una punzada de envidia mezclada con melancolía. Él no había sentido esa emoción en su propia primera vez; el peso de sus problemas personales lo había opacado todo.
—Es normal estar nerviosa. Las asambleas pueden ser abrumadoras al principio, con tantos gatos juntos, pero se vuelven algo rutinarias con el tiempo... supongo. —le aseguró con amabilidad, aunque sus palabras llevaban un toque de amargura oculta. Miró de reojo hacia la Roca Alta, donde los líderes comenzaban a ocupar sus lugares.
Notó que Zarpa Quebrada lo observaba con algo de curiosidad, y por un momento se preguntó qué pasaba por su mente. Era extraño hablar con alguien de otro clan sin preocuparse de patrullas fronterizas o conflictos territoriales. Por lo general, las interacciones entre clanes estaban cargadas de rivalidad, pero aquella aprendiz no parecía hostil.
—¿Tu líder te dio algún consejo para la asamblea? —preguntó, ladeando la cabeza con un aire despreocupado. Aunque en el fondo tenía curiosidad, sabía que cualquier información importante no sería revelada tan fácilmente. Era más bien una forma de mantener la conversación ligera.
Al mirarla más de cerca, pudo ver la intensidad en sus ojos. Había algo en ella, una energía contenida que lo hacía pensar en los gatos del Trueno: decididos, siempre con algo que probar. Tal vez era joven, pero claramente tenía una chispa. Decidió relajarse un poco más; después de todo, no parecía que ella fuera a causarle problemas... al menos no esa noche.
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Zarpa Quebrada
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Salpicadura de Trucha? Wow... Es un nombre precioso!!... Aunque... Es un poco raro... Tener el nombre de un pez, parece más nombre del Clan del Río. señaló la aprendiz sin ninguna mala intención, solo le parecía curioso cuánto más. Aún así, es genial, te ves muy joven y ya eres guerrero, debes ser muy fuerte en batalla.... Yo... Ya voy teniendo edad para ser guerrera... Pero supongo que aún tomará un poco más para que me nombren... Jeje.. después de haber hablado con admiración y emoción sobre el contrario, se le vió algo apenada y ligeramente deprimida al hablar sobre si misma, pero lo ocultó rápidamente, tras una radiante sonrisa acompañada de un travieso ronroneo.
Zarpa Quebrada sé quedó observando por un momento al guerrero joven, ya más relajada y en confianza, el contrario parecía ser muy agradable, esperaba más hostilidad de los gatos de otros clanes. Luego este le preguntó acerca de si su líder le había dicho lago antes de venir a la asamblea... Aaaah... Tenía que preguntar justo eso?
Ah... Jajaja... Estrella Rota... Pues... Nada en particular? Lo normal... Supongo... No hacer el ridículo o soltar la lengua con los gatos de otros clanes?... No le dicen eso a todos los aprendices? desvió la mirada, agitando sus bigotes con una risilla nerviosa, mientras arañaba el suelo. Su cola corta moviéndose de lado a lado barrían la tierra y junto a sus orejas algo gachas delataban su nerviosismo ante la pregunta... Estaba claro que algo ocultaba, pero que tampoco lo diría, aunque la obligarán... Preferiría que un ratón le comiera la lengua.
Oh... Hace un rato lo noté pero... Que te pasó en la oreja? Es reciente esa herida no?... No me malinterpretes,se ve genial, solo me da curiosidad como la obtuviste, nada más!! trató de desviar el tema, aunque era cierto que ya se había percatado de su oreja y no había dejado de mirarlo con curiosidad.
Zarpa Quebrada sé quedó observando por un momento al guerrero joven, ya más relajada y en confianza, el contrario parecía ser muy agradable, esperaba más hostilidad de los gatos de otros clanes. Luego este le preguntó acerca de si su líder le había dicho lago antes de venir a la asamblea... Aaaah... Tenía que preguntar justo eso?
Ah... Jajaja... Estrella Rota... Pues... Nada en particular? Lo normal... Supongo... No hacer el ridículo o soltar la lengua con los gatos de otros clanes?... No le dicen eso a todos los aprendices? desvió la mirada, agitando sus bigotes con una risilla nerviosa, mientras arañaba el suelo. Su cola corta moviéndose de lado a lado barrían la tierra y junto a sus orejas algo gachas delataban su nerviosismo ante la pregunta... Estaba claro que algo ocultaba, pero que tampoco lo diría, aunque la obligarán... Preferiría que un ratón le comiera la lengua.
Oh... Hace un rato lo noté pero... Que te pasó en la oreja? Es reciente esa herida no?... No me malinterpretes,se ve genial, solo me da curiosidad como la obtuviste, nada más!! trató de desviar el tema, aunque era cierto que ya se había percatado de su oreja y no había dejado de mirarlo con curiosidad.
Ronroneo Raudo
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RAÍCES HELADAS
Asamblea
Cuatro Árboles
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Observa con atención a su alrededor. Paciente y tranquila, sus orejas detectan el sonido de las pisadas que se acercan antes que sus ojos. Gira levemente la cabeza hacia lo alto de la hondonada y se encuentra con el clan vecino al suyo. El Clan del Río ha llegado a los Cuatro Árboles. Entrecierra levemente los ojos y analiza la situación. No puede decir que, ahora mismo, el Clan del Trueno tenga una buena relación con el del Río. Después de todo Estrella Rota ha tenido sus rencillas con Estrella de Serpiente.
Sin prisa pero sin pausa, Ronroneo Raudo se acerca hasta la base del roble en el que se encuentra Estrella Rota. Se sienta sobre sus cuartos traseros y enrosca la cola alrededor de sus patas delanteras. Observa atentamente cómo el líder del Clan del Río se acerca hasta el árbol. No muestra emoción alguna cuando ve el penoso salto que realiza Estrella de Serpiente. Tampoco muestra emoción alguna cuando ve a Pantanoso, su lugarteniente, ayudarle a subir de un empujón.
Intercambia una mirada silenciosa con Estrella Rota. Parece que Estrella de Serpiente no se encuentra en su mejor momento. Pese a que fuesen rivales, Ronroneo Raudo no puede evitar sentir una punzada de compasión el líder tricolor. Reprime la pena y se centra en lo verdaderamente importante: mantener la compostura durante la asamblea.
Ladea un poco la cabeza hacia su costado derecho. Ciertamente, Pantanoso era un gato bastante grande y corpulento. Incluso podría decirse que tiene una complexión semejante a los guerreros de su clan. Lo mira de soslayo durante unos latidos de corazón, impertérrita e inamovible.
—No sabía que El Fantasma del Clan del Río supiese hablar ''cordialmente''. Después de todo, lo único que se te escucha farfullar son órdenes —contraataca la gata, no queriendo dejarse intimidar por el lugarteniente. —Gracias por el consejo. Soy bastante mayorcita para saber qué hacer o decir. Yo que tú me preocuparía por Estrella de Serpiente. Es una lástima que todos viesen la ''ayuda'' prestada de tu parte, ¿no te parece? Hacen ver a Estrella de Serpiente un poco... frágil —Maúlla con tranquilidad y sin emoción. —Además, ¿para qué me hablas si tanto te molesta? La próxima vez cierra el hocico y siéntate donde te apetezca y espera a que empiece la asamblea. Tanto músculo y tan poco cerebro —farfulla, escrutando con la mirada al tricolor.
No le da el lujo de responderle. Se la vuelta sobre sí misma y enfila hacia la parte más alejada, alejándose del macho. Menudo cerebro de ratón si se piensa que va a caer en su juego.
Unos latidos de corazón después escucha a varios gatos descender la pendiente. Se gira lentamente y observa cómo el Clan del Viento inunda la hondonada, mezclándose con los dos clanes que ya se encuentran ahí. La blanquecina observa todo el silencio desde su lugar. Nuevamente vuelve a intercambiar una mirada con Estrella Rota, como buscando su permiso para confraternizar con la lugarteniente de dicho clan.
A diferencia de Pantanoso, puede decirse que Lágrima Ambarina es más propensa a la conversación. Como bien suele hacer, ha analizado a los lugartenientes de cada clan con minucia siempre que ha podido asistir a una asamblea. Aunque Lágrima Ambarina sea un tanto seria y fría, podría decirse que puede mantener una conversación civilizada con dicha gata.
—Que el Clan Estelar ilumine tu camino, Lágrima Ambarina —saluda con afecto la blanca, acercándose a la gata de color café. —¿Qué tal todo durante esta última luna? Espero que todos en tu clan estén sanos y a salvo —dice, y lo está diciendo de corazón.
