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Bienvenido,
Ambientación
Estación sin Hojas ⸺ -3°C a 9°C
El paisaje de esta estación es más lúgubre de costumbre, todo se encuentra bajo una capa blanca de nieve y escarcha. Las presas son más precavidas de lo normal y se esconden de los guerreros que las necesitan para subsistir en esta dura estación: todo escasea, las presas, las hierbas. El frío se apodera de los largos días pero sobre todo de las largas noches donde los guerreros se acobijan en sus lechos, buscando consuelo entre sus compañeros debido a las bajas temperaturas y largas jornadas de cacería sin éxito.Se postea el resultado del Santa Secreto. Click aquí
El Invierno ha llegado
Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
¡Apertura! Sean bienvenidos
Lágrima Ambarina
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No había pasado demasiado tiempo desde lo transcurrido con la disputa que explotó en medio del campamento aquella noche entre su ex aprendiz, Salpicadura de Trucha, y el excavador hostil, Desmochado.
O tal vez si había pasado más del tiempo que sentía sobre sus hombros y quizás, simplemente aún su mente permanecía estancada en el momento.
Todavía recordando la viva imagen del gato destrozado, el olor fétido saliendo de sus fauces e impregnando sus narices durante días sin poder olvidar el aroma nauseabundo como si lo único que consumiera fuera carroña de lunas.
Y sus palabras… palabras despectivas cargadas de lo que pareciera ser gran resentimiento, odio y furia contenida, con secretos ocultos y verdades no descubiertas que buscan desahogarse con la hostilidad. Todo eso producido por un mismo residente, le había dejado una marca notoria en sus pensamientos.
Así que en aquellos momentos, en pleno manto nocturno y justo horas antes de la salida de los primeros rayos del sol, se dispuso a tomar una pequeña caminata, en búsqueda de poder calmar esa sensación que la carcomía.
Normalmente pensaría en ir más tarde, luego del patrullaje y la cacería. Pero sabía que siendo el caso, tendría que ocuparse primero de esos deberes, y el tiempo se iría volando, lo que significaría un callejón sin salida y repetir el mismo ciclo para el siguiente día, dejando su objetivo más lejos de lo pensado.
Con la fresca brizna recorriendo su pelaje y provocando un leve movimiento en sus bigotes, tomó ruta rumbo a los túneles donde sabía con exactitud que si o si encontraría a Desmochado. Por lo poco que conocía gracias a unas cuantas conversaciones con Pétalo Polvoriento, Desmochado mayormente jamás salía de aquellos pozos oscuros y estrechos, más allá de limitarse solo en las noches cuando todos dormían.
No le sorprendía teniendo en cuenta la hostilidad que presentaba el felino con el resto, pero se le hacía cuanto menos un poco... Raro.
Unos minutos luego finalmente alcanzo a visualizar el páramo, cubierto de diversos agujeros realizados por lo que pudieran ser relacionados con el trabajo hecho por las liebres, conejos y otro animal, pero en gran medida también fueron profundizados por los gatos a quienes habían dejado a cargo de esa labor tan peligrosa y polvorienta.
Detuvo sus pasos y alzó sus orejas, su cola arrastrando la tierra bajo sus zarpas, escaneando sus alrededores y oliendo los aromas en búsqueda de captar el olor fétido que por días se plasmó en su olfato.
— Desmochado, ¿Estás despierto?.
Pregunta en voz alta, buscando llamar la atención del susodicho, a la vez que intenta percibir ese pelaje mallugado entre la oscuridad de la noche.
O tal vez si había pasado más del tiempo que sentía sobre sus hombros y quizás, simplemente aún su mente permanecía estancada en el momento.
Todavía recordando la viva imagen del gato destrozado, el olor fétido saliendo de sus fauces e impregnando sus narices durante días sin poder olvidar el aroma nauseabundo como si lo único que consumiera fuera carroña de lunas.
Y sus palabras… palabras despectivas cargadas de lo que pareciera ser gran resentimiento, odio y furia contenida, con secretos ocultos y verdades no descubiertas que buscan desahogarse con la hostilidad. Todo eso producido por un mismo residente, le había dejado una marca notoria en sus pensamientos.
Así que en aquellos momentos, en pleno manto nocturno y justo horas antes de la salida de los primeros rayos del sol, se dispuso a tomar una pequeña caminata, en búsqueda de poder calmar esa sensación que la carcomía.
Normalmente pensaría en ir más tarde, luego del patrullaje y la cacería. Pero sabía que siendo el caso, tendría que ocuparse primero de esos deberes, y el tiempo se iría volando, lo que significaría un callejón sin salida y repetir el mismo ciclo para el siguiente día, dejando su objetivo más lejos de lo pensado.
Con la fresca brizna recorriendo su pelaje y provocando un leve movimiento en sus bigotes, tomó ruta rumbo a los túneles donde sabía con exactitud que si o si encontraría a Desmochado. Por lo poco que conocía gracias a unas cuantas conversaciones con Pétalo Polvoriento, Desmochado mayormente jamás salía de aquellos pozos oscuros y estrechos, más allá de limitarse solo en las noches cuando todos dormían.
No le sorprendía teniendo en cuenta la hostilidad que presentaba el felino con el resto, pero se le hacía cuanto menos un poco... Raro.
Unos minutos luego finalmente alcanzo a visualizar el páramo, cubierto de diversos agujeros realizados por lo que pudieran ser relacionados con el trabajo hecho por las liebres, conejos y otro animal, pero en gran medida también fueron profundizados por los gatos a quienes habían dejado a cargo de esa labor tan peligrosa y polvorienta.
Detuvo sus pasos y alzó sus orejas, su cola arrastrando la tierra bajo sus zarpas, escaneando sus alrededores y oliendo los aromas en búsqueda de captar el olor fétido que por días se plasmó en su olfato.
— Desmochado, ¿Estás despierto?.
Pregunta en voz alta, buscando llamar la atención del susodicho, a la vez que intenta percibir ese pelaje mallugado entre la oscuridad de la noche.
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
Can take my mind, I can take my mind.
Desmochado
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Se detuvo cuando sintio los callos en sus almohadillas molestarle. Levantando la zarpa para verla mejor, pudo ver, entre la oscuridad, a la perfeccion como uno de sus callos se abria y le provocaba una molesta. Desmochado gruño, dejando la zarpa en el suelo para mirar a su alrededor, la tierra completamente seca de los tuneles.
Se mediar palabra, por que ¿Quien lo escucharia en los tuneles? se agazapo para dejar solar saliva en el suelo, humedeciendo una pequeña porcion de la tierra a sus pies.
Genero un pequeño barro que se puso en su almohadilla como un ungünento para que la almohadilla no le moleste.
No fue hasta que su oreja sana se movio, escuchando una voz femina llamarlo desde la lejania, en otro de los tuneles. No era la voz de Petalo Polvoriento, sino de alguien mas, preguntando si estaba despierto. La pregunta le parecio absurda, pues claro que estaba despierto, la gran mayoria del tiempo estaba despierto, el sueño era para aquellos plebeyos que no tenian responsabilidades.
Con un gruñido, se volvio, tomando uno de los estrechos tueneles que los tuneleros cavaban para ellos mismos que unian los tuneles mas grandes. Como secretos tuneles secretos que habia debajo.
— ¿Que quieres? —.
Pregunto, apareciendo por el costado ciego de Lagrima Ambarina, cual gusano silencioso, su cabeza rojiza y sus ojos aquamarinos aparecieron de la nada en la oscuridad, dejando salir su cuerpo aerodinamico del pequeño tunel estrecho que los conectaba.
Con la cara desfigurada que llevaba, estaba seguro que a mas de uno le podria haber sacado un susto.
— Es demasiado temprano para usar los tuneles, lugarteniente —.
Especulo cuando termino de salir del tunel para ponerse frente a la lugarteniente anaranjada.
Se mediar palabra, por que ¿Quien lo escucharia en los tuneles? se agazapo para dejar solar saliva en el suelo, humedeciendo una pequeña porcion de la tierra a sus pies.
Genero un pequeño barro que se puso en su almohadilla como un ungünento para que la almohadilla no le moleste.
No fue hasta que su oreja sana se movio, escuchando una voz femina llamarlo desde la lejania, en otro de los tuneles. No era la voz de Petalo Polvoriento, sino de alguien mas, preguntando si estaba despierto. La pregunta le parecio absurda, pues claro que estaba despierto, la gran mayoria del tiempo estaba despierto, el sueño era para aquellos plebeyos que no tenian responsabilidades.