Sabe que no debería de sentir compasión por el resto de clanes. Pero, ¿no son todos gatos del bosque? Cuando un gato muere, independientemente de su clan, acaban todos en el mismo lugar: el Clan Estelar.
emmeSin prisa pero sin pausa, Ronroneo Raudo se acerca hasta la base del roble en el que se encuentra Estrella Rota. Se sienta sobre sus cuartos traseros y enrosca la cola alrededor de sus patas delanteras. Observa atentamente cómo el líder del Clan del Río se acerca hasta el árbol. No muestra emoción alguna cuando ve el penoso salto que realiza Estrella de Serpiente. Tampoco muestra emoción alguna cuando ve a Pantanoso, su lugarteniente, ayudarle a subir de un empujón.
Intercambia una mirada silenciosa con Estrella Rota. Parece que Estrella de Serpiente no se encuentra en su mejor momento. Pese a que fuesen rivales, Ronroneo Raudo no puede evitar sentir una punzada de compasión el líder tricolor. Reprime la pena y se centra en lo verdaderamente importante: mantener la compostura durante la asamblea.
Ladea un poco la cabeza hacia su costado derecho. Ciertamente, Pantanoso era un gato bastante grande y corpulento. Incluso podría decirse que tiene una complexión semejante a los guerreros de su clan. Lo mira de soslayo durante unos latidos de corazón, impertérrita e inamovible.
—No sabía que El Fantasma del Clan del Río supiese hablar ''cordialmente''. Después de todo, lo único que se te escucha farfullar son órdenes —contraataca la gata, no queriendo dejarse intimidar por el lugarteniente. —Gracias por el consejo. Soy bastante mayorcita para saber qué hacer o decir. Yo que tú me preocuparía por Estrella de Serpiente. Es una lástima que todos viesen la ''ayuda'' prestada de tu parte, ¿no te parece? Hacen ver a Estrella de Serpiente un poco... frágil —Maúlla con tranquilidad y sin emoción. —Además, ¿para qué me hablas si tanto te molesta? La próxima vez cierra el hocico y siéntate donde te apetezca y espera a que empiece la asamblea. Tanto músculo y tan poco cerebro —farfulla, escrutando con la mirada al tricolor.
No le da el lujo de responderle. Se la vuelta sobre sí misma y enfila hacia la parte más alejada, alejándose del macho. Menudo cerebro de ratón si se piensa que va a caer en su juego.
Unos latidos de corazón después escucha a varios gatos descender la pendiente. Se gira lentamente y observa cómo el Clan del Viento inunda la hondonada, mezclándose con los dos clanes que ya se encuentran ahí. La blanquecina observa todo el silencio desde su lugar. Nuevamente vuelve a intercambiar una mirada con Estrella Rota, como buscando su permiso para confraternizar con la lugarteniente de dicho clan.
A diferencia de Pantanoso, puede decirse que Lágrima Ambarina es más propensa a la conversación. Como bien suele hacer, ha analizado a los lugartenientes de cada clan con minucia siempre que ha podido asistir a una asamblea. Aunque Lágrima Ambarina sea un tanto seria y fría, podría decirse que puede mantener una conversación civilizada con dicha gata.
—Que el Clan Estelar ilumine tu camino, Lágrima Ambarina —saluda con afecto la blanca, acercándose a la gata de color café. —¿Qué tal todo durante esta última luna? Espero que todos en tu clan estén sanos y a salvo —dice, y lo está diciendo de corazón.
Sabe que no debería de sentir compasión por el resto de clanes. Pero, ¿no son todos gatos del bosque? Cuando un gato muere, independientemente de su clan, acaban todos en el mismo lugar: el Clan Estelar.
Zarpa de Bosque
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Se había llevado tremenda sorpresa cuando la habían seleccionado para ir a la asamblea, la aprendiza de tonos naranjas se mantuvo cerca de su mentora lo más que pudo, ni siquiera podía irse de ahí, Pantanoso estaba en la retaguardia y no podía escapar, ir de regreso a su hogar.
Zarpa de Bosque pego las orejas al cráneo aún más cuando noto que Lluvia Escarchada la “invitaba” más bien, la presionaba para ir a hablar con un montón de extraños, la anaranjada miro en dirección a donde su mentora veía y logro notar a dos gatos extraños hablando.
¿Pero por que interrumpir? Ellos ya se veían muy metidos en su conversación, se les veía muy cómodos, era mejor quedarse cerca del grupo o quizá quedarse escondida entre los arbustos que rodeaban el lugar, quizá esconderse hasta que todo acabara era la mejor opción, aunque seguramente ella la sacaría de los arbustos y la arrastraría hasta los dos extraños.
Pero todo se le vino abajo cuando sintió el empujoncito de parte de su mentora, Zarpa de Bosque se giro para verla, su expresión era clara “¿De verdad me estás obligando a esto?” más bien era una suplica “No me obligues a esto por favor” y luego pensó ¿Y si le decían a Nube de Granizo? Seguramente se enojaría por no haberle hecho caso a su mentora.
Zarpa de Bosque agacho la cabeza, metió la cola entre las patas y avanzo lejos de su mentora, aunque mirando ocasionalmente en dirección a Lluvia Escarchada esperando a que ella se arrepintiera y la dejará quedarse cerca.
Pero eso no paso, llego un punto en que Zarpa de Bosque ya no podía avanzar más, así que se sentó con la cola enrollada entre sus patas delanteras y la cabeza agachada, aunque no estaba cerca, podía escuchar claramente la conversación de ese par con el cual la estaban obligando a interactuar “No hacer el ridículo o soltar la lengua con los gatos de otros clanes…” Eso era lo que Nube de Granizo que no hiciera, podía notar ciertos nervios en su padre, si la presionaban mucho no podía parar de hablar o decir estupideces, así era como el le sacaba información a la aprendiza, la presionaba a un punto en que ella ya no podía aguantarse más y hablaba hasta por donde no.
En ese lugar ella estaría a salvo, lejos pero aparentando interactuar.
Zarpa de Bosque pego las orejas al cráneo aún más cuando noto que Lluvia Escarchada la “invitaba” más bien, la presionaba para ir a hablar con un montón de extraños, la anaranjada miro en dirección a donde su mentora veía y logro notar a dos gatos extraños hablando.
¿Pero por que interrumpir? Ellos ya se veían muy metidos en su conversación, se les veía muy cómodos, era mejor quedarse cerca del grupo o quizá quedarse escondida entre los arbustos que rodeaban el lugar, quizá esconderse hasta que todo acabara era la mejor opción, aunque seguramente ella la sacaría de los arbustos y la arrastraría hasta los dos extraños.
Pero todo se le vino abajo cuando sintió el empujoncito de parte de su mentora, Zarpa de Bosque se giro para verla, su expresión era clara “¿De verdad me estás obligando a esto?” más bien era una suplica “No me obligues a esto por favor” y luego pensó ¿Y si le decían a Nube de Granizo? Seguramente se enojaría por no haberle hecho caso a su mentora.
Zarpa de Bosque agacho la cabeza, metió la cola entre las patas y avanzo lejos de su mentora, aunque mirando ocasionalmente en dirección a Lluvia Escarchada esperando a que ella se arrepintiera y la dejará quedarse cerca.
Pero eso no paso, llego un punto en que Zarpa de Bosque ya no podía avanzar más, así que se sentó con la cola enrollada entre sus patas delanteras y la cabeza agachada, aunque no estaba cerca, podía escuchar claramente la conversación de ese par con el cual la estaban obligando a interactuar “No hacer el ridículo o soltar la lengua con los gatos de otros clanes…” Eso era lo que Nube de Granizo que no hiciera, podía notar ciertos nervios en su padre, si la presionaban mucho no podía parar de hablar o decir estupideces, así era como el le sacaba información a la aprendiza, la presionaba a un punto en que ella ya no podía aguantarse más y hablaba hasta por donde no.
En ese lugar ella estaría a salvo, lejos pero aparentando interactuar.
What AREyou?
Pantanoso
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"El Fantasma", hacia tiempo que no escuchaba ese apodo, ese maldito apodo que tanto le encantaba pero que tanto lo perseguia. "El Fantasma del Clan del Rio", una bestia invisible, un cazador de las sombras, si este se dejaba ver frente a ti era porque no eras su objetivo. Por muchas lunas fue atormantado por el anterior fantasma del Clan del Rio: su ex mentor, pero luego del retiro de Chapoteo de Sabalo a la guarida de los veteranos, Pantanoso tomo su lugar detras del apodo.
La lugarteniente del Clan del Trueno tenia agallas, pero era muy incredula.
— Un lugarteniente no es un guerrero, es un superior. Si eres un lugarteniente blando tus guerreros van a comerte vivo —.
Hablo despacio, despues de todo sabia que no era bien visto en los clanes, pero si respetado. Las palabras de la gata no eran mas que palabras vacias de un ser que era incapaz de vencerlo en una batalla, y al final del dia eso era lo que contaba. Lanzo una mirada de soslayo a Estrella Rota quien se encontraba mas arriba de ellos, una mirada que claramente decia: "manten controlado a tu sabueso".
— ¿Ronroneo Raudo, sabes por qué Estrella de Serpiente se convirtio en lider? —. Maullo, sorprendiendo a la gata de saber su nombre, al final del dia a Pantanoso le encataba tener cuanta informacion pudiera de todos los clanes. — Él asesino al antiguo lider del Clan del Rio, le quito todas sus vidas restantes como un tejon quitandole la vida a un gato. Mientras el antiguo lider del clan se ahogaba en su propia sangre y moria varias veces, Estrella de Serpiente solo salio con una herida en su pata —.
Oh si, recordaba ese dia como si fuera ayer, como su primo se blandia en una crudenta batalla que muchos desconocian o ignoraban. Pero él no, él sabia lo que ocurrio esa noche en la guarida del difunto Estrella Reluciente. Para él no importaba lo que digan de su primo él siempre iba a apoyarlo y proteger su nombre, esa era su tarea como lugarteniente y familiar de Estrella de Serpiente. Ya quisieran los demas clanes tener a alguien tan leal como Pantanoso en sus clanes, un protector nato que no permitia que nadie hablara mal de sus superiores, sus guerreros, su clan y sus familiares. Alguien que no podia ser pasado por encima y podia mantener muy bien controlados a aus guerreros al punto de que estos seguian sus ordenes como hormigas.
— Como lugarteniente, deberias saber que no es inteligente juzgar a un lider por su apariencia, al final del dia por algo se volvio lider —.
Vio de fondo como aparecian los gatos del Clan del Viento y vio que debia terminar con la conversacion con la incredula lugarteniente del Clan del Trueno. Ladeo su cabeza ¿Acaso Estrella Rota estaba mal de la cabeza? A lo mejor habia subestimado su capacidad para tener un buen juicio, ciertamente le caia mejor Crepusculo Nocturno. El Fantasma del Clan del Rio se mantenia sereno, pero su voz en todo momento fue dura, ronca, propia de alguien experimentado en su campo. O mejor dicho propia de alguien que habia vivido en el Bosque Oscuro desde que habia nacido en una familia tortuosa y un entrenamiento abusivo.
— Cuidado, Ronroneo Raudo —. Advirtio con calma, girando su cabeza lentamente hacia ella, su cara marcada por las cicatrices. — Puedo hacer que vuelvas a tu rango anterior como guerrera si yo quisiera —.
Su dura mirada se clavo en la gata blanquecina y luego su cabeza se elevo para ver a Estrella Rota mas arriba que ellos, sin esconderlo el lugarteniente del Clan del Rio le hizo un gesto de saludo y pequeña reverencia al lider del Clan del Trueno. Volvio a mirar a Ronroneo Raudo como una advertencia antes de ser interrumpido por Lagrima Ambarina a quien saludo con de forma profecional y calmada.
Solo faltaba el Clan de la Sombra ¿Donde estaban? Por lo general eran los primeros en llegar, escondiendose en las sombras y apareciendo cuando la luna comenzaba a moverse.
La lugarteniente del Clan del Trueno tenia agallas, pero era muy incredula.
— Un lugarteniente no es un guerrero, es un superior. Si eres un lugarteniente blando tus guerreros van a comerte vivo —.
Hablo despacio, despues de todo sabia que no era bien visto en los clanes, pero si respetado. Las palabras de la gata no eran mas que palabras vacias de un ser que era incapaz de vencerlo en una batalla, y al final del dia eso era lo que contaba. Lanzo una mirada de soslayo a Estrella Rota quien se encontraba mas arriba de ellos, una mirada que claramente decia: "manten controlado a tu sabueso".
— ¿Ronroneo Raudo, sabes por qué Estrella de Serpiente se convirtio en lider? —. Maullo, sorprendiendo a la gata de saber su nombre, al final del dia a Pantanoso le encataba tener cuanta informacion pudiera de todos los clanes. — Él asesino al antiguo lider del Clan del Rio, le quito todas sus vidas restantes como un tejon quitandole la vida a un gato. Mientras el antiguo lider del clan se ahogaba en su propia sangre y moria varias veces, Estrella de Serpiente solo salio con una herida en su pata —.
Oh si, recordaba ese dia como si fuera ayer, como su primo se blandia en una crudenta batalla que muchos desconocian o ignoraban. Pero él no, él sabia lo que ocurrio esa noche en la guarida del difunto Estrella Reluciente. Para él no importaba lo que digan de su primo él siempre iba a apoyarlo y proteger su nombre, esa era su tarea como lugarteniente y familiar de Estrella de Serpiente. Ya quisieran los demas clanes tener a alguien tan leal como Pantanoso en sus clanes, un protector nato que no permitia que nadie hablara mal de sus superiores, sus guerreros, su clan y sus familiares. Alguien que no podia ser pasado por encima y podia mantener muy bien controlados a aus guerreros al punto de que estos seguian sus ordenes como hormigas.
— Como lugarteniente, deberias saber que no es inteligente juzgar a un lider por su apariencia, al final del dia por algo se volvio lider —.
Vio de fondo como aparecian los gatos del Clan del Viento y vio que debia terminar con la conversacion con la incredula lugarteniente del Clan del Trueno. Ladeo su cabeza ¿Acaso Estrella Rota estaba mal de la cabeza? A lo mejor habia subestimado su capacidad para tener un buen juicio, ciertamente le caia mejor Crepusculo Nocturno. El Fantasma del Clan del Rio se mantenia sereno, pero su voz en todo momento fue dura, ronca, propia de alguien experimentado en su campo. O mejor dicho propia de alguien que habia vivido en el Bosque Oscuro desde que habia nacido en una familia tortuosa y un entrenamiento abusivo.
— Cuidado, Ronroneo Raudo —. Advirtio con calma, girando su cabeza lentamente hacia ella, su cara marcada por las cicatrices. — Puedo hacer que vuelvas a tu rango anterior como guerrera si yo quisiera —.
Su dura mirada se clavo en la gata blanquecina y luego su cabeza se elevo para ver a Estrella Rota mas arriba que ellos, sin esconderlo el lugarteniente del Clan del Rio le hizo un gesto de saludo y pequeña reverencia al lider del Clan del Trueno. Volvio a mirar a Ronroneo Raudo como una advertencia antes de ser interrumpido por Lagrima Ambarina a quien saludo con de forma profecional y calmada.
Solo faltaba el Clan de la Sombra ¿Donde estaban? Por lo general eran los primeros en llegar, escondiendose en las sombras y apareciendo cuando la luna comenzaba a moverse.
Lágrima Ambarina
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Silencio abrumador que los colmaba de una extraña mezcla de paz y a su vez un sentimiento ligero de inquietud que les invadía la sensación en las zarpas.
Pese a la tranquilidad que embriagaba junto a la suave brisa del viento helado que los acompañaba con su frescura, la sensación de malestar persistía.
Tal vez su extraña inquietud que aparecía cada que terminaba por salir más allá de los límites del territorio era algo que siempre la ponía en alerta.
No era por desconfiar en los suyos, ni en los clanes vecinos, pero con la época que tenían a un par de posibles colas a llegar, significaría que no faltaría demasiado para que los problemas llegarán y con ello la tensión.
Siguió de cerca a Estrella Helada, dando un asentimiento de aceptación cuando está dió la señal para esparcirse a lo largo del claro, mientras ella caminaba hacia su sitio correspondiente.
Saludó a los otros lugarteniente del resto de clanes que al parecer habían llegado está vez mucho antes que ellos.
Brindo un suave asentimiento silencioso y cordial en respuesta al saludo de Pantanoso, seguido de volver su mirada hacia el pelaje albino de la reciente conocida lugarteniente del clan del trueno, una felina joven y de ojos dorados que podrían asimilar bastante a los reflejos dorados del sol.
— Igualmente Ronroneo Raudo. Brindo los mejores deseos al Clan del Trueno.— Exclamo.— — Al clan del viento no le ha ido tan mal, en algunos aspectos.. pero pudimos resolverlos con rapidez. Refutó con calma y cortesía, buscando no dejar la prueba de los problemas comunes que había tenido que enfrentar su clan, pero al menos aún contaban con lo necesario para su supervivencia.
Mientras hablaba, toma asiento en su respectivo sitio, envolviendo su cola entre sus zarpas delanteras y fijando su mirada en el otro lugarteniente y luego en la albina, notando cierta tensión en el par que es visible a lenguas de ratón.
—¿Me he perdido de algo interesante?— Pregunta, su voz resaltando un leve tono de curiosidad y cierta necesidad de averiguar sobre la razón del aparente enfado mutuo entre los felinos.
Pese a la tranquilidad que embriagaba junto a la suave brisa del viento helado que los acompañaba con su frescura, la sensación de malestar persistía.
Tal vez su extraña inquietud que aparecía cada que terminaba por salir más allá de los límites del territorio era algo que siempre la ponía en alerta.
No era por desconfiar en los suyos, ni en los clanes vecinos, pero con la época que tenían a un par de posibles colas a llegar, significaría que no faltaría demasiado para que los problemas llegarán y con ello la tensión.