Con un gruñido, se volvio, tomando uno de los estrechos tueneles que los tuneleros cavaban para ellos mismos que unian los tuneles mas grandes. Como secretos tuneles secretos que habia debajo.
— ¿Que quieres? —.
Pregunto, apareciendo por el costado ciego de Lagrima Ambarina, cual gusano silencioso, su cabeza rojiza y sus ojos aquamarinos aparecieron de la nada en la oscuridad, dejando salir su cuerpo aerodinamico del pequeño tunel estrecho que los conectaba.
Con la cara desfigurada que llevaba, estaba seguro que a mas de uno le podria haber sacado un susto.
— Es demasiado temprano para usar los tuneles, lugarteniente —.
Especulo cuando termino de salir del tunel para ponerse frente a la lugarteniente anaranjada.
Lágrima Ambarina
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La paz y el cantar de los grillos entre el silencio resonante en sus alrededores se vió interceptado de manera repentina por un sonido en aquel lugar lleno de pequeños hoyuelos por todos sitios.
Inevitablemente la aparición tan inesperadamente repentina de una compañía terminó causando un pequeño salto sorpresivo de su parte, su pelaje erizandose por unos instantes.
Pronto la voz grave y el aroma fétido olor hizo razonamiento en su cabeza, dando a conocer la aparición del felino a quien estaba esperando por un rato en volver a encontrarse.
Rápidamente busco recobrar su figura autoritaria, carraspeando su garganta y tosiendo brevemente para simular un poco su anterior sobresalto, calmando su pelaje esponjado y volviendo alisarlo.
— Buenas noches Desmochado. — Saludó cortésmente, ignorando el tono contundente con el que el felino se dirigió a ella.
— Lo sé, por ahora no importa, después los revisaré en unos momentos más tarde. — Replicó, haciendo una pausa breve mientras pensaba en las palabras que comentaría.— Sin embargo, no estoy aquí por eso.— … —De hecho, si no te molesta, me gustaría conversar contigo.
Respondió, manteniendo su semblante serio y sereno, mientras el silencio retumbaba en su alrededor con solo el sonido de los grillos como manera de espera en la respuesta a su.. sugerencia .
Sus ojos limas manteniéndose mírando al frente, con atención a cada detalle, a cada movimiento, a cada reacción en el rostro desfigurado de su excavador, buscando una reacción de su parte que pudiera darle a entender su interés o desagrado a su petición
Inevitablemente la aparición tan inesperadamente repentina de una compañía terminó causando un pequeño salto sorpresivo de su parte, su pelaje erizandose por unos instantes.
Pronto la voz grave y el aroma fétido olor hizo razonamiento en su cabeza, dando a conocer la aparición del felino a quien estaba esperando por un rato en volver a encontrarse.
Rápidamente busco recobrar su figura autoritaria, carraspeando su garganta y tosiendo brevemente para simular un poco su anterior sobresalto, calmando su pelaje esponjado y volviendo alisarlo.
— Buenas noches Desmochado. — Saludó cortésmente, ignorando el tono contundente con el que el felino se dirigió a ella.
— Lo sé, por ahora no importa, después los revisaré en unos momentos más tarde. — Replicó, haciendo una pausa breve mientras pensaba en las palabras que comentaría.— Sin embargo, no estoy aquí por eso.— … —De hecho, si no te molesta, me gustaría conversar contigo.
Respondió, manteniendo su semblante serio y sereno, mientras el silencio retumbaba en su alrededor con solo el sonido de los grillos como manera de espera en la respuesta a su.. sugerencia .
Sus ojos limas manteniéndose mírando al frente, con atención a cada detalle, a cada movimiento, a cada reacción en el rostro desfigurado de su excavador, buscando una reacción de su parte que pudiera darle a entender su interés o desagrado a su petición
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
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Desmochado
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¿Revisar los tuneles?
A Desmochado le dieron ganas de reir grotescamente, no era para nada normal que la lugarteniente, si quiera el lider, aparecieran por los tuneles a menos que sea necesario un transito silencioso por debajo del territorio. El tema de guardias y tuneles era derivado casi exclusivamente a Petalo Polvoriento.