Siguió de cerca a Estrella Helada, dando un asentimiento de aceptación cuando está dió la señal para esparcirse a lo largo del claro, mientras ella caminaba hacia su sitio correspondiente.
Saludó a los otros lugarteniente del resto de clanes que al parecer habían llegado está vez mucho antes que ellos.
Brindo un suave asentimiento silencioso y cordial en respuesta al saludo de Pantanoso, seguido de volver su mirada hacia el pelaje albino de la reciente conocida lugarteniente del clan del trueno, una felina joven y de ojos dorados que podrían asimilar bastante a los reflejos dorados del sol.
— Igualmente Ronroneo Raudo. Brindo los mejores deseos al Clan del Trueno.— Exclamo.— — Al clan del viento no le ha ido tan mal, en algunos aspectos.. pero pudimos resolverlos con rapidez. Refutó con calma y cortesía, buscando no dejar la prueba de los problemas comunes que había tenido que enfrentar su clan, pero al menos aún contaban con lo necesario para su supervivencia.
Mientras hablaba, toma asiento en su respectivo sitio, envolviendo su cola entre sus zarpas delanteras y fijando su mirada en el otro lugarteniente y luego en la albina, notando cierta tensión en el par que es visible a lenguas de ratón.
—¿Me he perdido de algo interesante?— Pregunta, su voz resaltando un leve tono de curiosidad y cierta necesidad de averiguar sobre la razón del aparente enfado mutuo entre los felinos.
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
Can take my mind, I can take my mind.
Salpicadura de Trucha
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Salpicadura de Trucha no pudo evitar que un ligero calor subiera a sus orejas ante el comentario de Zarpa Quebrada. "¿Un nombre raro para un gato del Clan del Viento?" Claro que lo era, pero nunca se había detenido a pensar demasiado en ello. Después de todo, él no había elegido su propio nombre.
—Supongo que tienes razón... —admitió, dejando escapar una risa suave—. Mi mentora siempre decía que mi nombre era tan único como yo. Aunque creo que más de un gato del Clan del Río se podría burlar de eso. —Hizo un gesto despreocupado con la cola, como si no le molestara. Pero en realidad, había aprendido a convertir esos comentarios en algo que lo motivaba a destacarse.
Cuando Zarpa Quebrada empezó a hablar sobre su propio entrenamiento y la posibilidad de convertirse en guerrera, Salpicadura de Trucha notó la emoción en sus palabras, seguida de esa sombra de inseguridad que intentaba ocultar tras su radiante sonrisa. Le resultó entrañable. “Ella aún tiene ese brillo optimista… Espero que no lo pierda.”
—No te preocupes, Zarpa Quebrada —dijo con un tono sincero, inclinándose un poco hacia adelante como si compartiera un secreto—. Ya tienes el entusiasmo y la determinación. Estoy seguro de que serás una gran guerrera.
El nerviosismo de Zarpa Quebrada ante su pregunta sobre Estrella Rota no pasó desapercibido. Sus bigotes temblaron con diversión al verla intentar desviar el tema con una curiosidad que parecía más auténtica que una simple excusa. Su mirada se dirigió a su oreja rasgada, y dejó escapar una sonrisa ligera.
—¿Esto? —movió la oreja para mostrar la cicatriz reciente—. Es una larga historia... Bueno, no tan larga. —Rió, bajando la voz como si compartiera un secreto—. Hace poco, un tunelero descarado tomó algo que no era suyo, así que tuve que darle una lección. —Se encogió de hombros, recordando el incidente con un brillo desafiante en los ojos—. Lo subestimé, y él me dejó esta cicatriz. Al final, Lágrima Ambarina nos castigó a los dos, relegándonos a tareas de aprendices. Todavía no he terminado mi castigo. Pero bueno, ahora llevo esta cicatriz como un recordatorio de no confiarme demasiado. ¿A poco no se ve genial? ¡Me hace parecer más rudo!—soltó una carcajada, pero enseguida bajó el tono, algo nervioso—. Aunque bueno... no lo soy. —Se sonrojó, dándose cuenta de que quizá había hablado de más.
Observó la reacción de Zarpa Quebrada, preguntándose si la historia la impresionaría o si buscaría más detalles. Aprovechó el momento para devolverle la pregunta y no hacer este intercambio tan incomodo para ella
—¿Y tú? ¿Alguna herida interesante que quieras compartir? Aunque... —ladeó la cabeza con una sonrisa juguetona—. Espero que no sea de cuando tropezaste conmigo.
—Supongo que tienes razón... —admitió, dejando escapar una risa suave—. Mi mentora siempre decía que mi nombre era tan único como yo. Aunque creo que más de un gato del Clan del Río se podría burlar de eso. —Hizo un gesto despreocupado con la cola, como si no le molestara. Pero en realidad, había aprendido a convertir esos comentarios en algo que lo motivaba a destacarse.
Cuando Zarpa Quebrada empezó a hablar sobre su propio entrenamiento y la posibilidad de convertirse en guerrera, Salpicadura de Trucha notó la emoción en sus palabras, seguida de esa sombra de inseguridad que intentaba ocultar tras su radiante sonrisa. Le resultó entrañable. “Ella aún tiene ese brillo optimista… Espero que no lo pierda.”
—No te preocupes, Zarpa Quebrada —dijo con un tono sincero, inclinándose un poco hacia adelante como si compartiera un secreto—. Ya tienes el entusiasmo y la determinación. Estoy seguro de que serás una gran guerrera.
El nerviosismo de Zarpa Quebrada ante su pregunta sobre Estrella Rota no pasó desapercibido. Sus bigotes temblaron con diversión al verla intentar desviar el tema con una curiosidad que parecía más auténtica que una simple excusa. Su mirada se dirigió a su oreja rasgada, y dejó escapar una sonrisa ligera.
—¿Esto? —movió la oreja para mostrar la cicatriz reciente—. Es una larga historia... Bueno, no tan larga. —Rió, bajando la voz como si compartiera un secreto—. Hace poco, un tunelero descarado tomó algo que no era suyo, así que tuve que darle una lección. —Se encogió de hombros, recordando el incidente con un brillo desafiante en los ojos—. Lo subestimé, y él me dejó esta cicatriz. Al final, Lágrima Ambarina nos castigó a los dos, relegándonos a tareas de aprendices. Todavía no he terminado mi castigo. Pero bueno, ahora llevo esta cicatriz como un recordatorio de no confiarme demasiado. ¿A poco no se ve genial? ¡Me hace parecer más rudo!—soltó una carcajada, pero enseguida bajó el tono, algo nervioso—. Aunque bueno... no lo soy. —Se sonrojó, dándose cuenta de que quizá había hablado de más.
Observó la reacción de Zarpa Quebrada, preguntándose si la historia la impresionaría o si buscaría más detalles. Aprovechó el momento para devolverle la pregunta y no hacer este intercambio tan incomodo para ella
—¿Y tú? ¿Alguna herida interesante que quieras compartir? Aunque... —ladeó la cabeza con una sonrisa juguetona—. Espero que no sea de cuando tropezaste conmigo.
Fly me to the moon
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Ronroneo Raudo
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Deja escapar un suspiro pesado. El cansancio del día empieza a hacer mella en ella. ¿Y ahora tenía que lidiar con Pantanoso? Rueda levemente los ojos hacia la derecha. ¿Qué derecho tiene ese gato para cuestionar si es buena lugarteniente o no? Para empezar, ellos no se conocen en profundidad como para poder determinar ese aspecto. Al igual que ella solo lo conoce por las habladurías de los otros gatos o de lo poco que lo ha visto durante las asambleas, Pantanoso tampoco debería estar afirmando que ella era mala en su trabajo. Porque no la conoce en absoluto.
Siente una pizca de curiosidad cuando empieza a relatarle el ascenso de Estrella de Serpiente al liderato. Entrecierra muy ligeramente sus ojos. Interesante dato le acaba de proporcionar el lugarteniente enemigo. Fija su mirada en el líder del Clan del Río. Cuando advirtió a Pantanoso de que Estrella de Serpiente parecía frágil, no quería decirlo a modo negativo. Ella se preocupa por la salud de cualquier gato, y Estrella de Serpiente es líder de un clan. Debe tener cuidado en su condición física para no demostrar debilidad hacia el resto de clanes. Quién sabe cuál de los clanes podría lanzar un ataque contra el Clan del Río solo por ver a Estrella de Serpiente cojear de esa forma.
Pobre criaturita... ojalá se recupere pronto, piensa para sí misma sin despegar la mirada del líder del Clan del Río. Ni siquiera pone asunto a las palabras y amenazas de Pantanoso. Tampoco se percata de la reverencia del macho hacia su líder. Sus ojos están totalmente enfocados en Estrella de Serpiente. El respeto se puede leer a través de ellos. Lo mira con preocupación, como si quisiera decirle con su mirada que tuviese cuidado y se recuperase lo antes posible. Ojalá no ocurra una desgracia que ponga en peligro al Clan del Río, piensa con una punzada de compasión.