Giro su cabeza al escuchar que la anaranjada buscaba tener una conversacion con él, por muy diplomatica que suene al tunelero cicatrizado no le hacia ni pisca de gracia que le quiten el sagrado tiempo que apenas tenia en sus tareas.
— Esta bien, te escucho, solecito —.
Menciono de mala gana, dandose vuelta en su lugar mientras daba un latigazo de su cola. Y como de alguien nada interesado en lo que Lagrima Ambarina tenia para decir, sus ojos se pusieron a buscar fugas o grietas en las paredes de los tuneles, algo que necesite de un parche rapido para no tener que prestarle atencion.
Y asi fue como, vio una pequeña grieta seca en una pared del tunel, y como anteriormente hizo: termino escupiendo una pequeña cantidad de saliva de su desfiguradas fauces para generar un poco de barro.
— Espero que esto no la moleste, pero las grietas en los tueneles tienen sus importancias —.
Menciono amargamente, tomando un pedazo del barro creado para comenzar a untarlo en la grieta de la pared, moviendo sus orejas en direccion a la lugarteniente mientras esta hablaba, absorto mas en su tarea y en las voces que le daban molestia todos los dias en su mente demensial.
A Desmochado le dieron ganas de reir grotescamente, no era para nada normal que la lugarteniente, si quiera el lider, aparecieran por los tuneles a menos que sea necesario un transito silencioso por debajo del territorio. El tema de guardias y tuneles era derivado casi exclusivamente a Petalo Polvoriento.
Giro su cabeza al escuchar que la anaranjada buscaba tener una conversacion con él, por muy diplomatica que suene al tunelero cicatrizado no le hacia ni pisca de gracia que le quiten el sagrado tiempo que apenas tenia en sus tareas.
— Esta bien, te escucho, solecito —.
Menciono de mala gana, dandose vuelta en su lugar mientras daba un latigazo de su cola. Y como de alguien nada interesado en lo que Lagrima Ambarina tenia para decir, sus ojos se pusieron a buscar fugas o grietas en las paredes de los tuneles, algo que necesite de un parche rapido para no tener que prestarle atencion.
Y asi fue como, vio una pequeña grieta seca en una pared del tunel, y como anteriormente hizo: termino escupiendo una pequeña cantidad de saliva de su desfiguradas fauces para generar un poco de barro.
— Espero que esto no la moleste, pero las grietas en los tueneles tienen sus importancias —.
Menciono amargamente, tomando un pedazo del barro creado para comenzar a untarlo en la grieta de la pared, moviendo sus orejas en direccion a la lugarteniente mientras esta hablaba, absorto mas en su tarea y en las voces que le daban molestia todos los dias en su mente demensial.
Lágrima Ambarina
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Si bien la oscuridad le hacia complicado poder visualizar con claridad la mirada del gato, tenia la idea clara de que su presencia no era precisamente la mas recibida, incluso podía asegurar que el gato con cicatrices le hacia una mueca de desprecio entre las sombras. No podría esperar palabras más amables que no fueran más alla de solo el "saludo respetuoso".
Arrugó levemente el morro con ligera molestia e irritación en respuesta al apodo recibido, el cual no podia averiguar si era para molestarla de forma intencional o simplemente una clase de broma rara de Desmochado.
— ¿Solecito?, vaya apodo. — Respondió con un tono ligeramente sarcastico, antes de bufar levemente.
Su cola se agitó detrás de ella, mientras ve como Desmochado daba vuelta y caminaba en direccion a un a grieta cercana. Hizo un esfuerzo ante la falta de muestra de respeto que dio a ver el excavador, que no hizo más que pasarla de largo y centrar su atención en aquella grieta.
Un escalofrío de disgusto la recorrió al notar el escupitajo que Desmochado hecho para generar barro. Rápidamente sacudió su cabeza para fijar su atención en sus propias palabras.
— No importa, entiendo —Replicó con calma, antes de agregar— Verás, vine para charlar sobre la disputa que tuviste con Zarpa de Trucha.
—Me disculpo de antemano contigo por la disputa ocurrida —Empezo, haciendo una pausa—Escucha, quisiera poder saber que puedo hacer por ustedes. Entiendo perfectamente que las lunas anteriores no han recibido el merito que merecen. Eso sin mencionar los tratos quelos del clan han hecho,
Dijo, obsevando a Desmochado y esperando pacientemente una respuesta. Quería hacer algo por él, por sus excavadores, quería que tuvieran un trato más digno, y si fuera posible, poder mejorar la relación entre los tuneleros y los guerreros del clan. Lo último que necesitaban era que sus gatos, que vivian en el mismo territorio, en el mismo clan, tuvieran disputas y diferencias cuando tenian que permanecer unidos como una familia. Principalmente ahora, que la estacion de la hoja caída se avecinaba.
Arrugó levemente el morro con ligera molestia e irritación en respuesta al apodo recibido, el cual no podia averiguar si era para molestarla de forma intencional o simplemente una clase de broma rara de Desmochado.
— ¿Solecito?, vaya apodo. — Respondió con un tono ligeramente sarcastico, antes de bufar levemente.
Su cola se agitó detrás de ella, mientras ve como Desmochado daba vuelta y caminaba en direccion a un a grieta cercana. Hizo un esfuerzo ante la falta de muestra de respeto que dio a ver el excavador, que no hizo más que pasarla de largo y centrar su atención en aquella grieta.
Un escalofrío de disgusto la recorrió al notar el escupitajo que Desmochado hecho para generar barro. Rápidamente sacudió su cabeza para fijar su atención en sus propias palabras.
— No importa, entiendo —Replicó con calma, antes de agregar— Verás, vine para charlar sobre la disputa que tuviste con Zarpa de Trucha.
—Me disculpo de antemano contigo por la disputa ocurrida —Empezo, haciendo una pausa—Escucha, quisiera poder saber que puedo hacer por ustedes. Entiendo perfectamente que las lunas anteriores no han recibido el merito que merecen. Eso sin mencionar los tratos quelos del clan han hecho,
Dijo, obsevando a Desmochado y esperando pacientemente una respuesta. Quería hacer algo por él, por sus excavadores, quería que tuvieran un trato más digno, y si fuera posible, poder mejorar la relación entre los tuneleros y los guerreros del clan. Lo último que necesitaban era que sus gatos, que vivian en el mismo territorio, en el mismo clan, tuvieran disputas y diferencias cuando tenian que permanecer unidos como una familia. Principalmente ahora, que la estacion de la hoja caída se avecinaba.
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
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Mientras sus patas expertas sellaban la grieta que tenia a su lado, moviendo sus fauces desiguales en molestia, las palabras de Lagrima Ambarina lo sacaron de lugar. Debiendo detener lo que estaba haciendo para comprobar que era verdad lo que decia, ¿Acaso se estaba disculpando por... sus guerreros? Estaba claro que incluso para una mente demencial como la de Desmochado la disculpas de la gata parecian ajenas.
Como algo que ni él, ni los tuneleros, solian escuchar. "Lo siento" ¿Cuantas veces habia escuchado esas palabras? Estaba seguro que no completaba ni los dedos de su zarpa.
— ¿Por nosotros? —. Poso de nuevo sus zarpas delanteras en el suelo, girando su cabeza desfigurada confundido, — ¿Qué es lo que ustedes, corredores, pueden ofrecernos a nosotros? ¿Qué tienes tu para ofrecerme a mi? —.
Su cabeza se ladeo en una forma extraña, provocando que una jaqueca dolorosa apareciera detras de sus orejas, dejando escapar un gruñido de queja, el tunelero golpeo su cabeza con una de sus zarpas en un intento de quitarse el dolor con mas dolor.
El dolor propio de la fotofobia lo trajo de nuevo a un estado semi violento, una fiera que de no tener un collar atado en su cuello podria acabar, o intentarlo, con la felina delante de él. Sus cambios de humor, repentinos y erraticos, lo volvian una amenaza.
— ¿Sabes lo que se siente ser escondido aqui como una presa en descomposicion? Trabajando en la oscuridad hasta que tus ojos se pudran, el sol quemando nuestras pieles sensibles —. Ataco dirigiendo su erratica mirada a la lugarteniente, — Estos tuneles no deberian existir, pero son ustedes, los guerreros egoistas que nos mantinen trabajando para mantener sus preciados tuneles —.