Una sonrisa se asoma a su hocico cuando Lágrima Ambarina llega hasta donde se encuentran ella y el macho tricolor.
—Espero que todo esté en orden y que no hubiesen heridos al respecto —responde al saludo de la hembra, de pronto más animada por su presencia.
Su semblante se torna un poco más serio ante su siguiente pregunta. Se sienta sobre sus cuartos traseros y enrosca la cola alrededor de sus patas delanteras. Echa una ojeada hacia su espalda intercambiando una mirada, primera con Estrella Rota y luego con Estrella de Serpiente.
—Nada importante, Lágrima Ambarina. Todos estamos deseando que llegue el Clan de la Sombra para comenzar con la asamblea —responde con tranquilidad, mirando hacia el denso grupo de gatos que hay delante. —Todos estamos preocupados por la inminente estación Sin Hojas. Ninguno quiere ver a sus compañeros morir por una enfermedad o inanición al no haber suficientes presas —continúa mirando hacia lo alto de la hondonada. —A todo esto, ¿saben qué le ha podido ocurrir al Clan de la Sombra? Normalmente suele ser el primer clan en llegar a la asamblea —pregunta a los otros lugartenientes, sin una pizca de hostilidad en su tono de voz.
Vuelve a dirigir una rápida mirada hacia los líderes. Estrella Helada ocupa su rama de árbol junto a Estrella de Serpiente y Estrella Rota. Ronroneo Raudo reza mentalmente para sí misma, preocupada porque pueda haberles ocurrido algo a los gatos del Clan de la Sombra. Estrella Rota se pondría hecho una furia si supiera que rezo por la seguridad de un clan enemigo. Pero no me avergüenzo de ser cómo soy, piensa para sí misma y mirando hacia las estrellas del cielo.
emmeSiente una pizca de curiosidad cuando empieza a relatarle el ascenso de Estrella de Serpiente al liderato. Entrecierra muy ligeramente sus ojos. Interesante dato le acaba de proporcionar el lugarteniente enemigo. Fija su mirada en el líder del Clan del Río. Cuando advirtió a Pantanoso de que Estrella de Serpiente parecía frágil, no quería decirlo a modo negativo. Ella se preocupa por la salud de cualquier gato, y Estrella de Serpiente es líder de un clan. Debe tener cuidado en su condición física para no demostrar debilidad hacia el resto de clanes. Quién sabe cuál de los clanes podría lanzar un ataque contra el Clan del Río solo por ver a Estrella de Serpiente cojear de esa forma.
Pobre criaturita... ojalá se recupere pronto, piensa para sí misma sin despegar la mirada del líder del Clan del Río. Ni siquiera pone asunto a las palabras y amenazas de Pantanoso. Tampoco se percata de la reverencia del macho hacia su líder. Sus ojos están totalmente enfocados en Estrella de Serpiente. El respeto se puede leer a través de ellos. Lo mira con preocupación, como si quisiera decirle con su mirada que tuviese cuidado y se recuperase lo antes posible. Ojalá no ocurra una desgracia que ponga en peligro al Clan del Río, piensa con una punzada de compasión.
Una sonrisa se asoma a su hocico cuando Lágrima Ambarina llega hasta donde se encuentran ella y el macho tricolor.
—Espero que todo esté en orden y que no hubiesen heridos al respecto —responde al saludo de la hembra, de pronto más animada por su presencia.
Su semblante se torna un poco más serio ante su siguiente pregunta. Se sienta sobre sus cuartos traseros y enrosca la cola alrededor de sus patas delanteras. Echa una ojeada hacia su espalda intercambiando una mirada, primera con Estrella Rota y luego con Estrella de Serpiente.
—Nada importante, Lágrima Ambarina. Todos estamos deseando que llegue el Clan de la Sombra para comenzar con la asamblea —responde con tranquilidad, mirando hacia el denso grupo de gatos que hay delante. —Todos estamos preocupados por la inminente estación Sin Hojas. Ninguno quiere ver a sus compañeros morir por una enfermedad o inanición al no haber suficientes presas —continúa mirando hacia lo alto de la hondonada. —A todo esto, ¿saben qué le ha podido ocurrir al Clan de la Sombra? Normalmente suele ser el primer clan en llegar a la asamblea —pregunta a los otros lugartenientes, sin una pizca de hostilidad en su tono de voz.
Vuelve a dirigir una rápida mirada hacia los líderes. Estrella Helada ocupa su rama de árbol junto a Estrella de Serpiente y Estrella Rota. Ronroneo Raudo reza mentalmente para sí misma, preocupada porque pueda haberles ocurrido algo a los gatos del Clan de la Sombra. Estrella Rota se pondría hecho una furia si supiera que rezo por la seguridad de un clan enemigo. Pero no me avergüenzo de ser cómo soy, piensa para sí misma y mirando hacia las estrellas del cielo.
Enebro
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Enebro acompañaba a su líder, Estrella Helada, ocupando su lugar correspondiente como curandero del Clan del Viento. El viento frío se hacía cada vez más notable, y en su mente tenía ese hecho muy presente, pero decidió disfrutar la noche en vez de preocuparse, sólo por esta noche. Ver tantos gatos unidos como un solo grupo le hacía sentir paz y era algo que le daba alegría. Mirando a su alrededor, observó como sus compañeros de todas las edades conversaban animadamente. Por su parte, miraba las estrellas, esperando la presecia cercana de alguno de los otros curanderos, aunque no le venía mal estar solo unos momentos. Ciertamente esta temporada había sido más permisiva en general, le fue fácil mantener un suministro...''Debería dejar de pensar tanto en trabajar.'' se dijo, observando cómo sus pensamientos divagaban una vez más a sus deberes.
Entonces, prefirió pensar en eventos recientes, quizá. Como ese joven que se había encontrado hacía poco, su nobleza llamaba la atención del curandero, debía admitir. Observó la luna blanquecina y brillante en el cielo, señal de que el Clan Estelar estaba satisfecho..
Entonces, prefirió pensar en eventos recientes, quizá. Como ese joven que se había encontrado hacía poco, su nobleza llamaba la atención del curandero, debía admitir. Observó la luna blanquecina y brillante en el cielo, señal de que el Clan Estelar estaba satisfecho..
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- ⋆。°✩⸙✩⋆。°arte og por Leonid Nasyrov
Zarpa Quebrada
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Zarpa Quebrada escuchó atentamente todo lo que decía el joven guerrero, que ya entrando en confianza era bastante hablador y relajado. La verdad es que le agradaba mucho el felino del Clan del Viento, se sentía feliz de haber hecho un amigo... Su primer amigo de otro Clan... Aunque en realidad incluso en el mismísimo Clan del Trueno, ella no tenía ese tipo de relaciones. La aprendiza se sintió agradecida por las palabras de ánimo de Salpicadura de Trucha al decir que sería una gran guerrera, la motivaba a seguir adelante, a pesar de que nunca dejaban de llegarle contratiempos... Al menos era reconocida por un gato de otro clan.
Cuando el contrario comenzó a contar su anécdota sobre cómo le habían arrancado un pedazo de oreja. Zarpa Quebrada lo observaba con sus ojos bicolores enormes de admiración y asombro... y un dejo de preocupación hacía la osadía del guerrero... Que no sería la última vez que lo metería en problemas. Escuchó pacientemente sin interrumpir, y al finalizar este respondió:
¡Vaya!¡Que valiente eres!... Yo no sé si podría, jaja... De seguro era mucho más grande y experimentado que tú... Ese... Tunelero?...Saliste bastante ileso, la verdad.... aunque...Deberías tener más cuidado eso sí... Me pondría triste que algo malo te pasará, solo sé más precavido de ahora en adelante... Aunque... Tienes razón, no te ves muy rudo... Bueno, con esas cicatriz tal vez un poquito jeje dejó salir un ronroneo divertido, sus bigotes agitándose mientras se le escapaba una risita. No tenía mucha idea de que era un tunelero, más allá de lo que implicaba el nombre del puesto,pero Salpicadura de Trucha era muy divertido, la hacía reír hasta por las orejas.
Cuando le preguntó sobre las heridas se enderezó, aunque no sin soltar una última risilla ante el último comentario de este:
No soy tan frágil como para que chocar contigo me haya dejado alguna herida... Pero, ahora que lo mencionas, si que tengo una ... Me la hice cuando era más pequeña... Aún no era una aprendiz... Me atacó un perro... Casi no la cuento la verdad... Pero bueno, la cola se me quebró y se infectó... Pluma de Miel tuvo que amputarla... De ahí mi nombre... Mostró el muñón de su cola, peludo y esponjoso pero bastante corto, lo sacudía horondamente mientras contaba su historia. Al final se volteó de espaldas para mostrársela mejor. ...Si quieres tocarla o verla más de cerca no tengo problema... mientras añadía esto recordó que estaban en la asamblea, y miró a su alrededor el tumulto de gatos.... Deteniendo su mirada sobre una... Bastante cercana y pequeña aprendiz, de pelaje naranja largo... Se veía bastante tímida mirando al suelo, pero al mismo tiempo con cierto interés en la conversación, lo notaba por como arqueaba las orejas hacia ellos... Y vamos que, de cierta forma los estaba espiando o bueno, parecía que quería unirseles...
...Oye... Salpicadura de Trucha... Esa aprendiz de ahí... Nos está escuchando... O bueno no sé que anda haciendo exactamente... le comentó al contrario sin separar la mirada de esta.
Cuando el contrario comenzó a contar su anécdota sobre cómo le habían arrancado un pedazo de oreja. Zarpa Quebrada lo observaba con sus ojos bicolores enormes de admiración y asombro... y un dejo de preocupación hacía la osadía del guerrero... Que no sería la última vez que lo metería en problemas. Escuchó pacientemente sin interrumpir, y al finalizar este respondió:
¡Vaya!¡Que valiente eres!... Yo no sé si podría, jaja... De seguro era mucho más grande y experimentado que tú... Ese... Tunelero?...Saliste bastante ileso, la verdad.... aunque...Deberías tener más cuidado eso sí... Me pondría triste que algo malo te pasará, solo sé más precavido de ahora en adelante... Aunque... Tienes razón, no te ves muy rudo... Bueno, con esas cicatriz tal vez un poquito jeje dejó salir un ronroneo divertido, sus bigotes agitándose mientras se le escapaba una risita. No tenía mucha idea de que era un tunelero, más allá de lo que implicaba el nombre del puesto,pero Salpicadura de Trucha era muy divertido, la hacía reír hasta por las orejas.
Cuando le preguntó sobre las heridas se enderezó, aunque no sin soltar una última risilla ante el último comentario de este:
No soy tan frágil como para que chocar contigo me haya dejado alguna herida... Pero, ahora que lo mencionas, si que tengo una ... Me la hice cuando era más pequeña... Aún no era una aprendiz... Me atacó un perro... Casi no la cuento la verdad... Pero bueno, la cola se me quebró y se infectó... Pluma de Miel tuvo que amputarla... De ahí mi nombre... Mostró el muñón de su cola, peludo y esponjoso pero bastante corto, lo sacudía horondamente mientras contaba su historia. Al final se volteó de espaldas para mostrársela mejor. ...Si quieres tocarla o verla más de cerca no tengo problema... mientras añadía esto recordó que estaban en la asamblea, y miró a su alrededor el tumulto de gatos.... Deteniendo su mirada sobre una... Bastante cercana y pequeña aprendiz, de pelaje naranja largo... Se veía bastante tímida mirando al suelo, pero al mismo tiempo con cierto interés en la conversación, lo notaba por como arqueaba las orejas hacia ellos... Y vamos que, de cierta forma los estaba espiando o bueno, parecía que quería unirseles...
...Oye... Salpicadura de Trucha... Esa aprendiz de ahí... Nos está escuchando... O bueno no sé que anda haciendo exactamente... le comentó al contrario sin separar la mirada de esta.
Última edición por Zarpa Quebrada el Mar Nov 26, 2024 6:16 am, editado 1 vez
Lluvia Escarchada
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Lluvia Escarchada seguía sentada en su lugar, los gatos iban y venían a su alrededor, a veces saludandola con un gesto de la cabeza, al cual ella respondía y permanecía allí... Firme... Inamovible, estoica... Su atención siendo abarcada ahora totalmente por el lugarteniente de su Clan, lo había estado mirando por un largo rato...y... La gata del trueno... Que estarían hablando? No parecía algo agradable... Lo podía notar por la expresión de Pantanoso, para alguien que no lo viera todos los días sería un poco imperceptible, pero era claro como el agua del río para ella, estaba fastidiado... Probablemente la gata de color blanco se había pasado un poco de lista. Desgraciadamente estaba muy lejos para escuchar la conversación, más teniendo el cuenta el bullicio del claro, pero le bastaba con observar... De todas formas no podía ir allí y tomar lugar junto a Pantanoso... Nunca podría, un clan solo tiene un lugarteniente... Y si ella se parará allí algún día... Sería porque Estrella de Serpiente ya no estuviera entre ellos... O en otra posibilidad, más horrenda incluso que la anterior... Pantanoso... No quería que nada de eso pasara, tenía en muy alta estima a ambos como para anhelar siquiera sus puestos.
La lugarteniente del Clan del Trueno dejó de hablarle a Pantanoso de pronto, y comenzó a mirar intensamente a su líder... A Estrella de Serpiente... Que quería de él? Su expresión parecía algo compasiva... Lástima??? Cómo osaba tenerle lástima a su líder?! Con razón Pantanoso parecía tan enojado, al parecer habían estado hablando de su primo... Probablemente por el penoso intento de subir al árbol de antes... Pero es que, si bien su pata había quedado dañada permanente, era una honorable herida de batalla... Un recuerdo, de cómo liberó al Clan del Río del senil Estrella Reluciente... Que ya había causado demasiados estragos en el Clan... Estrella de Serpiente era un líder muy amado en el clan, dedicado, amoroso y gentil, pero también siempre tomaba las decisiones que fueran mejores para sus gatos... Él... Junto a Pantanoso, eran un excelente par, el mejor equipo de líder y lugarteniente que podía haber en todo el bosque... Al menos eso pensaba ella, por eso le indignaba ver cómo aquella gata observaba al líder tricolor... Cómo si fuera un cachorro enfermo. Su larga y espesa cola no dejaba de sacudirse, golpeando el suelo sonoramente, mientras la atigrada fulminaba con sus ojos glaciales a aquella gata blanca.
Al cabo de un rato, cesó... Recordó que debía cuidar a su aprendiza... Zarpa de Bosque,la buscó con la mirada en el lugar donde la había dejado... Seguía ahí?! Exactamente en el mismo lugar!! No sé había acercado a hablar con aquellos jóvenes... Pero como era posible... Por qué le tuvo que tocar semejante gata tan... Difícil... Lluvia Escarchada de por sí no era precisamente sociable... Pero cuando la situación lo ameritaba no decepcionaba, se adaptaba al grupo de gatos con quiénes tuviera que interactuar y cuánto menos no parecía muda, como la bola de pelos naranja... Estaba contemplando si intervenir o no, cuando la gata de pelaje mitad y mitad se volteó y parecía estarle hablando a Zarpa de Bosque... O al menos la había notado. Se limitó a seguir observando de lejos un poco más aliviada, y cautelosa, quería ver cómo reaccionaba su aprendiz.
La lugarteniente del Clan del Trueno dejó de hablarle a Pantanoso de pronto, y comenzó a mirar intensamente a su líder... A Estrella de Serpiente... Que quería de él? Su expresión parecía algo compasiva... Lástima??? Cómo osaba tenerle lástima a su líder?! Con razón Pantanoso parecía tan enojado, al parecer habían estado hablando de su primo... Probablemente por el penoso intento de subir al árbol de antes... Pero es que, si bien su pata había quedado dañada permanente, era una honorable herida de batalla... Un recuerdo, de cómo liberó al Clan del Río del senil Estrella Reluciente... Que ya había causado demasiados estragos en el Clan... Estrella de Serpiente era un líder muy amado en el clan, dedicado, amoroso y gentil, pero también siempre tomaba las decisiones que fueran mejores para sus gatos... Él... Junto a Pantanoso, eran un excelente par, el mejor equipo de líder y lugarteniente que podía haber en todo el bosque... Al menos eso pensaba ella, por eso le indignaba ver cómo aquella gata observaba al líder tricolor... Cómo si fuera un cachorro enfermo. Su larga y espesa cola no dejaba de sacudirse, golpeando el suelo sonoramente, mientras la atigrada fulminaba con sus ojos glaciales a aquella gata blanca.
Al cabo de un rato, cesó... Recordó que debía cuidar a su aprendiza... Zarpa de Bosque,la buscó con la mirada en el lugar donde la había dejado... Seguía ahí?! Exactamente en el mismo lugar!! No sé había acercado a hablar con aquellos jóvenes... Pero como era posible... Por qué le tuvo que tocar semejante gata tan... Difícil... Lluvia Escarchada de por sí no era precisamente sociable... Pero cuando la situación lo ameritaba no decepcionaba, se adaptaba al grupo de gatos con quiénes tuviera que interactuar y cuánto menos no parecía muda, como la bola de pelos naranja... Estaba contemplando si intervenir o no, cuando la gata de pelaje mitad y mitad se volteó y parecía estarle hablando a Zarpa de Bosque... O al menos la había notado. Se limitó a seguir observando de lejos un poco más aliviada, y cautelosa, quería ver cómo reaccionaba su aprendiz.