Erratico se acerco rapidamente hacia la lugarteniente, fijando sus ojos azulados sobre la cabeza de ella, sus pupilas dilatadas de la oscuridad, unos hermosos ojos si no pertenecieran a un desfigurado rostro. Y aun asi, parado en su maxima altura no era mas alto que la gata que le quitaba varios centimetros mas de altura, pero no importaba porque al final su aliento calido golpeaba contra el pelaje del cuello de Lagrima Ambarina.
— Pero si hay algo que puedes hacer por mi —. Hablo ronco, como si lo que estaba por decir fuera una amenaza, un mal trato que aceptar. — Tengo una venganza pendiente, quiero que me enseñes a pelear como un guerrero —.
A pesar de las largas lunas de su evento sucedido, de su rostro desfigurado, el nombre de su atacante aun seguia estando presente en su mente. Pantanoso, Pantanoso, Pantanoso. Lo unico que soñaba era con tener al lugarteniente del Clan del Rio sangrando debajo de su cuerpo.
Como algo que ni él, ni los tuneleros, solian escuchar. "Lo siento" ¿Cuantas veces habia escuchado esas palabras? Estaba seguro que no completaba ni los dedos de su zarpa.
— ¿Por nosotros? —. Poso de nuevo sus zarpas delanteras en el suelo, girando su cabeza desfigurada confundido, — ¿Qué es lo que ustedes, corredores, pueden ofrecernos a nosotros? ¿Qué tienes tu para ofrecerme a mi? —.
Su cabeza se ladeo en una forma extraña, provocando que una jaqueca dolorosa apareciera detras de sus orejas, dejando escapar un gruñido de queja, el tunelero golpeo su cabeza con una de sus zarpas en un intento de quitarse el dolor con mas dolor.
El dolor propio de la fotofobia lo trajo de nuevo a un estado semi violento, una fiera que de no tener un collar atado en su cuello podria acabar, o intentarlo, con la felina delante de él. Sus cambios de humor, repentinos y erraticos, lo volvian una amenaza.
— ¿Sabes lo que se siente ser escondido aqui como una presa en descomposicion? Trabajando en la oscuridad hasta que tus ojos se pudran, el sol quemando nuestras pieles sensibles —. Ataco dirigiendo su erratica mirada a la lugarteniente, — Estos tuneles no deberian existir, pero son ustedes, los guerreros egoistas que nos mantinen trabajando para mantener sus preciados tuneles —.
Erratico se acerco rapidamente hacia la lugarteniente, fijando sus ojos azulados sobre la cabeza de ella, sus pupilas dilatadas de la oscuridad, unos hermosos ojos si no pertenecieran a un desfigurado rostro. Y aun asi, parado en su maxima altura no era mas alto que la gata que le quitaba varios centimetros mas de altura, pero no importaba porque al final su aliento calido golpeaba contra el pelaje del cuello de Lagrima Ambarina.
— Pero si hay algo que puedes hacer por mi —. Hablo ronco, como si lo que estaba por decir fuera una amenaza, un mal trato que aceptar. — Tengo una venganza pendiente, quiero que me enseñes a pelear como un guerrero —.
A pesar de las largas lunas de su evento sucedido, de su rostro desfigurado, el nombre de su atacante aun seguia estando presente en su mente. Pantanoso, Pantanoso, Pantanoso. Lo unico que soñaba era con tener al lugarteniente del Clan del Rio sangrando debajo de su cuerpo.
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Por unos minutos sintió alivio y esperanza de que sus palabras hubieran penetrado en la cabeza terca y errática del excavador, la sensación de regocijo de haber conseguido aplacar su actitud hostil e instarlo a un comportamiento más agradable con quienes quería que se considerarán compañeros.
Compañeros de apoyo, para ayudarse, socorrerse. Hubiera esperado una reacción diferente del desfigurado felino, si bien sabía que ese gato no era precisamente la clase de gato que podría ser considerado como "amistoso", no pudo evitar pensar en que tendría una reacción menos hostil, algo más... amable.
Las siguientes palabras de Desmochado resonaron en sus oídos, causando una sensación de un enorme peso invisible callendo abruptamente sobre su lomo.
"¿Qué tienes tu para ofrecerme a mi?"