Salpicadura de Trucha
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Salpicadura de Trucha escuchó con atención la historia de Zarpa Quebrada, sus ojos amarillos brillando con fascinación mientras ella relataba su enfrentamiento con el perro. Movió las orejas hacia adelante, claramente impresionado, y dejó escapar un suave ronroneo cuando ella le mostró el muñón de su cola con orgullo.
—Vaya, Zarpa Quebrada… creo que subestimé a la aprendiz del Clan del Trueno —comentó con una sonrisa ladeada, su tono un poco juguetón—. Sobreviviste a un perro y sigues aquí, más fuerte que nunca. Eso no es algo que muchos gatos puedan decir. —Sus ojos recorrieron brevemente la figura de la gata, como si estuviera evaluándola con admiración—. ¿Y sabes? Esa cola corta te hace ver... única. Hasta diría que adorable, aunque no sé si alguien tan ruda como tú apreciaría ese cumplido.
Cuando ella le permitió tocar su cola, Salpicadura de Trucha no perdió la oportunidad. Extendió una pata y la rozó con delicadeza.
—Es más suave de lo que esperaba... ¡Apuesto a que te ahorras un montón de problemas con las zarzas! —agregó, soltando una leve risa antes de retirar la pata. Luego inclinó la cabeza hacia ella, con una chispa juguetona en los ojos—. Aunque admito que un poco más de cuidado no te vendría mal. Sería una pena perder a alguien como tú por andar metiéndote en problemas.
Justo entonces, notó que la mirada de Zarpa Quebrada se desviaba hacia otra aprendiza cercana. Siguiendo su línea de visión, Salpicadura de Trucha localizó a una pequeña gata de pelaje naranja largo que parecía estar espiando su conversación con orejas curiosas. Su postura tímida no le pasó desapercibida, pero tampoco pudo ignorar el interés en sus ojos.
En lugar de esperar, decidió tomar la iniciativa. Estiró su cuello ligeramente hacia ella y alzó la voz.
—¡Hola! ¿Te interesa lo que hablamos o simplemente no pudiste resistir la tentación de venir a espiarnos?
Con un parpadeo lento y un movimiento fluido de su cola, hizo una pausa antes de añadir:
—Vamos, no te quedes ahí sola. Zarpa Quebrada y yo estábamos en medio de una charla interesante, y seguro que tienes algo que aportar. ¿O será que prefieres observarnos desde las sombras? —El tono de su voz era cálido y juguetón, pero con un toque de provocación que podría animar incluso al gato más tímido a acercarse.
Luego, miró de reojo a Zarpa Quebrada, guiñándole un ojo con complicidad, como si ya supiera que esta inesperada interrupción haría la conversación aún más interesante.
—Vaya, Zarpa Quebrada… creo que subestimé a la aprendiz del Clan del Trueno —comentó con una sonrisa ladeada, su tono un poco juguetón—. Sobreviviste a un perro y sigues aquí, más fuerte que nunca. Eso no es algo que muchos gatos puedan decir. —Sus ojos recorrieron brevemente la figura de la gata, como si estuviera evaluándola con admiración—. ¿Y sabes? Esa cola corta te hace ver... única. Hasta diría que adorable, aunque no sé si alguien tan ruda como tú apreciaría ese cumplido.
Cuando ella le permitió tocar su cola, Salpicadura de Trucha no perdió la oportunidad. Extendió una pata y la rozó con delicadeza.
—Es más suave de lo que esperaba... ¡Apuesto a que te ahorras un montón de problemas con las zarzas! —agregó, soltando una leve risa antes de retirar la pata. Luego inclinó la cabeza hacia ella, con una chispa juguetona en los ojos—. Aunque admito que un poco más de cuidado no te vendría mal. Sería una pena perder a alguien como tú por andar metiéndote en problemas.
Justo entonces, notó que la mirada de Zarpa Quebrada se desviaba hacia otra aprendiza cercana. Siguiendo su línea de visión, Salpicadura de Trucha localizó a una pequeña gata de pelaje naranja largo que parecía estar espiando su conversación con orejas curiosas. Su postura tímida no le pasó desapercibida, pero tampoco pudo ignorar el interés en sus ojos.
En lugar de esperar, decidió tomar la iniciativa. Estiró su cuello ligeramente hacia ella y alzó la voz.
—¡Hola! ¿Te interesa lo que hablamos o simplemente no pudiste resistir la tentación de venir a espiarnos?
Con un parpadeo lento y un movimiento fluido de su cola, hizo una pausa antes de añadir:
—Vamos, no te quedes ahí sola. Zarpa Quebrada y yo estábamos en medio de una charla interesante, y seguro que tienes algo que aportar. ¿O será que prefieres observarnos desde las sombras? —El tono de su voz era cálido y juguetón, pero con un toque de provocación que podría animar incluso al gato más tímido a acercarse.
Luego, miró de reojo a Zarpa Quebrada, guiñándole un ojo con complicidad, como si ya supiera que esta inesperada interrupción haría la conversación aún más interesante.
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like on Jupiter and Mars
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Carpa Saltarina
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Carpa Saltarina sacudió la cabeza con cierta fuerza, saliéndose de su estupor.
Estaba en una asamblea, cierto.
Con un bostezo de flojera se levantó del pequeño lugar donde había encontrado para acurrucarse, con flojera movió los bigotes al tiempo que se relamía el hocico para un segundo después acicalarse el pecho.
Viéndolo mejor quizás había sido mejor idea no venir considerando que se la ha estado pasando todo el rato que llevaban aquí sin hacer nada, casi quedándose dormido.
Por otra parte tampoco es que tuviera mucha opción y bueno, rara vez se le daba por realmente salir así que porque no?
"Bueno" Pensó para sí en voz baja "Por esto".
Con un bufido finalmente se digno a pararse completamente y estirarse, dando otro bostezo para después decidirse por caminar alrededor, realmente no conocía a muchos sino que a nadie de los otros clanes, él no era realmente de unirse a patrullas que no fueran de cacería y mucho menos meterse a platicar con algún otro extraño en los bordes.
Tampoco es que importara mucho, él era un gato algo avergonzado y había una buena probabilidad que la situación se volviese incómoda, misma razón por la que elegía no venir a asambleas.
Pero si ya estaba aquí lo mejor sería caminar alrededor, aunque sea a ver que pasaba, movió su cabeza hacia arriba para mirar al cielo, figurando que tenía algo de tiempo antes de que empezaran las formalidades.
"Quizás encuentre otro lugar para dormir" Se dijo para sí.
Estaba en una asamblea, cierto.
Con un bostezo de flojera se levantó del pequeño lugar donde había encontrado para acurrucarse, con flojera movió los bigotes al tiempo que se relamía el hocico para un segundo después acicalarse el pecho.
Viéndolo mejor quizás había sido mejor idea no venir considerando que se la ha estado pasando todo el rato que llevaban aquí sin hacer nada, casi quedándose dormido.
Por otra parte tampoco es que tuviera mucha opción y bueno, rara vez se le daba por realmente salir así que porque no?
"Bueno" Pensó para sí en voz baja "Por esto".
Con un bufido finalmente se digno a pararse completamente y estirarse, dando otro bostezo para después decidirse por caminar alrededor, realmente no conocía a muchos sino que a nadie de los otros clanes, él no era realmente de unirse a patrullas que no fueran de cacería y mucho menos meterse a platicar con algún otro extraño en los bordes.
Tampoco es que importara mucho, él era un gato algo avergonzado y había una buena probabilidad que la situación se volviese incómoda, misma razón por la que elegía no venir a asambleas.
Pero si ya estaba aquí lo mejor sería caminar alrededor, aunque sea a ver que pasaba, movió su cabeza hacia arriba para mirar al cielo, figurando que tenía algo de tiempo antes de que empezaran las formalidades.
"Quizás encuentre otro lugar para dormir" Se dijo para sí.
Estrella de Sauce
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“Maravillosamente tarde.” Pensó Estrella de Sauce, observando como las diversas manchas de colores cambiadas por la iluminación nocturna ya estaban ubicadas en su lugar, algunas más que otras. Los gatos del Clan de la Sombra no acostumbraban a ser los últimos en llegar, más bien y por la comodidad del túnel pasando por debajo del Sendero Atronador, eran los primeros. Esa noche, sin embargo, eso había cambiado, y aunque no planeaba que se hiciera un hábito, su rostro no marcaba alguna clase de molestia visible, sino más bien un poco de curiosidad.
“¿Estrella de Sauce?” —escuchó a su lado. Su estoica lugarteniente intentaba ocultar sus ansias de una manera que la líder, por ser su líder, notaba con claridad.
—Ah-ah, sin preocupaciones. —cuando la anaranjada volteó para mirarla, ésta tenía una expresión calmada en su mirar, que poco más y expresaba más claramente un brillo pícaro entre sus ojos resplandecientes como luciérnagas. Entonces, giró la cabeza y levantó más la cola con la intención de ser aún más visible para su clan. Y prosiguieron con la marcha hasta bajar al claro, dispersándose entre las sombras de los mismos, con la mirada centrada mientras en esa noche, por su tardanza, eran el centro de atención.