¿Qué tenía ella para ofrecer? ¿Qué podría dar para enmendar las lunas que fueron posiblemente el peor sufrimiento mental y físico para ellos? ¿Cómo podría sanar esa repulsión que sus guerreros habían generado hacía sus excavadores que tanto hacían pero poco recibían?
Tan perdida en búsqueda de una respuesta, la reacción más repentina y extraña sucedió, sobresaltandose al notar al gato golpearse a si mismo de una manera que le preocupó pudiera hacerse más daño del que ya estaba hecho. Intentó acercarse, pero sus patas parecieron pegarse firmemente bajo su cuerpo, como si la tierra estuviera sujetando firmemente sus zarpas en su superficie.
Palabra tras palabra eran fuertes golpes a su honor, zarpazos duros dados en su orgullo y dañando sus promesas que había dado a sus ancestros al obtener su rango guerrero, el código que había respetado y procurado cumplir con sus propias promesas, que ahora se hicieron añicos al comprender que su ignorancia le prohibio observar más allá de la seguridad del campamento.
El acercamiento tan amenazante hubiera asustado a cualquier gato, ella no negaría que su valentía alcanzó a tambalear, alerta a cualquier señal de un posible ataque. Desmochado no era alguien con quien había que bajar la guardia y ella lo sabía, un simple parpadeo y sus cambios de humor y acciones ariscas podrían significar un zarpazo mortal en su garganta.
Sin embargo, pesé a su duda, su actitud fue serena y calmada, permaneciendo su actitud indiferente a la agresividad y tensión del ambiente, conectando su mirada lima con los bellos ojos verdosos opacados por el desfiguramiento de la cara del macho más joven.
Se mantuvo en silencio, sin decir palabra alguna ni desviar su mirada del excavador en ningun momento. El silencio siendo su acompañante en aquel ambiente cargado de una sensación desconocida, extraña mezcla de peligro y tensión, su mirada fija en los ojos de su contrario, como si buscará encontrar algo más en esa mirada cargada de cólera y resentimiento.
Después de unos minutos que parecieron extenderse a una eternidad, su voz tranquila y sedosa rompió el silencio que se formó entre ambos.
— Tienes razón, Desmochado. No tengo idea de que es vivir bajo la tierra, recibiendo la luz del sol en la piel y la ceguera en los ojos. — La unica penumbra a la que ha estado sometida ha sido a la soledad. — No puedo dejar que los tuneles permanezcan sin cuidado. Sin embargo... — ... — Haré lo posible porqué sus condiciones sean mejores. Me aseguraré que tengan un lugar durante las comidas, y que reciban el trato digno y de respeto que merecen, su labor tiene que ser respetada y reconocida al igual que un guerrero, ustedes también son parte del Clan del Viento y deben de ser tratados como tal.
Respondió, manteniendo el silencio sostenido por un momento, reflexionando en la petición pedida del gato, que sin vacilación directamente pidió entrenamiento para cometer una venganza... ¿contra quién o qué? No tenía idea de que era lo que sucedía en la cabeza retorcida del tunelero, Él debía tener sus razones, si, pero tampoco podía aceptar tan sencillamente. Sus decisiones son poderosas, y cualquier error podría significar un daño a su clan.
—La fuerza no debe de utilizarse para la venganza, Desmochado. —Acercó un paso, quedando frente a frente del gato, dejando en claro que no planeaba responder tan sencillamente a su actitud hostil, mostrando la fuerza de voluntad que mantenía a flote para comprender sus intenciones— Puedo enseñarte a entrenar como un guerrero, tal cual lo deseas, sin embargo, no puedo hacerlo si lo que quieres hacer es emplear esa fuerza y habilidad para provocar daño.
Espero, el fresco de la madrugada cubriendo su cuerpo, haciendo el sacudimiento suave y lento de su pelaje, mientras sus pulmones se llenaban de la agradable brisa que los rodeaba mezclado con el aroma almizcle y fétido de Desmochado que se revolvía en el aire.
Compañeros de apoyo, para ayudarse, socorrerse. Hubiera esperado una reacción diferente del desfigurado felino, si bien sabía que ese gato no era precisamente la clase de gato que podría ser considerado como "amistoso", no pudo evitar pensar en que tendría una reacción menos hostil, algo más... amable.