Estrella de Sauce iba a la cabeza y Susurro de Cuervo unos pasos hacia atrás, pegada al flanco. Su mirada seria contrastaba con la líder, que no había dejado que su cola caiga ni cuando estuvo a simple vista, ni dejó que su paso se apurase aún cuando hubieron varios ojos persiguiéndola. Ella iba a su ritmo, y era uno muy calmado. Hasta pareció saltar lento, ¿a lo mejor a propósito? Pero si un salto iba al propio ritmo de la gravedad. La molestia podría, aún así, persistir en su público.
—Saludos —maulló con voz melódica—, espero el Clan Estelar haya iluminado su camino durante la luna pasada —y fue cayendo el tono hasta su voz de siempre. Aprovechó ahora que los tenía a sus costados para observar todo con más paciencia, notando, de buenas a primeras, un destello blanco debajo de Estrella Rota—. Hmm, nuevas caras. —murmuró casi para sí misma, sin importarle que los demás la escuchasen. Cuando levantó la mirada, el rostro de Estrella Rota se veía ligeramente conflictuado. Recorrió la de los otros líderes, a ver si en aquellos iba a encontrar alguna pista de su malhumor, cuando encontró a Estrella de Zarza y su orgullosa postura, además de su pelaje más cuidado que la anterior luna. Aquello la instó a mirar hacia la tribuna y, para su sorpresa, los guerreros del Clan del Viento parecían haberse recuperado. Más buenas noticias.
—Ya que estamos todos, podemos dar comienzo a la Asamblea.—remarcó, levantando su hocico hacia todos los gatos debajo de ellos para que atendiesen. Tras su aviso, Estrella de Sauce levantó su postura sin moverse mucho de su lugar, y posó su mirada mayoritariamente sobre sus compañeros.
—El Clan de la Sombra ha estado bien abastecido esta última luna —recorrió las caras conocidas y luego las no tan conocidas de los demás clanes con aires livianos—. Mientras la ciénaga se contagia de los hermosos colores del bosque en esta estación, la comida sigue sin faltarnos. La caza es buena, y en cuanto a las hierbas estamos más que sobrados. La humedad hace sus maravillas.
Contenta, cerró los ojos un momento para saborear las palabras que acababa de comunicar. No era en todas las Asambleas que se podían dar espléndidas noticias, pero sí que en las últimas dos lunas los vientos corrieron a su favor. Sabía que no era suerte o cosa del azar, pues el Clan Estelar siempre la acompañó desde sus primeros pasos como líder. Estaba segura de que se trataba de Estrella Colmilluda, cuidándola igual que una madre, orientando sus pasos.
Esperó unos segundos más, y pronto, cierta pesadez se aposentó en sus ojos cuando volvió a abrirlos. ¿Qué era ese cambio de aires? Estrella de Sauce esperaba tenerlo controlado, pero no pudo evitar levantar la mirada al Manto Plateado unos momentos, como si esperase sentir un aroma cercano rodearla, o susurrarle que todo estaba bien.
—Lamentablemente —comenzó nuevamente, bajando lento la barbilla—, dos de nuestros formidables guerreros fallecieron. Pluma de Águila y Blima de Fuego. Éste último sacrificó su vida para defenderlos del posible ataque de un zorro. Pido, por ello, que estén alertas al guardar sus fronteras.
Tras unos momentos, el abundante pecho de Estrella de Sauce volvió a inflarse, inhalando el aire de la humedad que calmaba su pesar.
—Los sacrificios son necesarios, más nosotros que juramos con nuestra vida proteger nuestro clan. Dan más oportunidades a futuro, como Zarpa Solar, aprendiz que se nos unió a comienzos de la luna.
Ya acotando sus frases, Estrella de Sauce ablandó los músculos de su rostro hasta que una mueca totalmente pacífica quedase dibujada en su rostro. Cerró sus ojos a continuación e hizo un pequeño ademán de saludo con la cabeza antes de acomodarse sobre sus cuartos traseros y ajustar su peluda cola hacia sí, terminando con mirar a los líderes, a ver quién deseaba tomar su turno ahora.
“¿Estrella de Sauce?” —escuchó a su lado. Su estoica lugarteniente intentaba ocultar sus ansias de una manera que la líder, por ser su líder, notaba con claridad.
—Ah-ah, sin preocupaciones. —cuando la anaranjada volteó para mirarla, ésta tenía una expresión calmada en su mirar, que poco más y expresaba más claramente un brillo pícaro entre sus ojos resplandecientes como luciérnagas. Entonces, giró la cabeza y levantó más la cola con la intención de ser aún más visible para su clan. Y prosiguieron con la marcha hasta bajar al claro, dispersándose entre las sombras de los mismos, con la mirada centrada mientras en esa noche, por su tardanza, eran el centro de atención.
Estrella de Sauce iba a la cabeza y Susurro de Cuervo unos pasos hacia atrás, pegada al flanco. Su mirada seria contrastaba con la líder, que no había dejado que su cola caiga ni cuando estuvo a simple vista, ni dejó que su paso se apurase aún cuando hubieron varios ojos persiguiéndola. Ella iba a su ritmo, y era uno muy calmado. Hasta pareció saltar lento, ¿a lo mejor a propósito? Pero si un salto iba al propio ritmo de la gravedad. La molestia podría, aún así, persistir en su público.
—Saludos —maulló con voz melódica—, espero el Clan Estelar haya iluminado su camino durante la luna pasada —y fue cayendo el tono hasta su voz de siempre. Aprovechó ahora que los tenía a sus costados para observar todo con más paciencia, notando, de buenas a primeras, un destello blanco debajo de Estrella Rota—. Hmm, nuevas caras. —murmuró casi para sí misma, sin importarle que los demás la escuchasen. Cuando levantó la mirada, el rostro de Estrella Rota se veía ligeramente conflictuado. Recorrió la de los otros líderes, a ver si en aquellos iba a encontrar alguna pista de su malhumor, cuando encontró a Estrella de Zarza y su orgullosa postura, además de su pelaje más cuidado que la anterior luna. Aquello la instó a mirar hacia la tribuna y, para su sorpresa, los guerreros del Clan del Viento parecían haberse recuperado. Más buenas noticias.
—Ya que estamos todos, podemos dar comienzo a la Asamblea.—remarcó, levantando su hocico hacia todos los gatos debajo de ellos para que atendiesen. Tras su aviso, Estrella de Sauce levantó su postura sin moverse mucho de su lugar, y posó su mirada mayoritariamente sobre sus compañeros.
—El Clan de la Sombra ha estado bien abastecido esta última luna —recorrió las caras conocidas y luego las no tan conocidas de los demás clanes con aires livianos—. Mientras la ciénaga se contagia de los hermosos colores del bosque en esta estación, la comida sigue sin faltarnos. La caza es buena, y en cuanto a las hierbas estamos más que sobrados. La humedad hace sus maravillas.
Contenta, cerró los ojos un momento para saborear las palabras que acababa de comunicar. No era en todas las Asambleas que se podían dar espléndidas noticias, pero sí que en las últimas dos lunas los vientos corrieron a su favor. Sabía que no era suerte o cosa del azar, pues el Clan Estelar siempre la acompañó desde sus primeros pasos como líder. Estaba segura de que se trataba de Estrella Colmilluda, cuidándola igual que una madre, orientando sus pasos.
Esperó unos segundos más, y pronto, cierta pesadez se aposentó en sus ojos cuando volvió a abrirlos. ¿Qué era ese cambio de aires? Estrella de Sauce esperaba tenerlo controlado, pero no pudo evitar levantar la mirada al Manto Plateado unos momentos, como si esperase sentir un aroma cercano rodearla, o susurrarle que todo estaba bien.
—Lamentablemente —comenzó nuevamente, bajando lento la barbilla—, dos de nuestros formidables guerreros fallecieron. Pluma de Águila y Blima de Fuego. Éste último sacrificó su vida para defenderlos del posible ataque de un zorro. Pido, por ello, que estén alertas al guardar sus fronteras.
Tras unos momentos, el abundante pecho de Estrella de Sauce volvió a inflarse, inhalando el aire de la humedad que calmaba su pesar.
—Los sacrificios son necesarios, más nosotros que juramos con nuestra vida proteger nuestro clan. Dan más oportunidades a futuro, como Zarpa Solar, aprendiz que se nos unió a comienzos de la luna.
Ya acotando sus frases, Estrella de Sauce ablandó los músculos de su rostro hasta que una mueca totalmente pacífica quedase dibujada en su rostro. Cerró sus ojos a continuación e hizo un pequeño ademán de saludo con la cabeza antes de acomodarse sobre sus cuartos traseros y ajustar su peluda cola hacia sí, terminando con mirar a los líderes, a ver quién deseaba tomar su turno ahora.