Las siguientes palabras de Desmochado resonaron en sus oídos, causando una sensación de un enorme peso invisible callendo abruptamente sobre su lomo.
"¿Qué tienes tu para ofrecerme a mi?"
¿Qué tenía ella para ofrecer? ¿Qué podría dar para enmendar las lunas que fueron posiblemente el peor sufrimiento mental y físico para ellos? ¿Cómo podría sanar esa repulsión que sus guerreros habían generado hacía sus excavadores que tanto hacían pero poco recibían?
Tan perdida en búsqueda de una respuesta, la reacción más repentina y extraña sucedió, sobresaltandose al notar al gato golpearse a si mismo de una manera que le preocupó pudiera hacerse más daño del que ya estaba hecho. Intentó acercarse, pero sus patas parecieron pegarse firmemente bajo su cuerpo, como si la tierra estuviera sujetando firmemente sus zarpas en su superficie.
Palabra tras palabra eran fuertes golpes a su honor, zarpazos duros dados en su orgullo y dañando sus promesas que había dado a sus ancestros al obtener su rango guerrero, el código que había respetado y procurado cumplir con sus propias promesas, que ahora se hicieron añicos al comprender que su ignorancia le prohibio observar más allá de la seguridad del campamento.
El acercamiento tan amenazante hubiera asustado a cualquier gato, ella no negaría que su valentía alcanzó a tambalear, alerta a cualquier señal de un posible ataque. Desmochado no era alguien con quien había que bajar la guardia y ella lo sabía, un simple parpadeo y sus cambios de humor y acciones ariscas podrían significar un zarpazo mortal en su garganta.
Sin embargo, pesé a su duda, su actitud fue serena y calmada, permaneciendo su actitud indiferente a la agresividad y tensión del ambiente, conectando su mirada lima con los bellos ojos verdosos opacados por el desfiguramiento de la cara del macho más joven.
Se mantuvo en silencio, sin decir palabra alguna ni desviar su mirada del excavador en ningun momento. El silencio siendo su acompañante en aquel ambiente cargado de una sensación desconocida, extraña mezcla de peligro y tensión, su mirada fija en los ojos de su contrario, como si buscará encontrar algo más en esa mirada cargada de cólera y resentimiento.
Después de unos minutos que parecieron extenderse a una eternidad, su voz tranquila y sedosa rompió el silencio que se formó entre ambos.
— Tienes razón, Desmochado. No tengo idea de que es vivir bajo la tierra, recibiendo la luz del sol en la piel y la ceguera en los ojos. — La unica penumbra a la que ha estado sometida ha sido a la soledad. — No puedo dejar que los tuneles permanezcan sin cuidado. Sin embargo... — ... — Haré lo posible porqué sus condiciones sean mejores. Me aseguraré que tengan un lugar durante las comidas, y que reciban el trato digno y de respeto que merecen, su labor tiene que ser respetada y reconocida al igual que un guerrero, ustedes también son parte del Clan del Viento y deben de ser tratados como tal.
Respondió, manteniendo el silencio sostenido por un momento, reflexionando en la petición pedida del gato, que sin vacilación directamente pidió entrenamiento para cometer una venganza... ¿contra quién o qué? No tenía idea de que era lo que sucedía en la cabeza retorcida del tunelero, Él debía tener sus razones, si, pero tampoco podía aceptar tan sencillamente. Sus decisiones son poderosas, y cualquier error podría significar un daño a su clan.
—La fuerza no debe de utilizarse para la venganza, Desmochado. —Acercó un paso, quedando frente a frente del gato, dejando en claro que no planeaba responder tan sencillamente a su actitud hostil, mostrando la fuerza de voluntad que mantenía a flote para comprender sus intenciones— Puedo enseñarte a entrenar como un guerrero, tal cual lo deseas, sin embargo, no puedo hacerlo si lo que quieres hacer es emplear esa fuerza y habilidad para provocar daño.
Espero, el fresco de la madrugada cubriendo su cuerpo, haciendo el sacudimiento suave y lento de su pelaje, mientras sus pulmones se llenaban de la agradable brisa que los rodeaba mezclado con el aroma almizcle y fétido de Desmochado que se revolvía en el aire.
— Can I? Can I?; I do I do; I can, I can; Do I? Do I?
Can take my mind, I can take my mind.